lunes, 31 de octubre de 2011

Parque nacional Bazaruto, biodiversidad mozambiqueña

¿De verdad pensáis que no existe el paraíso?


Bazaruto, Benguerra, Maraque, Banque y Santa Carolina forman el mayor parque nacional del Índico. Integradas dentro del Santuario de Vida Salvaje de Vilanculos, se trata de un conjunto de archipiélagos repartidos frente a la costa mozambiqueña de Vilanculos, en el enorme brazo de mar que existe entre Madagascar y la costa africana (canal de Mozambique). Bazaruto es el mayor archipiélago y el más rico en biodiversidad. La variedad de paisajes acompaña sin duda al espectáculo y la importancia de este parque nacional marítimo-terrestre. Arrecifes de coral, mares donde nadan ballenas migratorias y delfines, humedales llenos de flamencos, lagunas habitadas por enormes cocodrilos, bosques, playas idílicas, enormes dunas…, nada falta en este espectáculo de la naturaleza al que se llega desde Vilanculos en las pequeñas avionetas que los dos únicos dos hoteles del archipiélago proporcionan para el traslado de sus clientes. Eso si, coger una de esas avionetas es un pasaporte para sobrevolar uno de los pocos paraísos naturales que quedan en este planeta.

Dentro del archipiélago de Bazaruto, la isla principal es la que da nombre al archipiélago: Bazaruto, con 37 kilómetros de largo por tan sólo 7 de ancho os recomiendo fervientemente subir hasta las enormes dunas o navegar en busca de la población residente de delfines y si es entre agosto y noviembre, también el paso migratorio de ballenas.

Inmensas dunas se elevan en la isla principal.

Destino de whale watching.


Desde Johanesburgo hay vuelos directos a Vilanculos. Desde aquí en las citadas avionetas (20 minutos) hasta la pista de aterrizaje del hotel. Sin duda un espectacular vuelo panorámico. ¿Qué hotel? De los dos que existen en la isla os recomiendo el Indigo Bay, no es barato pero sus cinco estrellas y el paradisíaco entorno bien lo merecen. En los hoteles se pueden contratar diferentes excursiones por el parque nacional.

Bazaruto lo conocí en febrero de 2005. Es uno de los lugares que más grata sorpresa me han causado.

sábado, 29 de octubre de 2011

Birdwatching en las orillas del río Chobe

Nueve de las diez especies de martín pescador del sureste africano están presentes en Chobe.
En la foto Ceryle rudis, que es la única especie "en blanco y negro".

A colación del último post quiero dedicar el de hoy a las orillas del mismo río, el Chobe, al noreste de Botswana, para compartir con vosotros algunas de las imágenes obtenidas en el último safari fotográfico realizado en este espectacular parque nacional africano. El objetivo eran las aves y el río Chobe, en esto del Birdwatching, es parada obligada en cualquier recorrido por el sur de África.

Gran garza blanca.



Casi 500 especies diferentes de aves han sido censadas en el parque nacional Chobe. Coincidiendo con la época seca, entre noviembre y marzo, la afluencia se ve notablemente aumentada con la llegada de las aves migratorias. Chobe está considerado uno de los mejores spots para birdwatching en África.

Jacana africana.


La mejor opción para observar y fotografiar las aves, que se muestran confiadas a pesar de nuestra presencia, son las barcas. ¿Qué aves se pueden observar en una mañana de safari? Gansos egipcios, ibis sagrados, diferentes especies de ardeidas, abejarucos carmín, búho pescador, águila pescadora africana, la mayoría de los miembros de martín pescador, todas las especies de carraca existentes en el continente, águila marcial, y multitud de especies de cigüeñas. Éstas son sólo un pequeño ejemplo de las cientos de especies que se pueden disfrutar en una jornada de safari.

Las cinco especies de carraca del continente se pueden ver en Chobe.
Macho de Euplectes orix, un pequeño pájaro muy gregario.


Prismáticos 8x30 son suficientes y en cuanto a objetivos, éstas imágenes se tomaron con un 300 mm.


jueves, 27 de octubre de 2011

Chobe, el río de los elefantes


Grandes manadas de elefantes llegan al río cada día para beber y bañarse.

El río Chobe, muy cerca del Delta del Okavango, es probablemente el espacio natural protegido más conocido de Botswana. Su importancia se debe a la vida natural que gira en torno a este gran río africano. El río Chobe es célebre por sus búfalos del cabo, antílopes, predadores, las numerosas aves (más de 460 especies) que en él se concentran especialmente en época migratoria entre noviembre y marzo; pero es sobre todo el río de los elefantes, con una población estimada de 120.000 paquidermos.

