Un baño junto a estos gigantes de más de 15 metros. |
La ballena jorobada o yubarta es probablemente el animal acuático que protagoniza la mayor migración anual del planeta, pudiéndose desplazar más de 25.000 kilómetros en sus movimientos entre las regiones polares y las ecuatoriales. La mayor población de este mamífero marino, que habita en todos los grandes océanos y mares del mundo, se encuentra en el Pacífico Sur. A sus aguas llegan cada año, procedentes de la Antártida, los grupos de yubartas que entre julio y finales de octubre-primeros de noviembre encuentran en la Polinesia todo cuanto necesitan. Probablemente el mejor enclave para contemplarlas sea la isla de Moorea, en el archipiélago de la Sociedad y a unos 10 minutos en vuelo desde Thaití (30 minutos en barco regular).
Las aletas pectorales alcanzan un tercio de la medida del cuerpo. |
En Moorea no sólo se realiza whale watching desde los barcos sino que se ofrece la oportunidad irrechazable de ¡¡darse un baño con ellas!!
En efecto, el whale watching es una actividad que se realiza durante todo el año de la mano de los centros de buceo de la isla: Moorea Fun Dive, Top dive Moorea, Moorea Blue Diving Center o Ia Ora Diving, o de la mano también del experto biólogo norteamericano Michael Pole, que lleva desde 1992 realizando actividades de observación de cetáceos en aguas de Moorea y que es uno de los principales impulsores de la declaración de las aguas de esta paradisíaca isla (y de la Polinesia Francesa) como santuario de ballenas.
Snorkeling con ballenas jorobadas. |
Durante todo el año Moorea cuenta con una población estable de delfines: los acrobáticos delfines de hocico largo (Stenella longirostris), los delfines de hocico estrecho o dientes rugosos (Steno bredanensis) o las ballenas piloto (Globicephala sp.) pero durante casi 5 meses, las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae), hacen acto de presencia en las aguas para reproducirse y con ellas las excursiones de observación de cetáceos adquieren una connotación especial, ofreciendo la experiencia de poder nadar en compañía de estos cetáceos. Gafas, tubo, aletas… y ¡al agua! ¿Os podéis imaginar lo que se siente nadando al lado de un gigante de más de 15 metros de largo y 36.000 kilos de peso? Pues imaginad que además tenéis la suerte (frecuente en esta época del año) de escuchar los cantos que los machos emiten relacionados, probablemente, con el cortejo.
Una experiencia excitante y relajada a la vez, difícil de explicar.
Las aletas pectorales de estos rorcuales (en realidad no son ballenas sino cetáceos misticetos, como las también mal llamadas ballenas piloto, que son calderones –cetáceos odontocetos-.) llegan a medir 5 metros . Pero su nombre común de ballenas jorobadas se debe a su lomo y pequeña aleta dorsal. La etología de estas ballenas permite además interactuar con ellas de forma espectacular, pues se trata de la especie más acróbata entre los cetáceos de mayor tamaño. Una experiencia absolutamente inolvidable de la que podéis encontrar más información en español en Turismo de Tahití.
Fotos: TahitiTourisme@LionelPozzoli
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