En el suroeste francés, lindando con el País Vasco, se pueden hacer
muchas cosas en contacto con la naturaleza. Aquí confluyen Cantábrico y
Pirineos. Mar y montaña. Una de las opciones más sugerentes si el día está soleado
es disfrutar en la cubierta del Nivelle V, de una navegación en aguas del Golfo
de Vizcaya, en paralelo a la costa que une Saint-Jean-De-Luz
y Hondarribia (Guipúcoa). No es un
ferry, pero casi.
Entre abril y octubre la costa vasca o la Côte Basque se puede
contemplar de una manera diferente, entre este pequeño barco de excursiones
marítimas que une varias veces al día el puerto de Saint-Jean-de-Luz con el
puerto de Hondarribia. La excursión cuesta 17 € adultos y 10 € niños y realiza
un recorrido de 1 h. 45 minutos (ida y vuelta).
Desde el mar, y con el telón de fondo de los Pirineos más suaves, se
contemplan toda suerte de faros –modernos, antiguos, de diseño, etc.-
castillos, puertos y poblaciones marineras ilustres pero, sobre todo, se
disfruta de un paisaje natural bello. Auténtico. Playas y enormes arenales como
el de Saint-Jean-de-Luz y especialmente la playa de Hendaya, en la orilla
derecha hidrográfica del Bidasoa, que separa ambas naciones. Quizá el mayor
atractivo natural sean los tramos acantilados, como la curiosa cueva “con
varias puertas” cerca de Socoa, Les Falaises o la Bahía de Loia, cerrada por un
pequeño cabo –coronado por un castillo de cuento-, y el promontorio rocoso –con
piscina natural de lecho pétreo- llamada Rocher des 2 Jumeaux.
Tras el promontorio rocoso se abre la infinita playa de Hendaya con
las casas de Hondarribia (Fuenterrabía) armoniosamente asentadas en la ladera
que se observan ya nítidas en la otra orilla del Bidasoa, al pie del cabo Híger
–comienzo o fin, según se mire- de la Gran Ruta Traspirenaica (el mítico
GR-11). Si vais a la zona reservaos un par de horitas para la travesía.
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