En el extremo noreste de la isla de Madeira, una pequeña y fina península rompe con los tópicos
madeirenses. Allí no reina el verde de la exuberante vegetación que tapiza el
resto de la isla y, apartada del corazón montañoso de Madeira donde las nubes
quedan atrapadas, el sol suele lucir gran parte del año. Es la península o punta de Sao Lourenço y se
trata sin duda de una de las visitas indispensables en cualquier recorrido por
la isla. A la punta de Sao Lourenço se llega fácilmente en vehículo pero para
conocerla bien es preciso caminarla. Una ruta senderista conocida como la vereda de Sao Lourenço y señalizada
como PR-8 permite disfrutar al máximo de la península en un recorrido de unas
tres horas. Aunque de trazado ondulante, el sendero está bien acondicionado y
no es difícil. Es una de las rutas senderistas clásicas en la isla.
La península, como el resto de la isla, es de origen volcánico, pero
quizá aquí, debido a la rala cobertura vegetal se aprecia mejor que en ningún
otro lado el suelo volcánico, formado por coladas basálticas y, en menor
medida, formaciones sedimentarias calcáreas. La península en su conjunto está
declarada Reserva Natural y se engloba dentro del Parque natural de Madeira.
Cuenta con un interesante patrimonio natural, diferente al resto de la isla, formado
por 138 especies de plantas (31 endémicas) y una lista de especies de fauna integrada
por el único reptil de la isla: la lagartija de Madeira, la presencia ocasional
de la foca monje, y una importantísima representación ornitológica, siendo un
lugar de nidificación para la gaviota patiamarilla, la pardela cenicienta, el
paíño de Madeira y el charrán común.
El paisaje de la península es soberbio, presidido por los imponentes
acantilados que se divisan desde el sendero y también desde un par de miradores
estratégicos. El primero es el cercano al aparcamiento emplazado donde finaliza
la carretera que lleva hasta la punta. Desde aquí se obtiene una amplia panorámica sobre la bahía de Abra (Baía d’Abra),
el Pico do Furado y su arco natural, la isla del faro (Ilhéu do Farol) y el
resto de islotes. También en lontananza las islas Desiertas.
Desde el aparcamiento se accede a pie hasta el mirador de Pedra Furada, colgado sobre los acantilados septentrionales
de la península. Otros miradores a lo largo de la senda son Estreito y Morro do
Furado.
El segundo mirador, conocido como mirador
Punta de Rosto, es aún más imponente. En el próximo post lo podréis
comprobar…
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