Cenote de Ikil. |
Reproduzco en la entrada
de hoy un post que ya publiqué en mi blog Ecoturismo hace unos años. Creo que
no debe faltar entre los Paraísos del mundo una obra de arte natural como los
Cenotes de la mexicana península de Yucatán.
Cuesta pensar que en un
territorio de 300.000
kilómetros cuadrados, lo que ocupa la península de
Yucatán, sólo exista un río, el río Hondo fronterizo entre Belice y México.
Tiene una explicación.
La península de Yucatán es la parte emergida de la plataforma continental
de Yucatán y que separa el mar Caribe del golfo de México. En su gran mayoría
perteneciente a varios estados mexicanos, llega incluso al Petén guatemalteco y
al norte de Belice. Hasta ahí todo bien, pero lo que realmente llama la
atención es que una superficie de tan vastas dimensiones sea prácticamente
plana con más del 90% de su territorio que no levanta más de 200 metros sobre el
nivel del mar, y especialmente la ausencia de cursos fluviales en su superficie
-salvo la mención hecha de río Hondo-. En realidad ríos hay, y muchos, y muy
largos, pero están bajo tierra.
Cenote sagrado Chichén Itzá |
También se sabe que el
agua del mar penetra en la península en grandes cantidades alcanzando incluso 110 kilómetros hacia
el interior formando un verdadero sistema de corrientes salinas. Pero ¿a que se
deben estos dos fenómenos? A la naturaleza geológica de la península,
eminentemente caliza y con rocas solubles (dolomías, yesos, etc.). Y donde hay
roca caliza ya se sabe que actúa el agua de lluvia disolviendo el carbonato
cálcico de la roca en un proceso erosivo llamado karst. El resultado: una península que es en realidad gigantesca
esponja o queso gruyere lleno de agujeros –cuevas- que filtra el agua hasta el
subsuelo evitando así a formación de ríos superficiales. Las corrientes y
cursos fluviales discurren pues unos metros bajo la superficie. En algunos
puntos de estos túneles el agua termina por disolver partes del techo
originando el desplome y dejando al aire parte del curso del río. Son los
llamados cenotes (dolinas), agujeros
generalmente de forma circular y gran variedad de tamaños. Muchos de estos
cenotes se formaron por el derrumbe del techo de cuevas y luego fueron
inundados por la penetración del mar. Los hay pues de agua dulce y de agua
salada. Como veis, para todos los gustos.
Jugaban un importante
papel en la cultura de los mayas como puerta al inframundo. De hecho fueron
ellos quienes los bautizaron como d’zonot, que significa “caverna con depósito de agua”. Y eran
para ellos sagrados, como el cenote de Chichén
Itzá, sirviendo como lugar de sacrificio.
Bajando al cenote Chimuch |
Se calcula la existencia
de 7.000-8.000 cenotes en la península
de Yucatán. La selva y la vegetación cubren buena parte de la península de
manera que no siempre resulta fácil localizarlos. Muchos permanecen ocultos
todavía, otros cuentan con un acceso complicado y otros muchos son de fácil
acceso y están preparados para el turismo. ¿Qué hace un turista en un cenote?
Contemplar las dimensiones descomunales de algunos de ellos, practicar deportes
de aventura en los que es incluso necesario realizar rapel para bajar hasta la
entrada y nadar en sus aguas. En algunos cenotes se imparten cursos de buceo y
se practica espeleología de gran nivel.
Para visitar estas
impresionantes formaciones geológicas se puede acceder por libre (previo pago
de una módica entrada) a los más acondicionados para el turismo como el cenote Dos Ojos, Ikil, Xcaret,
Zaci o X’keken, y otros son ofrecidos por
empresas de ecoturismo y de aventura: cenote Chimuch.
Otros cenotes relevantes
son Xlacah, Ziiz ha, Dzibilchaltún,
Cuzama, Manatí, Manglares de San Crisanto... elige el tuyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario