Después de un largo día de safari por la zona de Voi, la parte del parque
nacional Tsavo East donde las praderas rivalizan con el atractivo del río Galana y sitios como Lugard falls, esa noche iba a dormir
aguas arriba, en Tsavo Safari Camp.
La llegada hasta el campamento se realiza por carretera hasta Mtito Andei y
desde allí por pista de tierra aproximadamente 1 hora de delicioso recorrido
entre baobabs y zona arbustiva bastante densa hasta el río Galana. El río en
este lugar se llama todavía Athi. El campamento se sitúa en la orilla izquierda
natural del río –el único en Tsavo-, es decir, en la contraria, y sólo se puede
llegar por tierra por ese lado en época seca y siempre dependiendo del paso en
Lugard falls y la cantidad de agua. El resto del tiempo, la mayoría del año, el
campamento sólo es accesible en avioneta o cruzando el río…
La experiencia relatada a continuación fue, por inesperada, inolvidable.
Esperando la llegada de la barca. |
Llegué con las últimas luces del día, justo cuando el cielo y el agua
del río se reflejaban en ese mismo tono morado el primero y plateado el segundo
que llegan incluso a confundirse. Justo para escuchar y apreciar los rápidos
del río, que venía bastante alto debido a las lluvias caídas en los últimos
días, a primeros de mayo de este año, cerca de Nairobi, donde nace.
Hacía calor. Las lámparas y velas del campamento lucían tenues en la
otra orilla. He de confesar que llegué hasta aquí desconociendo que el camp se
hallaba en la margen izquierda del Galana y una vez enterado, daba por hecho la
existencia de algún puente o pasarela pero, craso error. A navegar tocaba.
Ahora vienen a buscarnos, me dijo el guía.
¿Una cómoda y robusta lancha a motor?, pensé. No!!! una pequeña
neumática del tamaño de una esas hinchables que tienen los niños en las
piscinas…
Después de muchos safaris africanos y aunque la falta de luz impedía
verlos, no hacía falta explicarme que en las orillas había cocodrilos del Nilo.
Los cocodrilos no tienen en los rápidos su hábitat natural pero si en las zonas
de aguas con menor corriente que rodean a las aguas más agitadas. Sólo pensarlo
y ver aparecer la “barca” descendiendo el río hacia mi orilla hizo aflorar la
adrenalina como hacía años que no me ocurría. El factor sorpresa, la noche,
todo parecía envolver a la navegación en toda una aventura. La barca apareció
como un punto lejano e iba derivando hacia mi lado movida por la fuerte
corriente. El barquero aparecía y desaparecía de la vista cuando las olas
tapaban su silueta en los rápidos. La técnica estaba clara, después de caminar
con la barca a hombros por la orilla río arriba se dejaba arrastrar por la
corriente para llegar hasta la altura donde yo me encontraba, el único punto
posible para subirme antes de una zona de fuertes rápidos. Si acertaba, claro.
Qué emoción!!! Y encima tengo que cruzar con maleta, portátil y el
equipo fotográfico!!! Supongo que si volcamos lo de menos será que se moje la
cámara…
Una vez llegó la barca a por mi, ahora quedaba lo más emocionante:
cruzar el río. ¿Hay muelle donde bajar? ¿algún dique? No!!! Tan sólo una
pequeña zona con menos corriente en la que agarrarse a la vegetación y arrimar
la embarcación hasta el terraplén donde poner pie a tierra.
Hacía tiempo que no recordaba 2 minutos tan angustiosos, los que tardé
en cruzar. Sano y salvo un cocktail de bienvenida se encargó de devolverme a la
realidad. Más tarde sus encantadores dueños, me explicaron que estaban
estudiando la colocación de un puente. Hubo uno hace años pero lo arrastró la
corriente. Hubo también una especie de tirolina, pero parece que la cosa no
acabo bien. De eso han pasado unos cuantos años, ahora el campamento tiene
nuevos dueños y lo han convertido en un lugar espectacular del que os voy a
contar más detalles en el próximo post. Pequeño rafting incluido, Tsavo East
Camp es un ecoalojamiento en plena naturaleza y absolutamente recomendable.
Por la mañana me asomé al punto donde la noche anterior puse pie a
tierra tras cruzar el río y rememorar tan inesperado momento. La vegetación se
movió a mi derecha, cuando me acerqué un poco más para ver lo que era, un
cocodrilo se echó al agua…
Un par de días después el nivel de agua había bajado bastante y los
rápidos se habían calmado en parte. En el cruce de vuelta a la otra orilla,
donde habíamos dejado el 4x4 hacía un par de noches, aproveché para sacar
alguna foto de la travesía y el hábil barquero.
¡Esto es África! Siempre sorprendente. ¡Me encanta!
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