Desde aquí arriba se ve todo de una forma diferente. No porque las
vistas panorámicas sean impresionantes, que no dejan de ser buenas pero no las
mejores en una isla (Madeira) que se disfruta a golpe de miradores, sino porque asomarse
al mirador del Cabo Girao permite ver el Atlántico desde el cabo más alto de
Europa. Y eso, si es diferente.
Muy cerca de Câmara de Lobos cuyo pequeño puerto y ambiente de
pescadores conquistó al mismísimo Winston Churchill, quien así lo plasmó en un
lienzo durante sus vacaciones en 1950. De las focas monja o “lobos marinhos”
que antaño habitaban la localidad nada queda y de Churchill sólo se mantiene un
restaurante con su nombre cerca del mismo balcón desde donde el célebre
personaje realizó la obra pincel en mano y puro en boca. Desde ese mismo mirador,
tal y como se ve también en su cuadro, las casitas blancas del pueblo tienen el
imponente telón de fondo del Cabo Girao.
Teleférico de Rancho |
Os recomiendo subir hasta el cabo por la estrecha carretera desde Câmara
de Lobos que primero permite realizar una parada en el teleférico de Rancho (Fajas
del Cabo Girao). Un pequeño telecabina baja en vertical hasta la playa de
cantos rodados en la base del cabo. Desde la estación superior del
teleférico, donde hay un restaurante mirador (abajo hay otro restaurante), las panorámicas del cabo permiten
apreciar en toda su inmensidad, los 580 metros de altitud que separan el mar de la
plataforma mirador semicircular emplazado en la parte alta del cabo Girao. Mi próxima
parada.
Enseguida se llega a la parte alta del cabo, donde aguarda una
plataforma mirador colgada (literalmente) sobre el abismo al Atlántico. Una
parte del mirador, la más expuesta, tiene el suelo de cristal (inaugurada en
2012), de forma que las sensaciones se multiplican. Por si hay dudas de que
estás muy alto, una placa se encarga de recordarte que entre el suelo de
cristal y el agua hay 580
metros . Estás en el cabo más alto de Europa y
el segundo más alto del mundo.
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