Nadan hasta sumergirse por completo asomando sólo la trompa.

El parque nacional Chobe es el segundo más grande del país con 11.700 kilómetros cuadrados. Un vasto territorio que engloba diferentes ecosistemas desde las planicies hasta los bosques cerrados, zonas pantanosas, manantiales y por supuesto el río y sus orillas, que constituye la verdadera columna vertebral del parque. En torno a estos ecosistemas se diferencian cuatro áreas en el parque: Savuti (oeste), el río Chobe (noreste), o los swamps de Linyati, entre ambas, y las Ngwezumba pans (sur).

La barca es la mejor opción para el safari fotográfico por el río Chobe.

Por delante de la gran población de elefantes de Amboseli (Kenya), donde existe otro gran pasillo migratorio, la mayor población de elefante africano tiene pues un hogar por excelencia: Chobe.
120.000 elefantes africanos viven en Chobe.

Es una población migratoria dentro de los 200 kilómetros entre los ríos Linyati y Chobe, donde se concentran en la época seca. Durante esta estación las aguas del Chobe ejercen un auténtico imán para los elefantes que acuden por cientos a beber en sus orillas. Hasta cien litros de agua necesita cada día un elefante. Durante la mañana, saliendo del bosque, las manadas siguen a las matriarcas olfateando el agua para llegar al río, orientándose con la trompa a modo de periscopio. Llegar a las orillas es lo más parecido al ansiado paraíso. Allí se agrupan para beber, las madres y hermanos protegen a los más pequeños en el centro del grupo. Una vez saciada la sed, no dudan en darse un refrescante baño. Nadan asomando la trompa y se asean lanzando chorros a presión mientras disfrutan como niños pequeños en un parque infantil.

El río cuenta con una buena población de hipopótamos.

Para disfrutar del espectáculo lo mejor es realizar un safari en barca (Chobe Game Lodge) y pasar una tarde entera navegando el río. Descubriréis cientos de aves, os cautivará desde el vuelo majestuoso de las águilas pescadoras, hasta los ruidosos abejarucos, carracas o las acrobacias de las diferentes especies de martín pescador. Desde la barca disfrutaréis de las manadas de cocodrilos e hipopótamos, de la presencia de lagartos monitores, los citados búfalos o de numerosos antílopes (desde sables hasta cientos de impalas). Al caer la tarde y ya en tierra de regreso al lodge podéis toparos con alguno de los leones o los leopardos de Chobe para concluir así una jornada de safari fotográfico en uno de los más bellos parques nacionales de África.


Águila pescadora africana, muy abundante en el parque.

lunes, 24 de octubre de 2011

La Garganta de Samaria

Parque nacional Montañas Blancas o Samaria
Samaria cuenta con 50 picos por ecnima de 2.000 m. altitud.

Si me hubieran traído con los ojos vendados hasta el mirador de Kyloskalo, y al quitarme la venda me preguntaran dónde estoy, evocando algún paisaje familiar la respuesta sería: Pirineos.

Si la venda me la hubieran quitado durante el acceso en coche hubiera dicho la Sierra del Cadí o Picos de Europa, y es que la subida desde Laki hasta la meseta de Omalos recuerda a la subida a los Lagos de Covadonga sólo que al llegar arriba, en lugar de lagos encuentro una meseta rodeada de montañas y sin manchas lacustres. Desde Omalos (a 36 kilómetros de Chania), el pueblo de entrada a la Garganta de Samaria, una breve carretera conduce hasta el mirador de Kyloskalo, un auténtico balcón natural. Fin del asfalto e inicio de una de las rutas de montaña más impresionantes de cuantas se pueden realizar en Europa. No estoy en la Península Ibérica, ni en las montañas pirenaicas, estoy en una isla del Mediterráneo y rodeado de picos de 2.500 metros de altitud, las Montañas Blancas de Creta (Grecia). Solo Córcega (Francia) recuerda paisajes similares. El parque nacional de las Montañas Blancas o de Samaria es el único parque nacional de la mayor de las islas Griegas. Es territorio abrupto, calcáreo, de valles profundos y escarpados donde viven los dos animales más emblemáticos de la isla: el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), el más bello de los buitres europeos, y el agrimini o kri-kri (Capra aegagrus cretica), una especie endémica de cabra montés que cuenta con sus últimas poblaciones en este espacio natural protegido y en la isla de Dia, situada a escasa distancia de la costa de Heraklion, la capital de Creta.

Quebrantahuesos en el cielo de Samaria.
En compañía de uno de los guardas del parque en busca del kri kri.


Presumen en la isla de poseer la garganta más profunda y larga de Europa. No se si es la mayor pero sin duda si una de las más impresionantes. En cualquier caso sorprendente, entre más de 50 montañas que superan los 2.000 metros y espectaculares moles calizas horadadas por los procesos kársticos, con hoquedades, grutas, fisuras, canales y escarpes que quitan el hipo. En este mundo vertical se mueve a sus anchas el kri-kri, esquivo al ser humano por el acoso cinegético que históricamente ha pesado sobre la especie. Apostado en el mirador, los guardas del parque amablemente me muestran el primer ejemplar, una hembra que pasta tranquila en la ladera de enfrente sólo localizable a golpe de prismático. La escena la contempla desde el aire una pareja de quebrantahuesos que ciclea aprovechando una térmica sobre el calor que desprende la roca, la misma roca que utiliza como rompedero de huesos en su ritual alimenticio.

Mirador de Kyloskalo, balcón natural sobre la garganta de Samaria.


La Garganta de Samaria es el principal atractivo natural de Creta. La excursión se puede contratar en cualquier agencia de viajes de la isla y se realiza a diario entre 1 mayo y 15 octubre. Fuera de esta época el acceso a la garganta permanece cerrado. ¿Por qué? por lo angosto del terreno por el que se abre paso el único sendero que la recorre. La garganta llega a alcanzar apenas 3 metros entre una pared y otra, imposible de vadear con el río crecido. Se trata de una senda de 16 kilómetros (5,30 h. -7 h.) que salva un desnivel de casi 1.300 metros (la mayor parte en el primer tercio del recorrido), y baja entre escalones de piedra y barandillas de madera hasta el terreno más horizontal permitiendo recorrer el pico por su base hasta salir al mar. No hay camino de regreso, lo mejor es salir por barco desde la Playa de Agia Roumeli (fin de la ruta) hasta Hora Sfakion o Sougia.

El sendero se encuentra perfectamente acondicionado y con áreas de descanso.
Canales desde el pico Volakias.
Ciprés de Creta. Samaria es, sobre todo, un paraíso botánico.

El Mirador de Kyloskalo es el mejor enclave –y de más rápido acceso- desde el que observar el vuelo del quebrantahuesos e identificar algún kri kri o agrimini moviéndose entre los canales y canchales que se descuelgan a la derecha desde el pico Gingilos (2.080 m.) y los existentes entre el Gingilos y el Volakias (2.116 m.)

La garganta de Samaria es hogar del quebrantahuesos y el kri kri y conforma un paisaje espléndido pero sobre todo es, como toda Grecia, un paraíso botánico con los más altos parámetros de biodiversidad europea. En la garganta buena parte de las plantas son endemismos. Destacan las orquídeas. Entre los árboles encontramos arces, coscojas, espinos albares, pero especialmente el Zelkova abelicea, el pino de roca (Pinus brutia) y el ciprés de Creta (Cupressus sempervirens). La garganta de Samaria crecen más de 400 especies de plantas (el 25% de ellas endémicas). El 10% de los endemismos de Creta viven en el parque nacional de Samaria.
Inicio de la bajada a la garganta.


Entre las flores destacan Bupleurum kakiskalae y Cephalanthera cucullata que cuentan con microrreserva en Samaria para protegerlas como especies europeas de protección prioritaria. Otras interesantes son Tulipa bakeri, Arum idaeum, Dahne oleoides, Chionodoxa nana, Lamium garganicum, Origanum microphyllum, Centaurea idaea, Satureja alpina, Onobrychis sphaciotica, Delphinium staphisagria, etc.

martes, 18 de octubre de 2011

Elafonisi, plantas costeras de Creta

Androcymbium rechingeri, principal valor de la microreserva


Elafonisi rivaliza en belleza con la playa de Balos, al norte de la península de Gramvousa en el particular pulso que ambas mantienen por ser la playa más espectacular no sólo de Creta sino de toda Grecia y probablemente del Mediterráneo oriental. Este rincón de aguas cristalinas, desde el verde esmeralda al azul, poco profundas, que bañan playas de arena blanca y tonos rosados es lo más parecido a un arrecife coralino.


Vegetación de dunas y cercados para proteger especies.

Además de este paradisiaco rincón mediterráneo, Elafonisi es, sobre todo, una microreserva especial para la flora y fauna del litoral occidental de Creta. Especialmente para la especie Androcymbium rechingeri, endemismo floral local. Sólo crece en esta zona de la mayor de las islas Griegas. Para proteger esta planta considerada especie prioritaria para su conservación por parte de la UE, se creó en 2006 este espacio natural protegido.



Elafonisi es una pequeña península arenosa de aguas someras y una isla homónima en la que, a juzgar por la etimología, antaño vivían ciervos. Varias playas forman este solicitado enclave de sol y playa, a pesar de que las fotos se tomaron un día no especialmente soleado...

Planta bulbosa perenne de floración invernal.


Entre las arenas y dunas crece la bonita flor bulbosa perenne que se puede observar de cerca en varios puntos. Varias zonas acordonadas protegen la flora local y crean pasillos que comunican las zonas de playa con el istmo de arena que enlaza costa e isla. Se puede llegar caminando con el agua por el tobillo en esta piscina natural. Crecen también algarrobos y cipreses cretenses, etc.


Limícolas en las arenas de Elafonisi.

En Elafonisi habitan también un buen número de aves marinas y limícolas, además de ser parada habitual de aves en paso migratorio hacia África; pero si queréis ver pájaros, durante el acceso hasta las arenas de Elafonisi (por Elos) se atraviesan las montañas que crecen a su espalda. Se llaman. Superan los 1.000 metros de altitud (Tsounara) y son un enclave famoso por el vuelo de rapaces en torno al pico Agios Dikeos (desde Tzitzifia) como el águila real, el águila de Bonelli, águila imperial, el buitre leonado, el cernícalo d epatas rojas, el busardo europeo o el aguilucho lagunero. Un poco más arriba, tras estos montes, se encuentra el parque nacional de las Montañas Blancas, donde la estrella es el quebrantahuesos… en el próximo post os cuento dónde observarlo.

viernes, 14 de octubre de 2011

La caldera de Santorini

El pueblo de Oia, colgado a 300 m. sobre la caldera volcánica de Santorini. 

Santorini protagoniza la portada de cualquier revista, catálogo o reclamo publicitario sobre las islas Griegas. Sus casas arracimadas sobre las laderas sobre el horizonte infinito del mar Egeo, casas encaladas de las que sobresalen las pequeñas iglesias de cúpulas azules que tantas veces había visto en reportajes y publicaciones sobre las islas Cícladas. La belleza estética de Santorini, principalmente Fira (Thira) –la capital- y sobre todo Oia es abrumadora, pero mis ojos estaban puestos en otra cosa que en general, los visitantes suelen pasar por alto, al menos hasta que uno está aquí. La naturaleza volcánica de Santorini.
Borde interior sobre la laguna central.
Corte con diferentes estratos de lava.

Hace no mucho tiempo, geológicamente hablando, Santorini era una isla ocupada por un gran volcán central de considerable altura. Algo parecido probablemente a las imágenes que os dejé en este post sobre Tonga, un inmenso cono emergente sobre el azul. Se calcula que fue en el 1650 a.C. (otras teorías manejan la fecha de 1627 a.C) cuando tras la erupción del volcán central éste se colapsó y se hundió dejando al descubierto una inmensa caldera a modo de descomunal paellera. El desplome originó una ola inmensa que arrasó la costa norte de Creta. El fondo de esa caldera se inundó de agua marina y formó al aspecto actual de Santorini. La caldera se fragmentó en algunas partes del borde, que también se hundieron en el mar y sólo quedaron fuera del agua una gran media luna (la isla principal o Santorini) y un par de islas de menor tamaño que cerraban el borde de la circunferencia (Thirasia y Aspronissi). En el centro de la caldera emerge otro islote (Nea Kameni) y el pequeño Palea Kameni que muestran la actividad volcánica reciente con uno de sus cráteres activo (Tholos Naftilos). La disposición de conjunto se entiende mucho mejor en esta foto satélite de Santorini.

La caldera se originó hace unos 3.500 años.


En la isla principal, desde el faro de la punta Akrotiki al sur hasta Oia al norte, se muestra en todo su esplendor el borde interior de la caldera de Santorini, ese borde sobre el que se descuelgan las casas blancas y las cúpulas azules que atraen a miles de visitantes. El borde puede ser recorrido con multitud de asomos a la caldera por la carretera que recorre la parta alta de la isla, a trecientos metros de altura sobre el mar que forma esta laguna central ovalada de unos 12 kilómetros de largo por 7 kilómetros de ancho y unos 400 metros de profundidad. La carretera se abre paso en varias ocasiones entre cortes estratificados de lava en los que es posible observar de cerca piroclastos de diferentes colores.



A Santorini se puede acceder en avión desde Atenas, en crucero (la mayoría de los visitantes) o en ferry desde otras islas como Creta (un par de horas), desde donde yo llegué. En el muelle donde atraca el ferry de Creta por ejemplo se alquilan coches a 25 euros al día (o mejor dicho desde las 10 h. que llega el barco hasta las 18,15 h. que zarpa). El vehículo es la mejor forma de conocer la caldera y la isla principal. Una manera más romántica es hacerlo a lomos de los famosos burros que suben a los turistas desde el puerto de Fira hasta el pueblo.
Nea Kameni, en el centro de la laguna es la isla más joven de Grecia.


Para conocer lo que queda del cráter central, en la isla Nea Kameni, se organizan excursiones diarias (desde Oia o Fira) y con una duración variable si incluyen también parada en Oia, etc. Consiste en el breve traslado en barco hasta la isla, de marcado relieve volcánico, y caminar sobre las lavas aa recientes (siglo XVII) unos 30 minutos hasta el cráter, en el que es posible apreciar de cerca las fumarolas que denotan la actividad actual. La excursión al volcán no lleva más de dos horas en total pero suele combinarse con la visita a otros lugares del archipiélago de Santorini y al final necesitaréis casi el día completo. No dejéis de realizarla en cualquier caso. En el centro de Nea Kameni se encuentra el Tholos Naftilos, máxima altura de la isla con 124 m. altitud. La máxima altura de Santorini son los 369 m. del cerro Mesa Vouno, en el extremo sureste de la isla principal.

Interior del borde de la caldera en Fira.


La erupción del 1.650 a.c se conoce como erupción minoica de Santorini, debido a la coincidencia con esta época prehistórica reciente en la colonización de la isla, y fue una de las mayores que se han registrado en el mundo. Aunque se tiene constancia de erupciones y actividad volcánica en Santorini desde hace 200.000 años, la erupción minoica fue la mayor de cuantas se registraron y la que modeló el aspecto actual de Santorini. Algunos datos que los científicos manejan en aquella erupción fue que se emitió unos 30 kilómetros cúbicos de magma y ceniza. El tsunami fue mayúsculo, el mayor conocido en el hemisferio norte y algunos le atribuyen como causa de la desaparición de la civilización minoica de Creta. A ese ajetreo siguió una relativa calma hasta que en el año 150 a.C la emisión de lava formó las islas de Hierra, Theia y Palea Kameni (palea=viejo y kameni= quemado). En los años 706 a.C y posteriormente en la época actual en 1457 y 1508 la superficie de Palea Kameni se vio aumentada con sendas erupciones. En el siglo XVII una nueva erupción emergió la superficie vecina de Nea (nueva) Kameni, considerada la isla más joven de Grecia. En 1956 Santorini sufrió un terremoto 7,8 escala Ritcher que causó medio centenar de  muertos y graves daños en las poblaciones. La espectacular naturaleza de Santorini, paraíso turístico del Mediterráneo oriental, sigue viva.

martes, 4 de octubre de 2011

Memorias de África y el lago Nakuru

La inabarcable mancha rosada de los flamencos en el lago Nakuru.

“Yo tenía una granja en África al pie de las colinas Ngong…”. Efectivamente es el comienzo de la obra maestra de Isak Dinesen y así comienza también una de las películas románticas y africanas por excelencia. Me estoy refiriendo como bien sabéis a “Memorias de África” (Out of Africa). Pocas películas se identifican rápidamente con un continente, un país, unos paisajes, unas gentes y un modo de vida de forma tan excepcional como este oscarizado film.

Aunque la columna vertebral de la película (novela) se centra en Nairobi, en unos vastos terrenos al pie de las colinas con forma de nudillos (Ngong), en aquellos momentos a las afueras de la capital de Kenya, y hoy devorados por la inmensa urbe e integrados como un barrio en el que todo lleva el nombre de Karen Blixen (Meryl Streep), la inolvidable protagonista. Allí sigue en pie la granja, hoy convertida en casa museo, uno de los principales atractivos turísticos de Nairobi. En la historia de aventuras y sobre todo amor, se suceden también los paisajes y escenarios en los que Robert Redford pasa semanas como guía de safaris de caza (Samburu y Masai Mara principalmente) y que a lo largo de la película va mostrando a su amada Karen.

