miércoles, 29 de junio de 2011

Erg Chebbi, las dunas más altas de Marruecos

La Gran Duna alcanza los 200 metros de altura.

Creo que cada vez más me atrae el desierto en todas sus variedades. Algunos apuntes desérticos los reflejaré en futuros post sobre Túnez. Marruecos ofrece un Sahara diferente. Igual de bonito e interesante pero diferente. No hay dos desiertos iguales. Ni tan siquiera cuando hablamos de un mar de dunas. Nada se parecen las dunas naranjas de Kashar Gilane en Túnez o las dos grandes acumulaciones de dunas de Marruecos: Erg Chebbi y Erg Cheggaga. Dejo atrás las montañas del Atlas medio, con sus cedros y sus monos, para dirigirme hacia el Gran Sur donde me aguardan las dunas del Erg Chebbi, en Merzouga.
Se trata de las dunas más altas de Marruecos -la Gran Duna del Chebbi mide 200 metros de altura- y también las de perfiles más angulosos. Para conocerlas de cerca existen diferentes pistas y caminos que conducen hasta la entrada del desierto arenoso. Entre Rissani y Merzouga, dirección hacia el albergue Yasmina, sale una pista de 14 kilómetros que conduce hasta el borde de la arena.

Amanece en el desierto del Sahara marroquí.

Una vez allí las opciones son varias pero las más recomendables pasan por subirse en un dromedario para ver a amanecer –experiencia que cuesta unos 20-30 euros- o hacerlo a pie (que tampoco está mal9 y subir hasta alguna duna de las más elevadas para disfrutar con la salida o la puesta del sol. Otra opción es bordear el Erg Chebbi por el río de arena. Necesitaremos un vehículo 4x4 eso sí para llegar a buen puerto. O al mirador rocoso desde el que se disfruta de una bella panorámica de este mar de arena. Recomiendo dejarse guiar por alguno de los muchos bereberes que viven en la zona y que por un módico precio serán unos anfitriones excelentes.

martes, 28 de junio de 2011

Safari a pie por la Amazonía ecuatoriana


La Casa del Suizo, aunque parezca lo contrario, está en pleno Amazonas. El nombre de este lodge recuerda a Benny, el helvético que se instaló aquí en la década de los 80 después de su particular periplo por Sudamérica.
Ideó y construyó un lodge sencillo pero acogedor y muy bien situado a orillas del río Napo, la principal arteria fluvial de la cuenca amazónica ecuatoriana. El alojamiento domina un recodo del río ofreciendo una panorámica aérea excepcional sobre la selva y el río. Un verdadero gustazo el momento de relajarse en alguno de los balcones de madera sobre el Napo. El acceso desde Quito se realiza cruzando los Andes y adentrándose en la selva en un recorrido de 4 horas hasta Punta Ahuaho, en la orilla del río Napo y desde donde se ha de tomar una embarcación para llegar navegando al lodge tras 20 minutos. Sólo el recorrido para llegar ya vale la pena, con la variedad paisajística tan propia de este pequeño en dimensiones pero gran país sudamericano en lo que a ecoturismo y otras muchas cosas se refiere.



El lodge es el punto de partida idóneo para diferentes excursiones a la selva. Se pueden realizar caminatas por la selva para birdwatching, visitar un mariposario, visitar una comunidad indígena donde existe un centro de recuperación de primates (foto), o incluso actividades de aventura como descender el río en rafting con balsas de troncos. Toda una experiencia tan curiosa como buscar la casa de un suizo en el corazón del Amazonas…



Una de las zonas en las que realiza safaris fotográficos es un bosque primario, es decir, selva tropical en prefecto estado de conservación, original e inalterada. Durante el paseo, es necesario abrirse camino en la selva aprovechando los cursos de agua para no dañar la vegetación. Los ríos y arroyos son los senderos de la selva y éste es un buen ejemplo. Acabaremos de barro hasta las rodillas pero es parte del encanto amazónico (nos proveen de botas de agua a tal fin) y la mejor forma de seguir rastros, huellas y por qué no tropezarnos con algún jaguar o algún ocelote, como el de la foto que abre el post.



miércoles, 22 de junio de 2011

Los egipcios ¿primeros ecoturistas?


