En Uganda existen varios
lugares donde poder observar chimpancés
en estado salvaje. El parque nacional Kibale es el principal. Todo en este
bosque gira en torno a los chimpancés, el principal motivo de la visita a este
espacio protegido. Como ya reflejé en un par de post, Kibale es mucho más que
chimpancés. En cualquier caso la organización de las caminatas para ver a estos
primates es magnífica.
Garganta Chambura desde el Campamento de la Higuera |
La última noche en Kibale coincidí con unos turistas que venían de
Queen Elizabeth, el siguiente parque nacional al que me encaminaba,
entusiasmados con la experiencia que habían tenido en la garganta Chambura (o Kyambura) con un grupo de chimpancés. Los
monos habían bajado de los árboles y se habían sentado junto a ellos. Me enseñaron
una y otra vez sus fotos; algunas parecían estar hechas en un fotomatón (por la
proximidad del sujeto, me refiero) y la verdad es que me dieron una envidia
tremenda.
Un par de días después me encontraba en el Campamento de la higuera
(fig tree camp), el punto de encuentro para bajar a la garganta Chambura.
El parque nacional Queen
Elizabeth es uno de los mejores contactos con la sabana africana en Uganda,
con sus elefantes y leones. Se suelen realizar safaris fotográficos tras la
pista de los felinos y la navegación en bote por el canal Kazinga, pero
habitualmente la gente no repara en la garganta Chambura y la veintena de chimpancés que vive en su interior. Os recomiendo
visitarla, sobre todo, si Kibale no entra en vuestro programa de viaje.
En el Campamento de la higuera nos registramos debidamente en el
pequeño tenderete-oficina que tiene el guarda del parque. Aprovechamos para
hacer una foto panorámica de la espectacular garganta desde una plataforma
mirador y ver cómo esta hendidura cubierta de selva rompía con la
horizontalidad de la sabana. Bajamos unos kilómetros más en vehículo hasta la
entrada del sendero, a media garganta.
Chambura ofrece más sensación de aventura que Kibale y he de confesar
me gustó todo menos la organización. Cuando uno se adentra en un bosque con
leopardos y, sobre todo, elefantes e hipopótamos, creo que se deben mejorar las
medidas de seguridad. Un solo guía armado al frente del grupo creo que no es
suficiente, especialmente si tenemos en cuenta, los precios de la visita.
Éramos 14 personas caminando en fila
india abriéndonos paso por la selva del fondo de la garganta. Yo cerraba el
grupo y al guía sólo lo veía cuando realizábamos alguna parada de
reagrupamiento. Muy de vez en cuando. La cosa se puso emocionante antes de
bajar a la garganta, cuando desde el borde del cañón vimos cómo una manada de
elefantes bajaba al fondo por la otra orilla.
Los chimpancés construyen nidos a modo de cama para pasar la noche. |
Durante la caminata (ver consejos en Kibale), cruzamos el río por una
pasarela de madera y nos situamos en la misma orilla a la que habían bajado los
elefantes. Como no podía ser de otra manera enseguida nos topamos con uno de
ellos y la tensión en el ambiente se podía mascar. Estaba mucho más cerca de lo
que nos gustaría. Salvada la situación con la huída del paquidermo, al cabo de
una hora aproximadamente llegamos hasta los chimpancés. Y lo hicimos gracias a
la labor rastreadora del ranger. Me gustó cómo interpretaba las huellas y
señales dejados por los chimpancés en el terreno. Sus excrementos, sus pisadas,
las ramas y hojas mordidas, los nidos de la noche anterior. Esa mañana no
quisieron bajar de los árboles pero como siempre que se trata de una
experiencia con chimpancés, viví momentos inolvidables en compañía de nuestros
parientes más próximos. Al regreso pasamos por un recodo del río donde los
hipopótamos se bañaban tranquilamente a 30 metros de nosotros y
casi sin darnos cuenta, nos encontramos de nuevo fuera de la garganta, en el
mismo punto donde comenzamos la caminata un par de horas antes.
La bella garganta Chambura ofrece la experiencia de observar
chimpancés con buenas dosis de adrenalina pero experiencia inolvidable al fin y
al cabo.
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