A un par de horas de Ciudad del Cabo, el pequeño pueblo costero de
Gansbaai se ha convertido en la capital del tiburón blanco. Varias empresas atienden la creciente demanda de
los visitantes que quieren tener un encuentro cara a cara con el Gran Blanco.
Existen excursiones que navegan para observar a los tiburones en
superficie, pero la experiencia más solicitada consiste en meterse en una jaula
y sumergirse frente al más temido de los escualos. Tras un desayuno de bienvenida
y un briefing sobre la actividad (no es necesaria experiencia previa ni titulo
de buceo. Se facilita el equipo necesario), se navega durante unos 15 minutos
hasta las inmediaciones de la isla Dyer
antes de echar el ancla y el cebo que atrae a los tiburones. No tardan en
aparecer los primeros individuos. Desde la borda de la embarcación observar a
estos robustos condrictios de 6-7 metros de longitud es algo difícil de
olvidar, pero sumergirse en una jaula junto a ellos, deja sin palabras a
cualquier visitante.
En el trayecto de ida a la isla recuerdo cómo de pronto algo saltó por
los aires. Rápidamente la embarcación detuvo su marcha y todos nos agolpamos en
el costado de estribor. De nuevo la silueta negra ascendió por el aire. Se
trataba de un tiburón blanco cazando una foca, su alimento favorito. Antes de
comérsela, el escualo juega literalmente con su presa lanzándola una y otra vez
al aire con una facilidad pasmosa. Un verdadero muñeco de trapo de 150 kilos en
manos de una máquina de matar de 1,5 toneladas. La conmovedora escena duró
apenas dos o tres minutos más hasta que el león marino desapareció bajo el
agua.
Sumido en el nerviosismo de lo presenciado y conmovido por la crueldad
de la escena pero conocedor de la necesidad de que ésta ocurra para el
equilibrio de la pirámide trófica, llegamos enseguida frente a la isla Geyser.
A estas alturas, cuando apenas ha comenzado la actividad, medio pasaje se
encuentra vomitando por la borda… las corrientes son importantes en esta parte
del Índico (consejo no ingerir líquidos desde 1 hora antes de embarcar).
Cerca de la isla, la embarcación pone proa contra las olas y echa el
ancla. Enseguida se empieza a preparar el cebo con sangre y restos de enormes
pescados diluida en agua de mar. El cebo líquido se echa por la borda y el olor
a sangre se encarga de atraer a los escualos.
Distribuidos previamente durante el briefing en turnos de 4 personas,
los que caben a la vez en la jaula (la capacidad de la jaula puede variar en
función de la empresa organizadora), me introduzco junto a mis 3 compañeros de
experiencia entre los barrotes y nos sumergimos hasta quedar con la cabeza
fuera del agua. El corazón a mil por hora. La otra mitad del pasaje se encarga
de suministrar más cebo por la borda… A duras penas creo que fui el único de
los 14 que aguantó el tipo sin vomitar!!
El capitán lanza y recoge un segundo cebo con cabezas de atún
sucesivas veces para colocar a los tiburones frente a la jaula mientras nos indica
el lado por donde se aproxima el tiburón y arrastra el cebo hacia los barrotes
a la vez que cogemos aire y nos sumergimos para ver la Gran Blanco bajo el
agua. Algunas empresas realizan la actividad con reguladores para aguantar más
tiempo bajo el agua. El proceso se repite varias veces, de forma que cada
buceador tiene diferentes oportunidades de ver a los tiburones.
Los tiburones no dudan en saltar fuera del agua para atrapar el cebo
produciendo el deleite y los gritos de asombro del resto del pasaje en la
cubierta. Bajo el agua o desde la cubierta, contemplar 3-4 tiburones blancos
nadando en círculos a escasos metros alrededor del barco es algo que no se
olvida.
La isla Geyser, donde habita
una nutrida colonia de focas, garantiza la presencia de una alta densidad de
tiburones en la bahía. Probablemente la mayor densidad de tiburón blanco del
planeta. Existen excursiones que se acercan a la isla para fotografiar, con
suerte, cómo los tiburones se alimentan de las focas, su presa favorita. Otros
grandes escualos presentes en la conocida como “Bahía de los Tiburones” son el
tigre, el toro, el mako o el azul.
A pesar de que los mareos son frecuentes y la visibilidad subacuática
no es la mejor debido a las partículas en suspensión arrastradas por las
corrientes (perdón por la calidad de las fotos bajo el agua...), la experiencia de sumergirse frente a un tiburón blanco no se
olvida nunca. Brutal!!
Puedes encontrar más información sobre esta experiencia en mi guía de Safaris Fotográficos en Sudáfrica.
Feliz, tras esta inolvidable experiencia con el tiburón blanco |
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