Ese día las nubes y el
viento que traía asociado ráfagas de lluvia no se presentaban como la mejor
opción climatológica para disfrutar de una buena mañana de birdwatching. De hecho, de los 12 días que estuve dando la vuelta a
la isla (Ring Road), éste fue el día que peor tiempo hizo sin lugar a dudas.
Aún así, la fama de Dyrhólaey, en Vik, en cuanto a observación de aves se
refiere, hicieron que no dudara en parar en el acantilado que culmina en este
cabo del sur de Islandia, al otro
lado de la playa y laguna de Vik. Viniendo desde el oeste (Reykjavik) la
referencia es Skeidflötur, justo antes de llegar a Vik, desde donde parte la
pista de tierra que llega hasta la punta Dyrhólaey. Ambos lugares vienen
señalados en la carretera 1.
La pista se dirige hacia
el sur con el mar a la derecha y el agua de la laguna intermareal a la
izquierda. Es una recta ventosa que pronto gana la protección montañosa del
cabo. Se llega a una bifurcación. En este podéis ir hacia la izquierda para acabar
en una explanada desde la que se domina una panorámica excepcional de la costa
o bien subir por la derecha (4x4) hacia el borde del acantilado. En ambos punto
la observación de aves está garantizada.
Dyrhólaey es un enclave
fabuloso para observar frailecillos (cuenta con una colonia de cría en
Reynisfjall), fulmar boreal y charrán ártico también crían en la zona. Así como
los skúas grandes y árticos crían en la arena de la playa y en la laguna aves
propias de humedales. Abajo, en las aguas de la laguna interior que aparecen
separadas del mar abierto por la barra arenosa de la playa, nadan colimbos y
anátidas.
El borde del acantilado, los numerosos islotes costeros próximos, la
playa y la laguna son un constante ir y venir de aves. Durante seis semanas del
verano algunos puntos del acantilado están cerrados por coincidir con la época
de cría. Aún así, la parada “paisajística” vale la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario