jueves, 26 de febrero de 2015

¿Dónde ver bisontes europeos?

El bisonte europeo (Bison bonasus) es el mayor bóvido del Viejo Continente. El mayor mamífero que todavía habita en la naturaleza de Europa. Y lo hace en estado salvaje sólo en dos lugares: Polonia y Bielorrusia. De hecho, en realidad se trata del mismo lugar, un inmenso bosque primario en la frontera entre estos dos países: el bosque de Bialowieza. Allí viven los últimos ejemplares en libertad en su hábitat natural, que lejos de ser el de las praderas abiertas, como su hermano el bisonte americano, al europeo le gusta más el hábitat forestal, refugiarse en la seguridad del bosque (caducifolio y perennifolio).
Bosque de Bialowieza

La historia del mayor mamífero europeo es dramática. En siglos pasados era abundante y estaba bien distribuido por todo el continente llegando hasta Asia occidental.  La reducción de su hábitat y sobre todo su reputación como trofeo cinegético primero y su caza indiscriminada como fuente de alimento en la Primera Guerra Mundial después, le llevaron al borde de la extinción. De hecho desapareció en estado salvaje.  La reintroducción en el bosque polaco de Bialowieza, convertido en parque nacional y buque insignia de la naturaleza polaca, de una docena de ejemplares ha permitido el retorno de la especie a su hábitat natural. Población que ha crecido hasta casi el millar de ejemplares, más de 500 bisontes en la parte polaca y alrededor de 400 en el lado bielorruso del bosque. Son los últimos bisontes europeos salvajes. El mejor momento del día para observarlos es al amanecer y la mejor época en invierno, cuando se concentran en manadas más grandes, que pasan de estar integradas por una veintena de bisontes a estar formadas por cincuenta o más individuos. Ante la falta de alimento, en invierno el parque nutre una serie de puntos de alimentación suplementaria, en torno a los cuales los bisontes suelen observarse al alba. Encontrarnos con ellos en el interior del bosque no es misión imposible, pero si muy difícil.

La población actual se estima alrededor de 4.300 ejemplares pero excepto los citados salvajes reintroducidos en el bosque a partir del centro de cría en 1954, y otros pequeños grupos en las zonas polacas de Borecka (reintroducidos en 1962), Bieszczady (1964), Knyszynska (1973), y Nadlesnictwo Walcz (1983), el resto viven en reservas en semilibertad o en zoológicos. Existen varias reservas de bisonte europeo repartidas por el continente, incluso también en España (en la Montaña Palentina), donde vivían hace miles de años (si no que se lo pregunten por ejemplo a los artistas prehistóricos que los plasmaban en las paredes de Altamira, por ejemplo). En Polonia se encuentran en Pszczyna (creada en 1865), Smardzewice (1934),  Niepolomice (1938), Miedzyzdroje (1976), Goluchów (1977).


En Bialowieza, además de los bisontes en libertad, otros viven en el centro de cría en cautividad de especies autóctonas que existe en el parque, que de hecho fueron el germen durante veinticinco años para la manada salvaje. Bisontes y Bialowieza van de la mano, el bosque mejor conservado de Europa alberga los últimos bisontes, parientes de los que un día, hace apenas un siglo corrían libres entre los enormes árboles polacos. Sin duda el mejor lugar para observarlos.

domingo, 15 de febrero de 2015

Plitvice, escapada al paraíso lacustre europeo

A un par de horas por carretera de Zagreb, la capital croata, un enorme bosque de hayas y abetos encierra una de las maravillas naturales del viejo continente. En algunas zonas de esta vasta mancha forestal de 30.000 hectáreas convertida en parque nacional en 1949 me atrevería a asegurar que nunca ha pisado el hombre. Fue el primer arque nacional creado en Croacia y los que si se mueven aquí a sus anchas son los osos pardos, lobos, urogallos, linces europeos, etc. que habitan las entrañas del hayedo-abetal.

