lunes, 29 de noviembre de 2010

Vuelo panorámico del Everest. Frente al techo del mundo


Sin duda uno de los principales atractivos de Nepal es el Everest. La forma “tradicional” de verlo consiste en realizar el trekking que lleva hasta el campo base. Para ello hay que tener buena forma física, buena aclimatación y las semanas necesarias para esta, por otra parte fascinante, experiencia. Los más afortunados lo conocen aun más de cerca al escalarlo.


Muchos años han pasado desde que el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay (1953) hollaran la cima más alta del mundo (8.850 metros). Más aun desde que, si fuera cierto, los ingleses George Mallory e Irvin lo hicieran por primera vez en 1924. Si los británicos hicieron o no cumbre en el Chomolungma (Everest) nunca lo sabremos. O quizá si, cuando aparezca la cámara de fotos que podría desvelar el misterio. Sus cuerpos fueron encontrados cerca de la cima hace poco en una expedición organizada para hallarlos, pero de la cámara de fotos, de momento nada.


Actualmente es mucho más sencilla y menos sacrificada la contemplación del Everest. Se trata de la experiencia que permite sobrevolar el Himalaya y el Everest mediante alguno de los vuelos panorámicos turísticos (Mountain flight) que a diario despegan del aeropuerto de Katmandú. Previo pago de unos 160 dólares a alguna de las compañías que lo organizan (Yeti airlines, Buddha Air, etc.), sólo se requieren tres cosas: la cámara de fotos, condiciones climatológicas aptas y una enorme paciencia en el aeropuerto.


El vuelo dura unos 45 minutos y permite contemplar algunas de las máximas alturas del planeta. Se vuela sobre los picos nevados de la vertiente nepalí de la cordillera del Himalaya (Shisha Pangma, Cho-Oyo, Sagarmatha –Everest-, Lhotse, Makalu, etc. También se observan: Annapurnas, Manslu, Kanchenjunga, etc.). Las ventanas de los pasajeros permiten una excelente contemplación de este mar de picos por encima de 6.000 metros de altitud, si bien están bastante rayadas y la calidad-nitidez fotográfica puede dejar mucho que desear. La experiencia y las sensaciones, eso si, no tienen ni un arañazo. Una vez sobre el Himalaya, el piloto permite acceder de uno a uno a la cabina para contemplar una panorámica mayor (y con cristales limpios y transparentes). ¡Inolvidable!


Los vuelos se realizan cada mañana desde las 6,30 horas hasta las 10 h., cuando las condiciones meteorológicas son más benignas. Es preciso tener en cuenta que el Everest está situado a más de 200 kilómetros de Katmandú y que, además hay una diferencia de altitud considerable entre la capital de Nepal (1.400 metros) y el Everest (8.850 m.) con lo que las condiciones de visibilidad sólo se conocen con certeza tras el vuelo de inspección que las compañías realizan antes de fletar el primer vuelo con pasajero. Las condiciones son además muy cambiantes y la cordillera, y especialmente los picos más altos, pueden cubrirse de nubes o despejarse en cuestión de un abrir y cerrar de ojos. A eso hay que unir el tráfico del aeropuerto, la dudosa coordinación de slots, etc… incluso con la tarjeta de embarque en la mano te pueden cerrar inesperadamente la puerta de embarque y cancelar el vuelo en las narices. Como de hecho ocurrió con dos de los tres aviones en los que íbamos. Suerte que al día siguiente los otros dos aviones pudieron mostrar la belleza de Chomolungma a sus pasajeros... En cualquier caso bien vale la pena intentarlo, pues el Everest no se tiene cara a cara todos los días.
Os dejo algunas fotos con las que trato de mostraros la belleza del Himalaya, el Everest (foto apertura) y el vuelo panorámico (a pesar de los arañazos en el cristal…).

viernes, 26 de noviembre de 2010

Chitwan, el reino nepalí de las mariposas


Los safaris a pie siempre me han parecido una actividad excitante. Caminar en un medio en el que el bicho extraño eres tu, siempre tiene su cosa. Es esa mezcla equilibrada entre riesgo y expectación por encontrar lo que uno anhela fotografiar. En esta ocasión se trata de realizar un safari a pie en el Parque Nacional Royal Chitwan, concretamente entre el centro de cría de Gaviales y el Narayani Safari Lodge. Una hora y media de caminata por territorio de tigres de Bengala, osos perezosos, leopardos, rinocerontes asiáticos, cocodrilos, gaviales, etc. Toparse con un tigre o un leopardo es altamente improbable dado el carácter nocturno de estos animales pero nunca se sabe….


