En el año 1932 once bisontes europeos eran reintroducidos en
el bosque polaco de Bialowieza como primer paso para salvaguardar el negro
futuro de una especie que había desaparecido en libertad. Se declaró este
espacio natural, catalogado como Reserva
Forestal desde 1921, como parque nacional (1947), se acondicionó un recinto para
su adaptación, estudio y reproducción del mayor mamífero europeo en un retazo de
bosque y en 1954 se soltaron en el bosque. El centro de reproducción y cría en
cautividad hoy alberga, además del bisonte, otras especies autóctonas como el
lobo gris, el lince boreal, el alce, el ciervo, el gato montés, el corzo, o el
jabalí, entre otras especies que moran esta espectacular extensión forestal.
También caballos tarpanes, los robustos caballos locales que antes vivían
libres en la región y que ahora traen en carromatos a los visitantes que se
acercan al centro o que quieren dar un paseo por el bosque.
Desde el punto de vita botánico el parque contiene 809
especies vasculares, más de 3.000 especies de criptógamas y hongos, casi 200
especies de musgos y 283 especies de líquenes. En el apartado faunístico,
Bialowieza viven más de 8.000 especies de invertebrados, crían 120 especies de
aves y 52 especies de mamíferos. Casi nada.
El parque nacional Bialowieza alberga 10.517 hectáreas del
bosque fronterizo con Bielorrusia, uno de las mejores representaciones
forestales del continente europeo y probablemente uno de sus últimos retazos
virginales. De hecho, la mitad es reserva integral con la máxima protección,
donde nadie puede entrar y probablemente nadie hay pisada nunca. Otra pequeña
porción del bosque es también reserva pero admite visitas a pie con el único
sendero que permite adentrarse en la penumbra de este manto verde. Sendero que,
por otra parte, sólo puede recorrerse con permiso previo y la compañía de un
guía del parque. El resto del bosque alberga el centro de cría del bisonte y otras
rutas para bicicleta y senderismo, como por ejemplo la senda de los Robles
Reales, con ejemplares centenarios.
Hay otras zonas de gran interés que tienen que ver con el
águila pomerana, que encuentra en las zonas abiertas y encharcadas de Bialowieza,
un hábitat idóneo. Existen diferentes torres de observación ornitológica
dirigidas especialmente a observar esta rapaz.
Por el
interior del bosque primario
La ruta que se adentra en la reserva lo hace mediante una
senda que se abre paso por terreno absolutamente plano que recorre una parte de
bosque caducifolio y con la presencia de alguna conífera. Magnífica
representación de este bosque con especies caducas y perennes. También atraviesa
zonas encharcadas con la ayuda de pasarelas de madera. La ruta se adentra a
través de pistas abiertas hace siglos por la realeza y también alguna senda. El
paseo guiado suele comenzar en realidad en los jardines del palacio (en el
pueblo de Bialowieza) donde se encuentra también el centro de visitantes, y va
metiendo al visitante en harina mientras recorre estos fabulosos jardines
camino de la puerta de madera que da paso al paraíso forestal de Bialowieza. En
total son visitas de alrededor de 4
horas, de las que la mitad transcurre en el bosque primario.
Es la mejor forma de conocer cómo funciona el bosque, su
ciclo biológico. Aquí nada se toca, sólo actúa la naturaleza. Si un árbol cae se
deja como está para que los descomponedores hagan su trabajo y el ciclo
comience. Caminar en completo silencio por este bosque primario, sabedores de
que somos muy pocos los que ese día están viviendo semejante experiencia, es un
privilegio que reconforta aún más. El silencio permite además poder tener algún
avistamiento de fauna inolvidable, como puede el bisonte, el lobo o el lince
boreal. Todo es posible en un terreno que ellos saben es su hogar y los humanos
somos un pequeño grupito de afortunados invitados a su casa.
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