Siempre me he preguntado quien sería el primer ecoturista entre la infinidad de personajes que ha dado la historia ¿Humboldt, Darwin, Linneo, etc.?
A nivel etimológico habría que buscar un personaje contemporáneo a la definición de turismo, es decir, moderno. Si nos abstraemos al momento en el que la propia definición de turista y mucho más tarde, ecoturista, quedaron plasmadas y vamos a la esencia de la actividad que el ecoturismo representa: dedicar el tiempo de ocio a observar el medio natural, sus paisajes, su geología, su flora, su fauna, etc. es muy probable que nos remontemos muchos siglos atrás en busca de los primeros ecoturistas.

Todas las civilizaciones antiguas dedicaron a observar la naturaleza, y en ocasiones basaron casi exclusivamente su filosofía o razón de ser en la vida en torno a cuanto les rodeaba. Adoraron al sol, a la luna, a los animales, a las plantas. Aprendieron de ellos sus comportamientos, sus utilidades, sus aplicaciones. Los observaron activamente en definitiva.
Esto hicieron por ejemplo mayas, incas, chinos, etc. y la más antigua de todas: la civilización del antiguo Egipto.


Los antiguos egipcios observaron y plasmaron la naturaleza como nadie. Y quien se encargaba de ello de forma oficial fue la Escuela de Sacerdotes del Alto y el Bajo Egipto. De acuerdo en que no lo hacían ocupando su tiempo de ocio, o al menos no al final, pero quizá si antes de dedicarse a ello. Si fueron los primeros de quien se tiene constancia. Los escribas así lo plasmaron en las paredes y columnas de templos mediante inscripciones y jeroglíficos.
Los antiguos egipcios observaron a su entorno, el río Nilo, se fijaron en los seres vivos que les rodeaban: halcones, cobras, buitres, escarabajos, papiros, flores de loto, patos, leones, cocodrilos, juncos, cañas, palmeras datileras, antílopes órix, etc. Os cuento algunos casos concretos:
El escarabajo (Geber Ra) era el sol de mañana. Observaban que cuando salía el sol el escarabajo también lo hacía y desaparecía por la noche. Así cada día. Interpretaron que el escarabajo ayudaba al sol a subir a la bóveda celeste y se conviertió en animal sagrado. El escarabajo con alas se situaba junto al corazón del muerto y le ayuda así en su resurrección.
El dios Anubis era la deidad representada por un perro o coyote. Observaron que el coyote era un animal solitario que vivía en el desierto. El coyote miraba a los humanos a distancia, vigilante. Cuando una persona moría, el coyote se acercaba, lo desenterraba y era el único que se lo comía. Se le relacionó enseguida con la muerte, más concretamente como el guardián de la muertos pues consideraron que era el único capaz de vigilar y guiar al muerto en su viaje a través del desierto y presentar al muerto delante de los dioses el día del juicio final. Controlaba el peso del corazón del muerto en la “balanza del maat”.


 
El pato por ejemplo se relacionaba con el nacimiento de los faraones.
La flor de Loto (foto color) es una flor acuática que muestra un comportamiento que cautivó a los antiguos egipcios hasta el punto de convertirla en flor sagrada.
Cada noche con la puesta de sol la flor se cierra y se sumerge bajo las aguas del Nilo. Cuando amanece la flor emerge, se abre y va girando orientada al sol para, al llegar la noche, cerrarse y volverse a sumergir. Al día siguiente, con el sol, la flor de loto volvía a salir. Esto lo entendían como nacimiento y regeneración. Esencia misma de la vida egipcia.
La flor de loto es una planta originaria del Alto Egipto (sur de Egipto), era la flor primigenia, la flor sagrada empleada para representar al Alto Egipto.

La planta del Papiro es la planta primigenia del Bajo Egipto (norte o delta del Nilo). Al cortar la planta en sección vieron que el tallo tiene forma piramidal. Por otra parte al juntar tres pétalos de la misma planta y colocarlos de forma invertida de nuevo la figura representada era una pirámide. La pirámide, huelga decirlo, era la forma sagrada para el Antiguo Egipto.
En todos los templos egipcios hay siempre representados flores de loto en la parte sur (izquierda del templo) y plantas de papiro en la parte norte (derecha del templo).
El halcón (Horus) significaba el bien, animal protector de los cielos egipcios, y marido de la vaca (Hator) diosa del amor, la maternidad, la belleza…