Entre los lugareños el más temido de todos es el oso perezoso. Para entendernos este oso, de pequeño tamaño y pelaje negro, es el famoso Baloo de El Libro de la Selva, el inseparable amigo de Mowgli, el niño protagonista de la novela del premio nobel Kipling, quien ambientó aquí su historia. Se trata de una especie de oso bastante agresiva y el ataque más frecuente entre los habitantes de Chitwan. Mejor no encontrarnos con él.
El segundo animal más temido dado que es fácil avistarlo durante la caminata es el rinoceronte asiático. Su mala visión se compensa con su agresividad y velocidad -40 kilómetros/hora-. Mejor tampoco toparse con uno frente a frente. La ventaja es que caminamos en grupo grande, y eso siempre es mejor y más seguro que hacerlo pocas personas. Esa es la teoría, ya que al poco de comenzar la caminata, los que cuatro de cola acabamos descolgados del grupo…


El recorrido se realiza por una pista abierta en la selva. Finalmente disfrutamos del safari sin sobresaltos y disfrutando de la exuberante naturaleza nepalí, bordeando zonas pantanosas en las que pudimos observar el cocodrilo asiático –aquí no vimos gavial-, jabalí y algunos chitales, aparte de infinidad de aves y sobretodo mariposas, muchas mariposas. Chitwan es un paraíso para los entomólogos. Hay censadas más de un centenar de especies diferentes de mariposas. Algunas del tamaño de la palma de la mano y todas de colores espectaculares.


Salimos del bosque finalmente a la orilla del Rapti, frente al lodge, exactamente una hora y media después de comenzar a caminar. Sólo resta cruzar el río en las canoas que ya nos son familiares para regresar al lodge y disfrutar de la panorámica sobre el río desde la terraza. La época de lluvias ya ha pasado y el río, aunque con buena anchura, no tiene en algunas zonas mucha profundidad. Me aposto en la barandilla prismático en mano con la esperanza de ver la aleta de algún delfín del Ganges, pero en esta parte del río es complicado.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Gaviales en el río Rapti, Nepal


Navegando por el río Rapti se pueden ver muchas cosas. Se observa la vida diaria de sus habitantes, la etnia Tharu. Las mujeres lavan la ropa y los niños juegan en sus orillas mientras algunos hombres pescan, gracias a la licencia gubernamental a bordo de finos y largos cayucos de madera. Pero también se observa mucha fauna, sobretodo aves, y algún cocodrilo. Estamos en el parque nacional Royal Chitwan, al sur de Nepal y lindando con India. Es la región nepalí del Terai. Un enclave estratégico que explica lo que en las próximas horas voy a observar. Sólo aquí es posible.


Es precisamente a bordo de esas balsas tradicionales de poco calado y gran esbeltez con las que se realizar los safaris fotográficos fluviales que ahora comparto con vosotros. Desde el Narayani Safari Lodge bajamos a la orilla del río, la misma por la que cruzamos ayer a lomos de elefante para montar en esta ocasión en una de estas barcas y descender 4 kilómetros aguas abajo hasta las inmediaciones del Centro de Cría de Gaviales que el parque posee en Kasara.


Se trata de un descenso muy tranquilo, perfecto para dar rienda suelta a la fotografía. Los pasajeros estamos confiados a pesar de la aparente fragilidad de la embarcación y del necesario achique de agua gracias a una esponjilla que el remero compagina con sus funcionas propias de patrón. Suerte que parece mostrar destreza en ambas cosas.
Durante el paseo, no faltarán modelos en forma de garcillas comunes, garzas grandes blancas, garcillas bueyeras, martinetes, cigüeñas negras –entre otras especies de cigüeñas-, incluso algún marabú, y los viajeros tarros canelos. Un ibis negro sobrevuela nuestras cabezas.
Desde sus ramas posadero preferidas observa siempre vigilante el martín pescador. En Chitwan existen 5 coloridas especies. Debajo, algunos limícolas recorrer el fango de la orilla sin cesar antes de emprender el vuelo a ras de agua hasta la otra orilla.


