Las rocas blandas, areniscas y calizas, y el agua
siempre han sido malos compañeros de viaje. Sobretodo para la roca, que ve cómo
el líquido elemento va disolviéndola y cambiando su fisonomía permanentemente.
El resultado de esta erosiva unión es, sin embargo, todo un halago para los
ojos. Un compendio de grutas y formas imposibles que parecen concentrarse en un
pequeño tramo de la costa del Algarve
(Portugal), al abrigo de poniente. Lo he bautizado como “la costa de las grutas
y las calas”. Si, ya se que no es muy original, pero describe el paisaje
costero que Lagos ofrece al
visitante en este rincón del occidente del Algarve tan ligado a la historia
marinera del país. Un tramo de costa absolutamente espectacular que puede ser
recorrido por una cómoda senda “colgada sobre los acantilados” y que en verano
alguna empresa local ofrece la oportunidad de contemplar desde el mar
(embarcando en el puerto deportivo de Lagos o en el pequeño muelle de Ponta da
Piedade).
La senda arranca en Lagos y se dirige por la línea
litoral hacia el sur en un continuo sube y baja (sencillo) por los acantilados
para ir “de playa en playa”. Praia do Pinhao, Praia da Dona Ana (probablemente
la más bella) y las calas del Cabo Ponta da Piedade. Senda bien acondicionada
para bajar a las principales playas con escalones en la piedra o escaleras de
madera. Existen también grutas, cavidades y formaciones naturales como Ponta da
Piedade, que se ven mejor desde el mar. Algo más de 2 km. ida hasta el faro,
que se prolonga algo más con las bajadas y subidas a las playas y calas. Más
que contaros cómo es el recorrido lo mejor es apreciarlo en estas imágenes ya
que es muy visual…