Pelícanos sobrevolando a los flamencos.


Una de las escenas más bellas es el paseo en su avioneta privada. A vista de pájaro van descubriendo algunos de los escenarios naturales más cautivadores y a golpe de hélice sobrevuelan también un lago repleto de flamencos que levantan el vuelo a medida que el avión va pasando sobre sus cabezas a baja altura. Es el lago Nakuru, uno de mis parques preferidos.

El lago rinde tributo a la película con su mirador. Se trata del mirador bautizado como Out of Africa, y se sitúa en el extremo oeste del parque nacional. Desde él se muestran unas panorámicas sobrecogedoras del lago, de las orillas y de esa inabarcable mancha rosa de flamencos… también a vista de pájaro, como si fueramos en el mísmísimo avión de Robert Redford y Meryl Streep.

Lago Nakuru desde el mirador.


Tanto el mirador Out of Africa como el mirador Baboon Clift. En el mirador, además de las panorámicas veréis también un buen número de babuinos –sobre todo en el segundo-, e hirax. Sobre las maravillas que encontraréis abajo os dejo el post que publiqué sobre el parque nacional del lago Nakuru.

sábado, 1 de octubre de 2011

Tarangire, mis primeros felinos entre los baobabs de Tanzania

Parque nacional Tarangire
En las orillas del río Tarangire se concentra la vida, sobre todo en época seca.

Mi primer contacto con un parque nacional africano fue Tarangire. Sobra decir que le profeso un gran cariño. No fueron mis primeros safaris fotográficos pues venía de la reserva de Sinya, a los pies del Kilimanjaro, donde había visto los elefantes más grandes que he visto en mi vida.
Se cumple ahora un año de la puesta en marcha de este blog y, a modo de cumpleaños, he querido regresar a las tierras tanzanas en las que se consolidó mi fascinación por los safaris fotográficos y se despertó el amor eterno a la fauna y los paisajes de África.
Comencé este blog con una serie dedicada a Kenya y los parques y reservas más próximos a al norte de Tanzania, donde se encuentra Tarangire. Abro paréntesis para felicitaros a todos vosotros también, que al fin y al cabo sois los que leéis mis peripecias por el mundo y dais sentido al blog. Me reconforta mucho saber que lo que os cuento en cada post gusta y se sigue (sería muy triste “escribir al aire”), y me enorgullece saber que muchos seguís mis sugerencias en vuestros viajes. GRACIAS.

Los baobabs son los árboles más emblemáticos del parque.


El parque nacional Tarangire se encuentra en la zona por excelencia de los safaris tanzanos y suele formar parte de un viaje a través de otras áreas protegidas como el lago Manyara –famoso por sus leones trepadores-, el cráter del Ngorongoro una de las maravillas naturales por excelencia de África y el célebre Serengeti. El punto de partida y de final del viaje es Arusha, donde se encuentra el aeropuerto internacional Kilimanjaro.



Un leopardo (mi leopardo) dormita en la rama de un baobab.


Tarangire es un territorio de 2.800 kilómetros cuadrados y relieve eminentemente plano, importante por el magnetismo que ejerce el río Tarangire sobre la fauna residente y migratoria. En el paisaje dominan los baobabs, ese árbol tan característico porque parece que ha sido plantado al revés, con la copa bajo tierra y las raíces al aire. Sobre una de esas “raíces”, una gruesa rama de baobab, tuve mi primer gran encuentro con los ansiados felinos. Allí dormitaba plácidamente un hermoso leopardo. Aprovechando el aletargamiento diurno del animal y la distancia suficiente entre el árbol y el todo terreno (suficiente para no intimidarle) para observarlo un largo rato, bajo un sol abrasador y el acecho de las agresivas moscas tsé-tsé.

Cae la tarde en Tarangire.

No lejos de allí, la vida se concentraba en torno a las aguas del río Tarangire. Acudían jirafas, elefantes, gacelas, cebras, facóqueros… entre los termiteros y acacias anhelaba toparme con mi primer guepardo. No fue posible. A cambio, la tarde se remató con los primeros leones entre el bush (aunque también acostumbran a trepar a los árboles)… que gran recuerdo y que buenos safaris en Tarangire.

Elefantes, jirafas y cebras a orillas del Tarangire.