Siguiendo las acrobacias aéreas de un martín pescador de pecho blanco en la vertical de unos pequeños rápidos descubro en un banco de arena la silueta tranquila de un cocodrilo. Al acercarme observo que se trata de un gavial, una de las dos especies de cocodrilo residentes en el parque. El gavial (Gavialis gangeticus) es un cocodrilo que alcanza grandes dimensiones –algunos machos llegan a los cinco metros-. A pesar de su dentadura amenazante se alimenta exclusivamente de pescado. Por eso se encontraba compartiendo territorio alimenticio con el martín pescador. A ambos les gustan las aguas claras. Aunque de momento no he visto ninguno, también moran las orillas del Rapti los cocodrilos asiáticos de buen tamaño y hocico más corto que su pariente africano. Tampoco he tenido la fortuna de avistar alguno de los delfines del Ganges.


Al pasar los rápidos en un recodo del río ponemos pie a tierra para dirigirnos caminando hasta el centro de cría en cautividad de Gavial. En esta granja se cría miles de gaviales de todas las edades y tamaños, antes de ser reintroducidos en el medio natural. También tortugas terrestres. En sus piscinas es posible contemplar de cerca el curioso aspecto del hocico de los cocodrilos gaviales. Extremadamente estrechos y alargados. Parecería una flauta de no ser por la hilera de enormes dientes que flanquean ambas mandíbulas.
En el extremo poseen una protuberancia que en los machos adultos llega a ser del tamaño de una pelota de tenis. Paso un buen rato mirando estos curiosos animales, exclusivos del norte de India y Nepal. Algunos tienen el hocico partido fruto de una excesiva presión. Es tan fino que no soporte grandes esfuerzos ni tensiones, imposible pues dar muerte a una gran presa con esa “delicada” mandíbula, diseñada para pequeños peces.

Es hora de volver al lodge, pero no lo haré remontando el río en canoa sino caminando. Un safari fotográfico a pie por los dominios del tigre, el rinoceronte, el oso y el leopardo… pero eso os lo cuento mañana.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Safari en elefante por Chitwan, el mejor parque de Nepal.


Desde lo alto de un elefante las cosas se ven diferentes. Ofrece la fortaleza y la seguridad necesarias para adentrarse en la selva en busca del tigre de Bengala. Es como buscar una aguja en un pajar, pero es sin duda la mejor forma de hacerlo. En realidad son 125 las “agujas” desperdigadas en un pajar de 932 kilómetros cuadrados, la superficie del parque nacional Royal Chitwan, localizado al sur de Nepal. Es difícil pero vamos a intentar encontrarla…


Acabo de regresar de Nepal y allí, de momento, la selva e internet no son muy compatibles (por suerte, en muchos casos). No he podido por tanto compartir con vosotros las inmersiones en la impresionante naturaleza nepalí que he tenido la fortuna de hacer estos días atrás. La primera experiencia que quiero contaros es la de realizar un safari desde los lomos de un elefante.

Como bien decía antes el elefante asiático (igual que en algunos lugares del continente negro se hace con su pariente el elefante africano) es la mejor manera de ir en busca de fauna salvaje. Es el verdadero rey de la selva, al que todos respetan, y el mejor 4x4.


El día comienza pronto en Chitwan. En ésta época del año (octubre y noviembre son los mejores meses climatológicamente hablando para visitar Nepal) amanece a las 6,30 h. de la mañana. A las seis y media en punto me dispongo a subir a la silla-cesta de 4 plazas que tiene el elefante en su lomo y que espera cargar con sendas personas para comenzar el safari. Ya estamos los cuatro arriba. Nuestra particular manada está compuesta por siete elefantas y una cría que no se separará ni un minuto de la madre en las próximas dos horas de safari.
El primer momento intenso se produce nada más llegar a la orilla del río Rapti –junto al Narayani, los dos principales ríos del parque nacional-. Los elefantes no dudan en meterse en el agua (les encanta) para cruzar a la otra orilla, ya dentro de los límites del parque, y adentrarnos en la selva en busca de tigres y rinocerontes asiáticos. Una densa niebla cubre a estas horas el río, lo que produce una belleza añadida a estos momentos de suspense en el entorno selvático en busca del gran felino… En la otra orilla nos recibe una selva cerrada. La mandada se separa en busca de fauna, peinando la zona habrá más posibilidades de encontrar algo. En el dosel se escuchan incesantes miles de pájaros. También algunos monos (macacos o langures) se dejan oír y unos cuantos chitales (una de las cuatro especies de ciervo presentes) salen corriendo nuestro paso.


Muy pronto nos encontramos con uno de los platos fuertes de Chitwan, el rinoceronte asiático de un cuerno. Uno de los elefantes lo ha localizado entre el follaje selvático y avisa al resto. La presencia de los paquidermos hace que el rinoceronte salga a la orilla de un regato afluente del Rapti y busque la “seguridad” del agua. Es una especie mucho más hidrófila que los rinocerontes africanos. Aguas arriba del riachuelo hay dos rinocerontes más. Pasamos un buen rato fotografiándolos mientras el cuidador hace girar la posición del bien adiestrado elefante para que ninguno de los cuatro pasajeros pierda detalle de la escena.
Cruzamos el regato en el que sacia su sed un joven sambar y salimos a terreno más despejado con la esperanza de toparnos con algún tigre. El último se ha visto hace 10 días en este mismo sitio. Despejado de selva pero cubierto por hierbas de hasta 8 metros de altura. Suerte que el elefante se encarga de abrir camino… los pavos reales alzan el vuelo asustados a nuestro paso. Pasamos un rato buscando pero no hay suerte. Es hora de regresar al lodge. Quizá en el safari de la tarde…
En el parque nacional hay censados 408 rinocerontes y 125 tigres. También hay leopardos y el agresivo oso perezoso (no confundir con el perezoso americano). Ambos felinos, por su carácter nocturno y solitario, son muy difíciles de observar… por hoy hemos de contentarnos, que no es poco, con el encuentro con el gran rinoceronte asiático. La experiencia ha valido sin duda la pena.



MEJOR ÉPOCA: Octubre a enero. Preferentemente noviembre. Temperaturas primaverales que rondan los 20-25 ºC y cielos azules.

CONSEJOS FOTOGRÁFICOS: Un objetivo corto y luminoso para las fotografías en el interior de la selva. Los elefantes no detienen su paso (salvo que se lo indiquemos al cuidador) así que buena parte de las fotos del safari se realizan en marcha con el movimiento del elefante.
Un objetivo largo de 200 ó 300 mm. es suficiente para la fauna, a la que los elefantes se acercan bastante.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Bosque de los Tiles, laurisilva en La Palma


Existe un paisaje subtropical imponente a un par de horas de la península Ibérica. Un lugar escarpado y espectacular como pocos. De hecho es la isla más abrupta del mundo en su relación altitud/superficie…
En los insondables barrancos del norte de La Palma, orientadas al noreste, (sólo así son posibles), crecen los bosques de laurisilva palmeros. El más espectacular es sin duda el Bosque de los Tiles. No es el único; hay otros como el del Cubo de la Galga, etc. pero si el más importante. Tan importante que fue declarado Reserva de la Biosfera hace ya muchos años (1983), mucho antes de que la isla de la Palma lo fuera declarada en su totalidad (2002). Por aquel entonces se llamaba El Canal y los Tiles y luego fue ampliada notablemente en extensión y pasó a llamarse Reserva de la Biosfera de los Tiles (1998). Linda con el límite norte del parque nacional de la Caldera de Taburiente.