Observaron que el buitre (Nejbed) era el animal que volaba más alto y que veía muy bien de lejos animales muertos, bajaba a comerlos y contribuía así a “limpiar” y purificar el ambiente, por lo que fue considerado el protector del cielo del Alto Egipto.
El animal sagrado del Bajo Egipto era por el contrario la cobra (waquet). En el delta del Nilo donde este animal encuentra su hábitat idóneo para vivir en sus zonas encharcadas, y juncales, producía muchas muertes por sus ataques. Los habitantes del Bajo Egipto pronto quisieron evitarlo adorándola. Decidieron venerarla y convertirla en el animal sagrado del Bajo Egipto. Pensaban que adorándola estaría contenta y se evitarían sus mordeduras.
Estos son sólo algunos ejemplos de la observación de la naturaleza hecha por esta fascinante civilización que no hicieron sino sustentar toda una filosofía de vida. Podemos decir que la naturaleza marcó definitivamente la noción y el objetivo de la vida en el Antiguo Egipto.
Observaron que el sol nace, muere al caer la noche y vuelve a nacer al día siguiente. La luna nace y muere cada noche.


El río Nilo presenta también cambios en el nivel de agua, con crecidas y bajadas en sus orillas que se traducían en la salud de sus cosechas. El río baja el nivel de agua y entre mayo y septiembre vuelve a crecer.
Las plantas que cultivaban nacían, crecían, daban cosechas y volvían a salir para dar una nueva cosecha.
Si todo lo que les rodeaba era cíclico, no es difícil pensar que ellos entendieran que con el hombre pasaba lo mismo. El hombre nacía, vivía, moría pero después volvería a nacer. Convencidos de ello tal y como les había mostrado la madre naturaleza, enfocaron pues su vida a preparar también el viaje a la otra vida una vez murieran. (embalsamientos, ofrendas, etc.). El viaje al Más Allá. Debían prepararse lo mejor posible para el viaje a la siguiente vida. Quizá no les falte razón.

lunes, 20 de junio de 2011

Lago Nasser, el mar interior nubio


Otro crucero basado en los monumentos egipcios pero con mayor componente de soledad es el que efectúan unos pocos barcos en las aguas del lago Nasser. El Nilo es represado en Aswan por una construcción de descomunales dimensiones un poco más arriba de donde los británicos levantaron la primera gran presa en el 1902; justo encima de donde se hallaba la primera catarata del Nilo. El lago Nasser dejó bajo sus aguas otras 6 cataratas más y muchos monumentos faraónicos. En las aguas del lago se encuentran los últimos cocodrilos del Nilo en tierras egipcias (por cierto existe un museo dedicado al cocodrilo en el templo de Kom Ombo). La baja población de estos reptiles y las extraordinarias dimensiones del lago hacen muy difícil verlos pero de nuevo no faltan a la cita infinidad de aves como las citadas anteriormente. Nadan en el lago el pez tigre y la perca del Nilo, uno de los mayores peces dulceacuícolas del mundo.

La construcción de la presa originó como he comentado la anegación de muchos de los monumentos faraónicos nubios, si bien algunos de ellos como los famosos templos de Abu Simbel, fueron movidos de su emplazamiento original para salvaguardarlos de las aguas. Abro un paréntesis para comentar que España participó en ese proyecto y como agradecimiento el gobierno egipcio regaló el templo de Debod a Madrid.



Bajo las aguas quedaron no sólo monumentos y templos sino que el rió sepultó al pueblo nubio que vivía a orillas del Nilo. El lago Nasser es en la actualidad el mayor embalse del mundo (¡¡6.000 kilómetros cuadrados de extensión y 500 kilómetros de longitud!!), con casi toda su extensión dentro de Sudán, país en el que se unen por cierto el Nilo Blanco que nace en el Lago Victoria (Uganda) y el Nilo Azul que nace en Etiopía.

Sólo navegan unos pocos barcos en el lago, casi todos cruceros de lujo (como el que muestra la foto atracado en Abu Simbel) y la duración de los cruceros entre Aswan y Abu Simbel es de 3, 4 ó 7 días. Al navegar por el Nasser la sensación de calma y soledad es extrema, casi similar a la que produciría caminar por el desierto que rodea las orillas de este enorme lago artificial. Sin embargo no faltan a la cita nutridos bandos de garzas de diferentes especies y la presencia de solitarias aves rapaces que sobrevuelan el limpio cielo azul del punto más meridional de Egipto.



Y Claro, estando en Egipto uno no tiene más remedio que visitar templos y monumentos correspondientes a esta enigmática civilización. Y encantado, claro está. Observando sus construcciones y sobretodo, sus grabados, pinturas, esculturas y representaciones, se ve una más que evidente manifestación de los diferentes elementos de la naturaleza. Mañana os cuento algunos buenos ejemplos.

domingo, 19 de junio de 2011

Crucero ecoturístico por el Nilo. Aves y templos


Acabo de regresar de Egipto. He estado unos días de trabajo acompañando a un grupo de clientes. Parte del viaje se centró en la navegación por el Nilo y allí me reencontré el paraíso ornitológico que el río de la vida para los egipcios supone para los amantes de la naturaleza. Siempre que navego el Nilo no puedo evitar pensar en Agatha Christie y en la fauna de sus orillas. No tienen relación entre ellas, pero por separado van unidas irremediablemente al río; al menos para mí.

A lo largo del río abundan las islas, islotes, bancales de arena, orillas exuberantes, plantaciones de caña, juncales, campos de cultivo… un lugar idóneo para infinidad de aves. Unas de las mejores zonas para observarlas son Elsebaia y Fares, regiones situadas entre Edfu y Kom Ombo -dos visitas obligadas en los cruceros turísticos que surcan el río visitando los fabulosos templos egipcios-.
Se observan con facilidad diferentes especies de rapaces y pequeños pájaros pero es en el apartado de las ardeidas donde la avifauna del gran río africano sobresale. Garza real, gran garza blanca, garza imperial, garceta común, garzón blanco, garcillas bueyeras, garzas estriadas, garcillas cangrejeras, etc. se observan por doquier volando de un lado al otro del río, pescando o posadas entre las rocas y la vegetación de la orilla e islotes. Durante el día se acercan incluso a los muelles y se posan en los barcos (abajo adulto garceta común) para alimentarse de los pececillos que se arriman a la sombra de las naves, pero el espectáculo llega como siempre con el vuelo al atardecer hacia los dormideros que sitúan en islas, alejadas del tránsito y el bullicio de los barcos y falúas. En la foto superior (hecha sin objetivo largo para mostrar la distancia real de observación) aparecen de izquierda a derecha garza imperial, gran garza blanca y garcilla cangrejera.

Distancia real de observación, sin zoom.

A todos aquellos que vayáis a realizar un crucero por el Nilo os recomiendo fervientemente llevar en el equipaje unos prismáticos. Entre visita y visita faraónica, los pasajeros de los barcos ocupan su tiempo en descansar, dormir buenas siestas para recuperarse de los madrugones a los que el fuerte calor egipcio obliga, y tomar el sol en la piscina de la cubierta. Desde la cubierta superior, prismático en mano, disfrutaréis de una excursión ecoturística con la que en principio no contabais. Y sin pagar suplemento, ni dejar el euro de propina que los egipcios piden de manera asfixiante por cualquier cosa a los turistas.

Adulto de Garceta común.

Navegan el río en cruceros de 4 noches (Luxor-Aswan) ó 3 noches (Aswan-Luxor) modernos barcos a motor con capacidad de 30-200 personas, pero una opción interesante es hacer el mismo recorrido en falucas o falúas. Se sacrifica en este caso la comodidad de los camarotes en los barcos por la navegación a vela y la posibilidad de acercarnos más a las aves. Como las falucas dependen del viento la estimación del viaje está en torno a una semana. Existe un híbrido entre faluca de gran tamaño y barco tipo crucero que poseen camarotes muy bien acondicionados y mucho más exclusivos (6-20 personas). La duración del viaje es también de 7 días, pero es la opción más cara de las tres.
La cubierta es un excelente observatorio de aves entre visita y visita

sábado, 11 de junio de 2011

La costa de las focas


Hammstangi, a unos 200 kilómetros al norte de Reykjavik, es parada obligada si nos interesan las focas. Allí se encuentra el museo dedicado a estos mamíferos marinos, una casa solitaria junto al pequeño puerto alberga una exposición con paneles, animales disecados y buena información ameniza el interior del caserón, afuera, algunas simpáticas tallas de madera decoran el desangelado jardín exterior. Esta casa museo de las focas es también el lugar para apuntarse a las salidas en barca para observarlas (unos 35 euros). Esta parte de la costa del país es la zona elegida por las dos especies de focas que habitan Islandia (la foca gris y la foca de puerto) para vivir.



La foca gris (Halichoerus grypus) es más escasa y se encuentra en puntos más localizados que la foca de puerto (Phoca vitualina), que se reparte de forma más homogénea a lo largo de la bahía. Se reparten en pequeños grupos, parejas o ejemplares sueltos en playas de cantos rodados, espolones rocosos o bancos de arena que quedan al descubierto con la bajamar y se pueden encontrar salpicadas a lo largo de la enorme bahía Húnaflói y sus cuatro fiordos principales: Steingrimsfjördur, Birufjördur, Hrútafjördur y Midfjördur. En este último se localiza Hammstangi. La carretera 68 costea por todo el litoral y es buen recorrido para intentar avistarlas desde tierra.



Desde el puerto de Hammstangi no se necesitan más de 15 minutos para cruzar a la otra orilla de la bahía y encontrar los primeros ejemplares. Como siempre que se trata de excursiones marítimas, las aves no faltan a la cita y en esta ocasión tenemos ocasión de disfrutar con la presencia de colimbos, ánsares, eiders, gaviotas, petreles, skúas, charranes, charrancitos, etc. Una hora después, tras haber degustado un chocolate caliente que reparten los guías, el barco regresa a puerto.
La embarcación mantiene una distancia con las focas notable. Os recomiendo un teleobjetivo largo.



martes, 7 de junio de 2011

Húsavik, cita con las ballenas minke en Islandia

Ballena minke emergiendo entre frailecillos.

Húsavik es un puerto pesquero y comercial vinculado antaño al refinado y exportación de azufre. Hoy, es el mejor enclave para observación de cetáceos en Islandia y Europa. No es el único lugar desde el que se organizan excursiones de whalewatching en el país, pero si el que mayor porcentaje de avistamiento presenta. Y como más tarde tuve ocasión de comprobar no sólo es un cita obligada para los amantes del whalewatching, sino un punto de encuentro impresionante con las aves marinas.
A Húsavik se llega por la carretera 87 desde Reykjahlid (en el lago Myvatn) hasta Laxamyri y después la 85 o por la 1 y la 85 si venimos desde Akureyri. Húsavik se encuentra en la margen derecha de la bahía Skjálfandi, como digo, la mejor, si el tiempo acompaña, a la hora de salir en busca de ballenas. Por estas aguas nadan diferentes especies de delfines y otras de ballenas como la ballena jorobada, la minke e incluso la ballena azul. Completan la lista orcas, marsopas de puerto, ballenas nariz de botella del norte, ballenas fin, ballenas sei, ballenas piloto, etc.




Antes de partir en busca de los cetáceos, tenemos tiempo para visitar el pequeño pero curioso museo de las ballenas de Húsavik, dedicado a los penes.
Las empresas de whalewatching organizan varias salidas al día de 1-2 horas de duración (45 euros/pax). Las dos principales son Gentle Giants, con más de 35 años de experiencia, y North Sailing. Ambas con similares servicios y precios y sitúan sus oficinas de forma contigua junto a la calle principal.





Fotos de ballenas minke.
Algunas de esas salidas (puffins & whales tours) presentan una particularidad que para mi resultó una gratísima sorpresa, el asomo a la isla Lundey. De nueva una perfecta ocasión para ir al encuentro de la numerosa colonia de frailecillos que lo habita. En realidad el contacto con ellos se tiene mucho antes de llegar a la isla de cima plana, pues se cuentan por cientos pescando y nadando en las aguas de la bahía. Una de las escenas que más me impactó fue el festín que un grupo de frailecillos, petreles y gaviotas se estaban dando con un banco de abundante pesca que nadaba en superficie. De pronto una enorme silueta oscura emergía con fuerza desde el fondo para cobrarse su parte del botín. Era una ballena minke que también se encontraba alimentándose en la misma acumulación pesquera. La escena se repitió más de una vez, así que os recomiendo no perder ojo de los grupos de aves que revolotean y se “lanzan” a pescar. Es muy probable que una ballena asome de pronto. En mayo se observan ballenas azules, en junio es más frecuente el avistamiento de ballenas jorobadas o yubartas coincidiendo con su presencia migratoria. En julio-agosto las ballenas minke son fieles a la cita. Aunque siempre se pueden ver varias especies simultáneamente. Como veis inmejorable.


Dos imágenes del puerto de Húsavik.

Gaviotas y petreles con la isla Flatey al fondo.
Las expectativas, una vez más en el aspecto natural, se superaron y las primeras ballenas no tardaron ni diez minutos en aparecer. Eran un par de ballenas minke. A lo largo del día vimos unas veinte. A última hora salieron a escena los veloces delfines blancos y grisáceos los white-beaked dolphin y antes de regresar a puerto, la cita con los frailecillos en la isla Lundey. Una de las excursiones más completas de observación de vida salvaje que se pueden hacer en Islandia. No os la perdáis.