El servicio de Parques Nacionales del Gobierno de Seychelles declaró la pequeña isla de Cousin en 1974 como Reserva Especial por su extraordinario valor medioambiental, con el objetivo de proteger algunas especies de aves. Se trata también de uno de los principales sitios de cría de tortuga carey en el Índico y además conserva, junto a Praslin, bosques originales de coco de mer. Su gestión (comunidad local de Praslin) ha recibido diferentes premios de conservación y ecoturismo. El acceso a la isla sólo es posible de lunes a viernes entre las 10 de la mañana y el mediodía. Recibe unos 10.000 visitantes/año. Sin duda hay que salvaguardar esta maravilla.
Se trata de una isla pequeña, de apenas 27 hectáreas (3 kilómetros de ancho por 1,5 de largo), pero de una importancia mayúscula para la fauna de Seychelles. Recuerdo ver su silueta desde la vecina isla de Praslin. Apenas dista 2 kilómetros y se observa cercana, con un perfil poco emergente (34 metros en su punto más elevado). Me habían hablado de ella pero no pensaba que estaba tan cerca de este paraíso natural. Es una isla granítica de excepcional belleza a la que si Robinson Crusoe llegara, probablemente no querría marcharse.
Y hablando de llegadas, el acceso a la isla es la primera sorpresa de la visita. Cousin se suele ofrecer por las agencias locales como complemento a la excursión del parque nacional de la isla de Curieuse. Los barcos deben fondear a cierta distancia de la costa y los pasajeros/visitantes son transportados por las barcas locales de la Reserva. Como digo, el acceso no puede ser más espectacular; cuando estamos disfrutando de un color de agua prístino y viendo sus arenas inmaculadas, llama la atención la ausencia de muelle o puertecito para echar pie a tierra. En efecto, el desembarco se produce casi al estilo pirata, cogiendo velocidad y encayando directamente en la arena. ¡Agárrense fuerte! advierte el guía, y de pronto vemos cómo la lancha se dirige a toda velocidad hacia la playa. Ni James Bond.
Una vez en la playa existe una pequeña cabaña en la que protegerse del fuerte sol y atender las explicaciones del guía. Después, es hora de recorrer el sendero que se adentra en el bosque en busca de aves y tortugas. En Cousin viven algunas tortugas terrestres gigantes de Aldabra pero desde el punto de vista de estos reptiles, la isla es importante sobretodo por las tortugas marinas. Es uno de los lugares de cría más importante para la tortuga carey en todo el océano Índico y el único lugar del mundo en el que desovan a plena luz del día. No será difícil toparnos con alguna realizando la puesta en la seguridad del bosque, al borde de la playa. Una playa que sirve de posadero a bandos de miles de aves marinas, al igual que los islotes rocosos frente a la playa principal y especialmente el propio bosque de Cousin (en el que crecen mapous, moras indias y Bwa sousori), que alberga una importante colonia de fodies, pájaros tropicales y aves terrestres. Entre las especies más relevantes que crían y habitan en Cousin se encuentran: dos especies de pardelas (Audobon y cola cuña), charranes de cola blanca, y cinco de los once endemismos terrestres de Seychelles (urraca, curruca, seychelles sunbird, fody, y paloma azul). Aquí vive la última población de reinita de Seychelles.
En total casi medio millón de aves se concentran en la reserva.
Durante el paseo, que no lleva más de 45 minutos, sorprende la cantidad de reptiles que nos toparemos en el camino. Existen 4 especies de lagartijas endémicas (dos de eslizón) y geckos. No es de extrañar que nos cuente el guía que la isla presenta una de las mayores densidades de reptiles del mundo. Todos inofensivos.
El sendero accede hasta la parte más alta de la isla y ofrece una panorámica circular sin parangón. Una visita, en su conjunto, absolutamente indispensable desde el punto de vista de la naturaleza de Seychelles. Magnífica.
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