La ruta que recorre este bosque de laurisilva es una de las rutas senderistas de naturaleza tradicionales en La Palma y una de las del top ten canario. Es una ruta de dificultad muy variable, tanto como el punto hasta donde decidamos acometerla. La primera parte es en suave pendiente hasta una serie de miradores sobre el bosque de los Tilos y el barranco (mirador del Espigón Atravesado). Más arriba aguardan la montaña de los Pasos y las cascadas de los famosos Nacientes de Marcos y Cordero, pero llegar hasta allí exige muy buena forma física y superar un importante desnivel… La propuesta de hoy (la de los Nacientes os la cuento otro día para no fatigar vuestras piernas…) se ubica más abajo, a la entrada del barranco desde San Andrés.

La pista que sirve de trazado a la excursión –muy cerca del centro de interpretación- es cómoda y también os llevará hasta alguna cascada. Pasaréis bajo algún túnel y sobretodo os inmiscuiréis en uno de los mejores bosques canarios, mundo de laureles, viñátigos, fayas, brezos, etc., de helechos prehistóricos que son auténticos fósiles vivientes (como Woodwardia radicans). Un mundo verde que crece, como decía al principio, con la orientación noreste ¿por qué? Porque en esa zona de las islas más altas de Canarias, la humedad oceánica que trae el viento alisio (vientos del NE), se condensa al tocar la montaña y forma esa humedad ambiental necesaria para que se forme el bosque de niebla. Sólo así es posible la laurisilva.

MEJOR ÉPOCA: Todo el año.
Recomendable llevar capa de agua para la humedad ambiental.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El otoño en los Alpes Bávaros

 
El rey Luis II de Baviera, el rey Loco, es el más excéntrico y querido de los reyes alemanes. A este monarca se deben algunos de los castillos más espléndidos del país, entre ellos el primero que mandó construir, el impresionante castillo de Neuschwanstein (foto), en la región del Algaü, en los Alpes Bávaros.
Luis II (Ludwing II) vivió en el castillo de Hohenschwangau durante 17 años, donde pasaba temporadas en compañía del genial compositor Richard Wagner, de quien era mecenas, y fue allí donde materializó la construcción del castillo de Neuschwanstein, separado apenas 1 kilómetro. El fotogénico castillo inspiró al músico algunas de sus obras –igual que años más tarde lo hiciera a Walt Disney para el castillo de sus cuentos-.
 

Ambos castillos se encuentran enmarcados en uno de los escenarios más bellos de los Alpes Bávaros, elevándose sobre las praderas que rodean al pequeño pueblo de Schwangau. El marco es incomparable, con bosques, montañas y preciosos lagos de montaña. El otoño es una de las mejores épocas para conocerlo a través de infinidad de recorridos existentes que van desde simples paseos hasta largas travesías alpinas.

La mejor ruta
Una de las opciones más espectaculares es un recorrido circular de algo más de 3 horas que va desde la estación superior del teleférico Tegelbergbhan, a 1.720 metros de altitud. La ruta está señalizada con puntos azules y se adentra en la montaña, siempre en descenso, disfrutando de panorámicas espectaculares. La primera la encontramos ya al inicio, junto al hotel de montaña de Tegel. En días claros llega a verse Munich y los casi 3.000 metros del pico Zugspitze, el techo de Alemania.
La ruta comienza a descender por praderas alpinas con pinos negros hasta adentrarse en un abetal y trasponer la montaña y pasar al precioso valle del Pöllat en un paisaje muy alpino con vistas a los picos más altos del entorno, como el Säuling (2.047 m.) y los dosmiles que forman el telón de fondo de los lagos Alpsee y Schwansee.
 

Tras casi 2 horas el sendero llega atravesando un denso hayedo-abetal de magnífico colorido en esta época del año, al borde de la garganta de Pöllat. Para salvarla, incluso antes que el castillo se construyó un puente que el rey reformó y bautizó con el nombre de su madre: Marienbrück (puente de María). La actual construcción es un sólido puente de hierro (desde el que está hecha la fotografía del castillo) colgado a 92 metros de altura sobre el abismo de la garganta. Bajo el puente una cascada de 45 metros de altura.

