El parque nacional Tsavo es
no sólo el mayor de Kenia, sino uno de los mayores de África. También uno de
los que más me ha sorprendido. A su rica biodiversidad, su historia ligada
entre otras cosas al Tren Lunático (Lunatic
Express), sus paisajes mayúsculos y su enorme cantidad de fauna, se unen la
existencia de enclaves realmente sorprendentes.
Tsavo está dividido en East y West precisamente por la misma línea
férrea que hizo célebre a los leones devoradores de hombres a comienzos del s.
XX. Y en ambos parques, se suceden los lugares singulares. Tsavo East está
presidido por la colada de lava más larga del mundo, la meseta Yatta. Tsavo West se caracteriza por sus coladas volcánicas
(como la de Shetani), y las vistas sobre el Kilimanjaro.
Es en el lado oeste de Tsavo donde se encuentra también uno de los
rincones que más me ha sorprendido en África, los Mzima Springs, es decir, los manantiales Mzima. Os cuento. Mzima
Springs no es cualquier cosa, de eso se da uno ya cuenta nada más acceder al
lugar, un auténtico vergel en medio del paisaje volcánico circundante. El
origen de este oasis no es otro que la surgencia de las aguas procedentes de
las colinas volcánicas Chyulu (parque
nacional Chyulu Hills), que afloran a la superficie después de un recorrido
subterráneo
de varios kilómetros dando lugar a uno de los manantiales más
caudalosos del continente, con ¡¡ 230 millones de litros de agua diarios !! que
van a parar al río Tsavo (a 4 kilómetros del manantial).
La cantidad de agua es tal que es conducida mediante tuberías subterráneas para
abastecer Mombasa y sus alrededores.
Para visitar el lugar se ha de hacer en compañía de alguno de los
ranger armados que esperan en la zona de aparcamiento de los vehículos de
safari. Una senda circular llamada Hippo
trail (sendero del hipopótamo) recorre la orilla de las piscinas naturales
(superior e inferior). La senda se abre paso entre la vegetación de Cyperus alternifolius (piragüita) que
cubre casi todo el borde de las piscinas naturales. La senda recibe este nombre
pues durante la noche es recorrida por los hipopótamos que viven en estas
piscinas y salen del agua para caminar varias millas en busca de pasto. En los
árboles se observan monos vervet y en el suelo, entre las rocas, corretean los
coloridos lagartos. Escucharéis y veréis un buen número de aves durante el
corto paseo pero la estrella local son los hipopótamos y los cocodrilos. Algo
que de entrada sorprende una vez más en medio de un paisaje de arenas rojizas,
sabana y lava.
Durante el recorrido se accede al observatorio The Tank (el tanque). Se trata de un observatorio circular
parcialmente sumergido en las cristalinas aguas de la piscina superior, lo que
permite obtener una impagable vista subacuática del fondo. Veréis muchos peces (percas
y barbos fundamentalmente) y, con suerte, podréis ver algún hipopótamo
buceando. Posiblemente esto ya justifica la parada en Mzima Springs, pero
durante mi última visita tuve ocasión de apreciar la sabida paciencia del
cocodrilo. Al pie de la pequeña cascada que comunica la piscina superior con la
inferior pasé un buen rato observando cómo los cocodrilos se situaban inmóviles
con la boca abierta ¿por qué? Muy simple, estaban pescando. Se pasan horas (y
cuando digo horas digo muchas horas) sin moverse hasta que la puntería hace que
entre el chorro de agua baje algún pescado que vaya directo a su garganta. Por
desgracia tuve que marchar antes de que alguno de ellos pescara, pero el guía
me contó que suelen tener éxito a base de paciencia. De mucha paciencia diría
yo.
Puedes encontrar más información sobre el tema en la Guía de SafarisFotográficos en África: Kenia (Abooks)
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