Los safaris fotográficos para ver tigres son diferentes a los safaris
africanos, más populares y seguramente mejor conocidos por los lectores. Los
safaris en India son distintos, son casi safaris románticos, al viejo estilo de
los safaris de antaño. Se trata de safaris de rastreo, como antiguamente hacían
los maharajás y su séquito de caza en sus elefantes, que iban siguiendo el
rastro del tigre hasta dar con él. Afortunadamente la motivación actual es muy
diferente y nada tiene que ver con los fines cinegéticos y de ostentación de
los antiguos monarcas, pero en cierto modo conserva ese encanto de rastreo
cambiando los elefantes por los vehículos 4x4. Por cierto que en los parques
indios como Kanha o Bandhavgarh, desde finales de 2013 ya no se permiten los
safaris en elefante. Los elefantes indios sólo se emplean para labores de
vigilancia y estudio de los tigres.
A diferencia de África, sin radios a bordo, los guías se avisan unos a
otros con mensajes en los teléfonos móviles cuando el felino está muy cerca,
pero para llegar a detectar algo interesante, la labor conjunta de los coches
de safari se torna fundamental. Ahí es cuando entra en juego el rastreo.
Los vehículos funcionan como los nudos de una tela de araña. A primera
hora del día la misión de conductores y guías es localizar las huellas frescas de
un tigre (en India es obligatorio llevar un guía oficial del parque nacional en
cada coche, además de un guía local naturalista que puede ir o no). Una vez
localizadas las huellas, se sigue el rastro desde el vehículo (los conductores
no pueden pisar huellas frescas) hasta el punto donde éstas se pierden
internándose en la selva o sobre sustratos que no son la arena de los caminos
(roca, vegetación, etc.). Los tigres gustan de caminar por las pistas de
tierra, donde pueden avanzar sin vegetación y con firme más cómodo.
Llegados al punto donde las huellas se pierden, los vehículos siguen
la dirección del rastro por la pista (no está permitido salirse de los caminos)
y se van deteniendo separados por unos centenares de metros para tejer la tela
de araña de escuchas. Una vez localizado el tigre pero perdido el rastro, sólo
resta escuchar a la selva, estudiar el comportamiento de los animales ante la
posible presencia de un depredador. Se detienen los motores de los coches y los
guías fijan su atención en el sonido de la selva a la espera de la señal. Alarm
call!!, alarm call!! (llamada de alarma) es la frase más deseada en esos
momentos. Pájaros, monos langures y ciervos se encargan de avisar sobre la
presencia del tigre. Las aves alborotadas y nerviosas, comienzan a trinar de
forma diferente. Los langures, desde su privilegiada posición aérea en la parte
alta de los árboles, detectan cualquier movimiento y los ciervos, una vez olido
el felino, lanzan bramidos característicos a modo de gritos de aviso para sus
congéneres. Todos forman la banda sonora de la llamada de alarma. El sonido se
va desplazando por el dosel forestal en el sentido que avanza el tigre y los
vehículos sólo tienen que situarse en el lugar apropiado y esperar a que el
mayor y más majestuoso de los felinos se deje ver entre las ramas o salga a terreno
despejado. Los visitantes, con sus cámaras de fotos preparadas aguardan
excitados el gran encuentro que puede ser muy fugaz (apenas unos pocos
segundos) o en el mejor de los casos durar unos pocos minutos.
Huellas frescas de tigre. |
Vehículos de safari realizando una espera de tigres. |
Este ritual de rastreo se repite en los safaris de mañana (siempre hay
más posibilidades de ver tigres y leopardos a primera hora de la mañana) y en
los safaris de tarde. A partir de ahí entra en juego la suerte de estar en el
lugar adecuado y en el momento preciso. Nunca se puede garantizar la
observación de fauna en libertad (y menos en el caso de tigres o leopardos,
animales esquivos, nocturnos y generalmente solitarios; maestros del camuflaje)
pero para que al menos el lugar sea el adecuado, a continuación te muestro una
selección sobre los que considero son los mejores parques nacionales (reservas
del Proyecto Tigre) para observar tigres en su hábitat natural:
Parque nacional
Bandhavgarh (estado Madhya Pradesh): Tiene una población de
alrededor de 50-55 tigres. Es un parque relativamente pequeño, con lo que la
probabilidad de observación aumenta. Presenta la mayor densidad de tigres de
Bengala en el mundo, de forma que en estos últimos años, se ha convertido en el
mejor parque para observarlos.
Parque nacional Kanha
(Madhya Pradesh): mucho mayor en extensión que Bandhavgarh alberga
una población de 95 tigres. Buenas probabilidades de observación, que aumentan
en el verano indio (antes del monzón), cuando la vegetación no es tan frondosa.
Parque nacional Tadoba (Maharashtra): Es un
parque pequeño y entre marzo-mayo, cuando el calor es más fuerte antes de la
llegada de los monzones, los felinos se concentran en torno a los puntos de
agua. Como en el parque sólo hay tres zonas con agua, las probabilidades
aumentan en esta época.
Parque nacional
Ranthambhore (Rajasthan): Fue buque insignia de los parques nacionales indios
en lo que a tigres se refiere pero pasó unos años atrás por una situación
crítica en cuanto a la población de felinos. Afortunadamente parece que las
medidas de protección están dando sus frutos y el parque vuelve por sus fueros
a ser lo que era.
Existen otros parques como Panna,
Pench, Satpura o Corbett en los
que también es “frecuente” poder observar tigre pero sin duda los cuatro
indicados son, a mi juicio, los predilectos.
Y si te animas a acompañarme, este año realizaré 2-3 salidas para ver
tigres con Ecowildlife Travel y Wildlife
India. Más info
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