Al cruzar el puente el visitante se topa con un sendero amplio y acondicionado, muy frecuentado por los turistas que se acercan al castillo bien caminando o bien en alguno de los carros tirados por caballos bávaros. Estamos muy cerca de la entrada del castillo. El sendero baja hacia la garganta par concluir en el aparcamiento situado en la base inferior del teleférico. Antes de bajar al teleférico podemos visitar el castillo de Neuschwastein (ojo que la entrada hemos de comprarla previamente abajo en el pueblo de Hohenschwangau, junto a los aparcamientos) y el castillo de Hohenschwangau, que desde octubre a marzo abre de 10 a 16 h. y de abril a septiembre de 9 a 18 h.

lunes, 8 de noviembre de 2010

La Laguna de Canaima


Con este post concluyo una primera serie sobre la impresionante naturaleza de Venezuela. Y ya que estamos en el parque nacional Canaima qué menos que dedicárselo a la laguna a cuyas orillas se ha desarrollado la pequeña población de Canaima, principal puerta de entrada a este espacio natural protegido.
La laguna es lugar de visita obligada pues quienes se acercan a contemplar el salto Angel suelen pernoctar en alguno de los sencillos pero acogedores alojamientos que se levantan con vistas a la laguna.

Es una laguna grande formada en el curso del río Carrao, en un terreno en el que el río se ramifica en varios brazos y forma islas de diversos tamaños y saltos de agua. La vista más característica de la laguna es la que se tiene desde sus orillas de arena rosada -debido a su composición cuarcítica- de espectaculares cascadas y un telón de fondo conformado por la silueta de los tres tepuyes que la escoltan: el Nonoy – tepui, el Kuravaina - tepui y el Topoche – tepui.


La visita principal a la laguna, que se puede hacer tranquilamente en media jornada, consiste en acercarse navegando en curiara hasta la base de las enormes cascadas Hacha, Wadaima, Golondrina y Ucaima. Algo más escondidos, a la izquierda de la isla Anatoly (la mayor), esperan otros saltos como el Sapo y el Sapito. Uno de los momentos más gratificantes de la visita a la laguna es el baño en estos dos saltos y la posibilidad de pasar por detrás de la cortina de agua del salto Sapo.

La laguna finaliza su extensión devolviendo las aguas al Carrao en el salto Ara. A partir de este punto el río continúa su fluir como un solo brazo de agua.


viernes, 5 de noviembre de 2010

El Salto Angel, la cascada más alta del mundo


Del Salto Angel sólo caben decir adjetivos superlativos. Una de las obras de arte de la naturaleza y, esto es valoración personal, la catarata más impresionante de cuantas existen. No sólo es la más alta, también la más impresionante por encima de otras como Iguazú o Victoria, que no es poca cosa. Supongo será el entorno en el que se encuentra, y que cuando uno la tiene frente a sus ojos no puede evitar verla en ese enclave montañoso, selvático…, en ese paisaje sublime, en definitiva, de la Gran Sabana de Venezuela y el parque nacional Canaima.
La cascada debe su nombre al aviador norteamericano Jimmy Angel y la forma en que la descubrió ya de por si es digna de la mejor novela de aventuras. De una búsqueda larga y constante tras varios años con esa mezcla de casualidad, valentía y perseverancia. Aquí os cuento quien fue Jimmy y cómo llegó hasta aquí con su avioneta.

Hasta su primera medición oficial llevada a cabo por una expedición de National Geographic, los rumores la llegaron a cifrar incluso en 1.600 metros de altura. Lo que si tuvo Jimmy Angel claro desde el primer momento es que era descomunal, en torno a 1 kilómetro de altura –como calculó por el altímetro de su avioneta-. Se equivocó por muy poco. ¡¡¡979 metros de altura!!. La cascada más alta del mundo.


