Cuando ya se
palpan las primeras nevadas otoñales, y antes de que el blanco cubra hasta el
año que viene la alta montaña de Andorra quiero proponeros otro de esos lugares
únicos con mezclas naturales de las que enganchan. Una vez más agua y montaña.
En este caso en el valle vecino a Juclar, y sobre todo, un paisaje de praderas
alpinas y agua en muy diversas manifestaciones: torrentes, balsas de agua
remansada, regatos, cascadas, estanys… todo forma parte del riu del Siscaró… y
del espectáculo natural de este precioso valle andorrano. Valle que ha cobrado
fuerza también como lugar óptimo para observar marmotas gracias al asentamiento
de esta especie en las alturas rocosas.
El acceso es el
mismo que en el caso del valle de Juclar, incluso comparten los primeros pasos
del recorrido (15 minutos) entre un agradable bosque por la orilla izquierda
orográfica del río, hasta el lugar en el que un cartel de madera nos da a
escoger entre seguir a la izquierda hacia las alturas de juglar o seguir a la
derecha hacia Siscaró. En ese punto, además del cartel hay un banco que invita
irremediablemente a sentarse. El lugar no puede ser mejor. Por cierto a lo
largo y ancho de este mundo parecen prodigarse esos bancos de madera o forja,
colocados en lugares estratégicos, dónde si no, y a los que algún día dedicaré
quizá una sección propia. Esas vistas y esos lugares en los que están bien lo
merecen.
Volviendo al
Siscaró, el valle se remonta por un sendero sin pérdida hasta la pradera donde
las aguas se remansan. Son las aigüestortes, paraíso herpetológico. Arriba se
puede continuar por detrás del refugio del Siscaró hacia las Basses del Siscaró
o bien a la derecha (seguir el GRP) hasta los estanys -del Siscaró y de les
Canals Rogers. Todas, láminas de agua de gran belleza enmarcadas en un
escenario de montaña agreste pero suave…. Difícil contradicción y complicado de
explicar; mejor verlo. Maravilla de lugar.