martes, 31 de enero de 2012

Con los macacos en Katmandú



En un templo que se llama popularmente “Templo de los Monos”. Ya os podéis imaginar lo que me encontré. Decenas, centenares, casi diría yo: miles de macacos Rhesus. El verdadero nombre del templo es Swayanbhutinath y es uno de los más emblemáticos de Katmandú. Está situado en una colina al oeste de la ciudad y desde él se disfruta una panorámica excepcional de la capital de Nepal.



La estupa principal es imponente y otros templos secundarios escoltan al edificio más grande. En las inmediaciones de la entrada, para los que llegan en vehículo, la vegetación llega hasta el pie mismo del templo. En sus árboles hay casi más monos que ramas… y eso que lo que da nombre al templo es la cantidad y variedad de árboles “Sublimes Árboles” (para ser exactos es lo que significa). La tradición manda subir caminando las interminables y empinadas escaleras, pero no suele ser la forma de acceder para los visitantes que tienen en este célebre templo con los más famosos ojos de buda su meta de peregrinaje budista. Si accedéis por la escalinata, la zona boscosa de los macacos está en el otro extremo de la stupa principal.



Los monos son sagrados y se mueven a sus anchas sabedores de que son los verdaderos dioses en el templo de Swayanbhutinath (o Swayanbhu). Es curioso sentarse tranquilamente a contemplar los movimientos y jerarquías de alguna manada. El papel que juegan machos dominantes, machos jóvenes y hembras con o sin crías.

Si vais a Nepal no dudéis en reservaros una mañana para acercaros al templo de Swayanbhutinath, además de disfrutar con este espectacular monumento, podéis vivir en primera persona la experiencia de estar rodeados de macacos por todas partes (no tocarles ni dar comida).

viernes, 27 de enero de 2012

Atardecer entre zorros voladores en el lago Pichola



Cuando llegué al lago Pichola, en Udaipur, por vez primera no venía buscando naturaleza pero descubrí uno de los mejores atardeceres en India. Un paseo en barca por este lago artificial de aguas mansas es una de las experiencias naturales más sosegadas y relajantes de las muchas que se pueden hacer en un viaje al subcontinente indio.

Zorros voladores de la India durmiendo en los árboles.


¿Y naturaleza? Pues también. Las aguas del lago atraen a diferentes especies de aves como cormoranes o tántalos. En el extremo opuesto a la ciudad se encuentra una isla con un templo de recreo para el mismo maharajá que creó el lago a su antojo y donde, lejos del bullicio de la otra orilla y de las casas de la ciudad que se asoman al lago, las aves gustan de concentrarse en la frondosa vegetación. En realidad son dos islas Jag Niwas y Jag Mandir pero una se encuentra en el centro del lago y ocupada en su totalidad por un espectacular hotel de lujo. Como tantos otros en Udaipur.

Tántalos indios.


Pero no sólo aves. Navegando por el lago para disfrutar de una espectacular puesta de sol comenzaron a aparecer en el cielo una serie de puntos que no paraban de revolotear de un lado al otro. A medida que nos acercábamos los puntos aumentaban de tamaño hasta parecer auténticas gallinas voladoras. Se trataba de zorros voladores de la India, enormes murciélagos que alcanzan 120 centímetros de envergadura y un tamaño corporal de 30 centímetros. Son abundantes y durante el día permanecen colgados en las ramas de los árboles de la orilla. Su gran tamaño les hace inconfundibles.  

sábado, 21 de enero de 2012

Star beds, durmiendo bajo las estrellas

Reserva Laikipia, Kenya


No es el mejor hotel africano pero si ofrece una experiencia única y diferente al resto, la de dormir bajo las estrellas. Se llama Star Beds y está en Laikipia, en Kenia. Se localiza cerca de las zonas áridas de Samburu, pero al estar emplazada en un altiplano por encima de 2.000 metros de altitud los paisajes verdes dominan sobre la xericidad. Influye notablemente además la presencia del enorme río negro keniano Ewaso N’giro. Es una meseta no incluida en los itinerarios convencionales por el país pero ofrece algunos de los safaris fotográficos más interesantes. Zona ecotono para la fauna entre las tierras verdes del centro y las áridas del norte de kenia. Cuenta con poblaciones de cebra de Burchell y cebra de Grevy, jirafa reticulada, gerenuks, elefantes y una densa población de depredadores: leones, hienas y leopardos sobre todo. Una reserva muy recomendable.



Star bed es un puñado de cabañas de madera (cuatro) con una palapa central que sirve de comedor y punto de encuentro para las salidas de los safaris. Pertenece al exclusivo Loisaba Wilderness Lodge, así que el buen servicio está garantizado. Los  huéspedes que se alojan en este hotel suelen estar instalados en alguna de las habitaciones del Loisaba Wilderness Lodge y que alguna de sus noches de estancia deciden pasarla en estas cabañas (a unos 20 minutos en coche del Lodge principal). No fue así mi caso, ya que yo estuve un par de noches sólo en el Star Bed.

Las habitaciones están en alto, sobre un kopje a orillas del Kiboko waterhole. Es frecuente desde la terraza ver a los animales que descienden por la ladera para saciar su sed. La noche anterior, me contaron, fue un leopardo el que se paseó por la falda del kopje de camino al agua.



Consta de una plataforma elevada a la que se accede por una escalera con trampilla, garantizando así que ningún animal puede subir, en la que se encuentra una enorme cama con ruedas y un cuarto de baño. No hace falta más. Al llegar la noche los samburu que atienden el Lodge colocan la bolsa de agua caliente dentro de la mullida cama y desplazan la cama hasta el balcón en el que pasaré la noche. Comienza el espectáculo de un horizonte celestial repleto de estrellas con la pureza mayúscula del aire de este altiplano africano. No hay contaminación lumínica, sólo millones de estrellas en un firmamento en el que parecen no caber más. Con las primeras luces de la mañana, sin salir de la cama, es posible toparse con algún encuentro animal en la ladera.

Debido al éxito de este hotel los dueños han abierto cerca una segunda versión. Kiboko y Koija star beds. Este último lodge cuenta con 2 habitaciones dobles y una tercera para familias (4 pax). No dejéis de probar la experiencia.




Estas son mis valoraciones:

Situación: 7
Accesos: 3
Tranquilidad: 10
Arquitectura: 8
Ambiente: 7
Habitaciones: 6
Zonas comunes: 3
Gastronomía: 8
Servicio: 8
Servicio guías: 7
Integración Naturaleza: 10

web


Valoración general: 7


jueves, 12 de enero de 2012

Un relajado día de flora y fauna en el volcán Cotopaxi

Venado de cola blanca.


El Cotopaxi es euno de los volcanes activos más alto del mundo. Su cima, solitaria y majestuosa en plena cordillera andina, roza los 6.000 metros de altitud (5.897 m.) y claro, con tanto aliciente a menos de 70 kilómetros de Quito, es fácil pensar que la visita al volcán se convierta en excursión obligada en cualquier viaje a Ecuador.

La proximidad a la capital permite visitar el Cotopaxi en una jornada (ida y vuelta) y además hacerlo sin grandes prisas ya que la mayoría de personas que llegan hasta aquí se quedan en la laguna Limpiopungo (3.830 m. altitud) o bien suben hasta el aparcamiento que marca el final de la pista. Este aparcamiento (parqueadero) se sitúa a 4.500 metros de altitud, así que no todos llegan y pocos son los que se acercan hasta el refugio, 300 metros más arriba y rodeado de glaciares, o hasta la cumbre. El acceso hasta el refugio, a pie, no presenta dificultad técnica más allá del esfuerzo físico y la aclimatación.



La mayoría, como digo, se contenta con visitar someramente el parque nacional atraído por la figura del cono. Yo os animo a hacerlo disfrutando también de la fauna y flora que lo habita. No hay prisa por llegar a la base de la imponente montaña; de hecho nada más entrar al parque, cuyos límites empiezan mucho más abajo, donde todavía crecen los bosques frondosos, os animo a bajar del coche en busca por ejemplo de venados de cola blanca. Al poco de entrar, coincidiendo prácticamente con el límite superior del bosque, se encuentra el museo Mariscal Sucre. Pequeño pero interesante. La parada, cumple además una interesante función de adaptación a la altura. A partir de aquí la pista se abre paso hasta llegar al vasto páramo donde se emplaza la laguna y frente a la que se levanta el cono perfecto del volcán. Ya no hay árboles, pero si prados de gramíneas que tapizan el suelo de lava y multitud de flores que ponen de manifiesto la fertilidad de los suelos volcánicos.

El volcán cotopaxi desde las inmediaciones de la entrada al parque nacional.


Un día en el parque es una magnífica ocasión para el contacto con la fauna local. En el pasado post ya daba cuenta de la existencia de camélidos, fundamentalmente guanacos, y de las aves que visitan la laguna –como las gaviotas andinas y con muchísima suerte los esquivos pumas. Existen también en el parque lobos, osos, zorros y los más fáciles de ver: cóndores.


miércoles, 4 de enero de 2012

Cotopaxi, uno de los volcanes activos más altos del mundo

Cima del Cotopaxi desde la laguna.

El volcán Cotopaxi, en Ecuador, el más perfecto cono volcánico del mundo junto al monte Fuji de Japón dicen los exploradores ilustres (y el Teide, añado yo). Es sin duda imponente. Visible ya desde Quito, el Cotopaxi está localizado en el valle central formando parte de la mundialmente conocida avenida de los volcanes. Con 5.897 metros el volcán es la segunda altura del país tras el Chimborazo (6.300 m.), también en la misma avenida de la cordillera andina.



Acceder al parque nacional Cotopaxi es muy sencillo y recomendable desde Quito. Por carretera y un corto tramo de pista se llega hasta la entrada al parque. Luego la pista continua su ascenso de forma progresiva y suave (muy de agradecer si de lo que se trata es de ir aclimatándose a la altitud), hasta el pequeño museo donde existe un rústico restaurante en el que tomar una deliciosa comida, y posteriormente hasta los 3.830 metros donde se encuentra la laguna Limpiopungo. Estamos en terreno de pumas (que no veremos), guanacos (es posible encontrarlos) y gaviotas andinas, que seguro veremos junto a la laguna. Es un buen lugar para bajarse del vehículo y estirar las piernas por la orilla mientras notamos el frío y la altitud. Esta parada viene bien para la aclimatación. Detrás de la laguna la silueta del volcán se erige monumental y se pueden apreciar las diferentes coloraciones correspondientes a las erupciones que ha vivido esta montaña ecuatoriana. Se han registrado erupciones desde 1534 y ha habido otras como la de 1742, 1768 y 1877. Su última erupción fue en 1942 pero no hay que olvidar que se encuentra activo, incluso que estamos ante uno de los volcanes en activo más altos del mundo.
Camino del glaciar, a más de 4.500 m.

La pista de tierra sigue subiendo en dirección al refugio y el paisaje gana fuerza por momentos. Rápidamente nos situamos a 4.500 metros de altitud. Aquí las panorámicas son espectaculares, tanto del glaciar que queda a nuestra izquierda y hasta el que podremos acercarnos caminando entre lava de colores rojizos, como del refugio y su envidiable emplazamiento en la base de la cima. Las vistas también son impresionantes ladera abajo. Sin prisa, pero muy atentos a las condiciones climatológicas pues son muy cambiantes en la alta montaña andina, podemos disfrutar del lugar como se merece. El parque nacional Cotopaxi es una visita imprescindible si queremos conocer un volcán de alta montaña de silueta perfecta, repito uno de los volcanes activos más altos del mundo.

domingo, 1 de enero de 2012

Cascada El Chiflón

El salto mayor de la Cascada El Chiflón mide 120 m.

En el estado mexicano de Chiapas la naturaleza cobra dimensiones mayúsculas. Un paraíso ecoturístico en pleno mundo Maya donde disfrutar de enclaves como el cañón del Sumidero, los lagos de Montebello, aparte de una selva tropical en magnífico estado de conservación. Bosque primario espectacular. Pero aparte del verde de la selva el agua es el elemento que preside la mayoría de atractivos naturales y ecoturísticos. Además de los mencionados cañón del Sumidero y lagos de Montebello, las cascadas y saltos de agua proliferan en el montañoso perfil orográfico de Chiapas. Las cascadas de Agua Azul o la cascada Misol-Ha probablemente sean las más afamadas pero hoy quiero dedicarle este post a la cascada El Chiflón Tzimol, cerca de Comitán. Se trata en realidad de varios saltos de agua del río San Vicente: El Suspiro, Ala de Ángel, Arcoiris, Quinceañera y el más espectacular de todos, el Velo de la Novia, con 120 metros de altura por los que se desploma el bravo curso de agua.

Mirador frente al Velo de la Novia.



Una serie de pasarelas permite situarse frente al velo de la Novia y sentir toda la fuerza de esta cascada. En la pasarela recibiréis en la cara las gotas del vapor de agua bajo el sonido estruendoso de la imponente caída.
Existe un centro ecoturístico y unas cabañas. Aquí os dejo un enlace por si queréis ampliar la información.