¿Cómo llegar hasta el Salto Angel? sólo es posible disfrutar de esta maravilla de dos formas: o bien desde el aire o bien accediendo por río. En Canaima, la localidad más próxima al Salto Angel, existen empresas que organizan vuelos panorámicos en helicóptero y avioneta. No son baratos (sobre 200-300 dólares) pero os garantizo que ver la Gran Sabana, el Auyán-tepui y el Salto Angel no tiene precio. Es la forma más rápida.
La segunda es la navegación fluvial remontando primero el río Carrao y luego el río Churún hasta la isla Ratón. En la isla se desembarca y se camina unos 15 minutos por la selva hasta el balcón natural donde se encuentra el mirador Laime, frente al Salto Angel. También se puede contratar en las empresas de aventura y ecoturismo que existen en Canaima y suele durar 3 días con pernoctación en campamento selvático incluida. No me negaréis que la experiencia promete. Esos 3 días en la selva, dejándonos envolver progresivamente por el ambiente, hace que la percepción de la catarata cobre todavía más fuerza. Os lo recomiendo fervientemente.


Sólo cuando la tenemos delante podemos tener referencia exacta de su verdadera dimensión. Observar cómo en su caída el agua se evapora a mitad de camino y vuelve a condensarse antes de llegar al suelo. Y como siempre digo, es uno de esos lugares a los que ninguna fotografía ni ningún video hace verdadera justicia.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

El Auyán –Tepui, la montaña Sagrada de la Gran Sabana


El parque nacional Canaima se encuentra dividido en dos grandes sectores: oriental y occidental, separados por los ríos Akanán al norte y Keruai al sur. Cada sector es a su vez inmenso dentro de un parque en el que todo es grande. Paisajes similares de praderas, selva y tepuyes en ambos lados. La joya de la corona en el sector oriental, donde hay más tepuyes pero más “pequeños”, es el monte Roraima, el más alto de este espacio natural (2.763 metros).



Hoy quiero mostraros la joya occidental e icono del parque por lo que representa: el Auyán tepui. Es una montaña grande, muy grande. Sólo la cima tiene ¡¡más de 700 kilómetros cuadrados!! El aspecto es como el del resto de tepuyes, una montaña con farallón rocoso precámbrico (areniscas polícromas, cuarcitas y aglomerados) que emerge sobre la selva y presenta cima plana. Las dimensiones, en cambio, son únicas.
El Auyán-tepui, la montaña sagrada de los indígenas pemones que habitan la zona, está flanqueada por los ríos Akanán y Caroní al este y oeste respectivamente. Al norte linda con el Kuravaina tepui, el cerro Venado y el Kurún tepui, junto a la laguna de Canaima. Al sur el enorme Aprada Tepui.



El Auyán está escalonado en dos terrazas naturales, bien marcadas. El desnivel entre la primera y la segunda es muy fuerte mientras que entre la segunda y la cima se vuelve vertical. Sólo existe un sendero (si sólo uno) en un perímetro que rodea los 700 kilómetros de cima. La senda que permitió a Jimmy Angel poder descender tras su accidentado aterrizaje en la cumbre y que me permitió a mí emplearla como subida para coronar en noviembre de 2002 los 2.500 metros de altitud del punto más alto del tepui (cerro Libertador). Se necesita buena forma física y un duro trekking de 5-6 días para poder subir y bajar el Auyán tepui. Si podéis os recomiendo pasar al menos un par de días en la cima para poder apreciar y disfrutar la infinidad de plantas y animales endémicos que aquí viven. Plantas carnívoras, líquenes de formas inusitadas, ranas de tamaño diminuto y camuflaje perfecto… También los ríos y arroyos que recorren esa vasta cima con aguas negras, naranjas, rojas… selvas, barrancos (infinidad de barrancos), formaciones geológicas curiosísimas, etc. Si la cima del Auyán es un mundo.


Precisamente dos de los ríos que serpentean por la cima se desploman al vacío en el enorme, profundo y estrecho tajo del Cañón del Diablo. El río Churun se descuelga en la cabecera de esta garganta dando lugar a la cuarta cascada más alta del planeta (Churun meru). Más al norte se desploma el Salto Angel (Kerepakupai meru), que lleva el apellido del célebre piloto americano, desde los 979 metros de altitud que en 1949 midió una expedición del National Geographic. La verticalidad del Auyán hace que las cascadas no toquen suelo hasta encontrarse con el dosel selvático que coincide con la altitud de la base primera terraza. En otros tepuis también hay saltos de agua pero éstos se topan con la ladera de la montaña mucho más arriba.


