La imagen principal que ofrece el parque
nacional de Amboseli es probablemente una de las imágenes
estereotipadas de África, esa visión que todos anhelamos disfrutar alguna vez
del monte Kilimanjaro, con sus nieves
cimeras, emergiendo poderoso sobre praderas en las que pastan rebaños de
herbívoros. La silueta de los elefantes recortada sobre el colosal fondo de la
montaña que preside todos los safaris en el parque.
El estereotipo responde a imágenes vistas una y mil veces en películas
y documentales. Descritas con enorme sensualidad en multitud de novelas.
Por eso no dudé en titular el capítulo de mi guía dedicado a los
safaris fotográficos en el parque nacional de Amboseli como “La postal de
África”.
Para observar el Kilimanjaro es preciso hacerlo a primera y última
hora del día, cuando las nubes todavía no ocultan la cima principal de la
montaña y sus nieves perpetuas. Nieves que por cierto están en franco retroceso
y al borde de la desaparición debido al cambio climático que hace inviable la
continuidad de sus glaciares.
Amboseli es una sorpresa continua. Quizá porque la mente del visitante
viene preconcebidamente programada para ver el monte más alto del continente. Y
digo sorpresa porque el parque es mucho más, y casi cualquier escena cotidiana
nos cautivará de inmediato. Posee diferentes ecosistemas y hábitats: un inmenso
lago que permanece seco buena parte del año, manantiales y surgencias de agua
procedente del recorrido subterráneo desde las faldas del Kilimanjaro, bosques
de acacias amarillas y paraguas, terrenos abiertos donde corre el guepardo,
etc. y por el que se forman los remolinos de polvo famosos en esta zona de Kenia (Amboseli significa remolino). En
el parque se viven todos los grandes excepto el rinoceronte pero el animal más
representativo de Amboseli es el elefante, que alcanza una población aproximada
de 8.000 ejemplares en el área. La población residente ronda los 1.200
elefantes que forman grandes manadas, si bien buena parte de la población total
se mueve en el corredor migratorio Kilimanjaro-Amboseli-Tsavo, que llega
incluso a contactar por el suroeste con el ecosistema Tarangire y que es el
segundo más importante para el paquidermo en África después del de Botswana
(Chobe-Okavango).
Es también un parque excepcional para observar aves, tanto que merecen
un post exclusivo.
Las últimas luces del día iluminan el Kilimanjaro. |
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