En las faldas del Auyán se localizan las grutas de Kavac, otro tesoro bien guardado por la naturaleza hasta hace poco y uno de los puntos más visitados del parque nacional. Se llega en avión hasta Kavac.


Una experiencia única es volar hasta Uruyén o Kavac, al sur del tepui, y navegar después durante un par de días en curiara hasta la laguna de Canaima. Lo podéis contratar en cualquier agencia local y viviréis la selva en estado puro.


lunes, 1 de noviembre de 2010

Parque nacional Canaima


A Canaima llegué no por casualidad pero si de una forma casi inesperada. Poco o nada había leído sobre la zona antes de llegar y una vez aquí os aseguro que es uno de esos sitios de los que cuesta marcharse. Todavía hoy, casi 8 años después sin parar de viajar por la naturaleza de este mundo, he encontrado pocos lugares que le hagan sombra. Cada vez que escribo algo sobre Canaima se despierta en mí un sentimiento de nostalgia de difícil mitigación y que llevaré latente de por vida.

El parque nacional Canaima se encuentra en la vasta región de la Gran Sabana venezolana, al sur del Orinoco. Sus 30.000 kilómetros cuadrados le convierten en el sexto mayor del mundo en extensión, lindando con Guyana y Brasil. Geográficamente se encuentra en el escudo Guayanés y está considerado el suelo más antiguo del planeta. Se trata de grandes extensiones de hierba y selva, por las que fluyen un buen número de ríos y de la que emergen sus formaciones más emblemáticas: los tepuyes.
Los tepuyes son montañas de cima plana que se elevan hasta casi 3.000 metros los más altos (el monte Roraima con 2.800 metros) y que se caracterizan por la verticalidad de sus laderas rocosas. Son algo así como inmensas tartas que salieron de la selva hace 3.000 millones de años.


Pero el otro gran atractivo natural de Canaima son las cascadas y cataratas. Algunas se encuentran en el curso de ríos y arroyos, otras en la cabecera de lagunas y otros, los más altos y espectaculares, se descuelgan al vacío desde las cimas planas de los tepuyes. Entre estos últimos se encuentran dos de las cuatro cascadas más altas del mundo. La primera en el podium, con 979 metros de interminable caída: el Salto Angel. La otra es el Churun meru, con más de 700 metros.

Es territorio de un sinfín de especies de aves, reptiles y mariposas, pero también del jaguar, el rey de la selva en estas latitudes. También pumas, armadillos gigantes, osos hormigueros, perezoso de dos dedos, etc. El parque nacional cuenta con un elevadísimo número de endemismos de flora y fauna -más de 300 en la Gran Sabana-, muchos de ellos en las inaccesibles y aisladas cimas de los tepuyes que siguen incomunicados después de miles de años y que ha evolucionado como mundos aparte, tanto es así que cada montaña tiene sus propios endemismos, especies que sólo se pueden encontrar allí. 


Son varias las formas de visitar y adentrarse en la Gran Sabana, teniendo Puerto Ordaz, Ciudad Bolívar, Santa Elena y Canaima como vías aéreas de entrada. En Canaima hay bastante oferta de empresas locales de ecoturismo y aventura en las que se pueden contratar diferentes tours.

 
Existen cuatro visitas que os recomiendo por encima del resto y que os contaré en sucesivos post: dos expediciones de trekking y una expedición fluvial, aparte de la navegación y visita de las cascadas de la laguna de Canaima. Las expediciones de trekking son por una parte la que asciende hasta la cumbre del Roraima tepui –el más alto- y la segunda la que asciende hasta el Auyán tepui –el mayor de los tepuyes-.  La expedición fluvial lleva hasta la base del Salto Angel. Otra excursión indispensable y más breve es el sobrevuelo panorámico del Salto Angel.
Otros lugares de interés en este mundo perdido declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994 son la Quebrada de Jaspe y las grutas de Kavac, un mundo perdido –el de Arthur Conan Doyle que basó aquí su novela- que no deja indiferente a nadie.