Pero aunque es una gozada caminar el bosque como hago cada vez que vengo, no son los árboles el interés central del viaje sino los 16 lagos que Plitivice alberga. El mío y el del millón de visitantes que acuden cada año a sucumbir a los encantos multicolores y relajantes de estos lagos, enlazados unos con otros como las cuentas de un rosario.

Este año los lagos de Plitvice serán objeto de uno de mis viajes como guía acompañante. Y como siempre podéis veniros conmigo. No está dentro del catálogo de Viajes de Autor, pero sin duda, es el hermano occidental del espectacular parque nacional chino de Jiuzhaigou, en las montañas de Sichuan, donde si tengo preparado un viaje de autor para este verano (1-10 agosto).


El viaje a los lagos de Plitvice es en realidad una ecoescapada, un fin de semana largo que empezará el jueves 15 de mayo y acabará el domingo 18 de mayo. A lo largo del viaje tendremos oportunidad de caminar por el magníficas pasarelas y senderos de las  infraestructuras de uso público del parque nacional que permiten conocer de cerca todos y cada uno de los lagos, así como acceder a las numerosas cascadas que suponen otro de los atractivos de la visita. La gran cascada de Plitvice, con sus 78 metros de altura, es la más alta y espectacular. Una jornada la dedicaremos a recorrer los lagos del circuito inferior y otra jornada los de lagos superiores, de esta forma tan relajada –apta para todo el mundo- podremos deleitarnos a fotografiar tranquilamente, sin prisa, este paraíso natural europeo. Porque este viaje es eso, una escapada perfecta para dar rienda suelta a la fotografía, a mezclarse sin prisa con la naturaleza.


Ecoescapada a los Lagos de Plitvice salida desde Madrid/Barcelona/Galicia. 4 días/3 noches aprox. 800 euros/pax. (con vuelos, alojamiento, etc.). Si quieres más información del viaje no dudes en ponerte en contacto conmigo en apolvorinos@elecoturista.com

domingo, 8 de febrero de 2015

Con los Albatros de las Galápagos

Con sus 240 centímetros de envergadura alar, y sus inconfundibles pico amarillo intenso y nuca de color marfil, el albatros de Galápagos es uno de los endemismos más emblemáticos en las islas de los endemismos por excelencia.

El albatros de Galápagos u ondeado (Phoebastria irrorata) es una ave marina que sólo toca tierra para anidar y lo hace durante el verano en la isla de La Española, en las islas Galápagos orientales. Hasta allí me fui hace unos años para observarlo por primera vez. Entre diciembre y marzo los albatros de Galápagos vuelan sin cesar llegando hasta las costas continentales peruanas. La mayor de las aves de estas islas ecuatorianas ha elegido para criar la que probablemente sea una de las islas más bellas: Española. Cuenta con una población de algo más de 20.000 individuos. El terreno irregular de la isla presenta los acantilados con la altura necesaria para que los enormes albatros realicen su carrera antes de lanzarse e iniciar su vuelo. Cuando se posa en mar abierto para comer despega “a la carrera” moviendo las alas incesantemente hasta alcanzar la velocidad que le permita alzar sus 4 kilogramos de peso.

En la isla Española, el enclave para observarlos es Punta Suárez. Abril es el mes del cortejo, de la batalla de espadas con sus picos cual elegantes maestros de esgrima. Cuando los niveles de alimento disponible en el mar son óptimos gracias a las corrientes cálidas procedentes de Centroamérica, entre junio y noviembre, tiene lugar la cría. Los primeros pollos ven la luz en julio y comienzan sus prácticas de vuelo en septiembre y octubre. En diciembre, los Airbus A380 de las aves marinas, despegan hacia las aguas oceánicas.
Sin salirse del sendero que recorre la colonia de cría de aves, como siempre que se visita cualquier enclave de las Galápagos, y sin exceder las dos horas que suponen el tiempo máximo de estancia en tierra (algo por lo que velan escrupulosamente los guías naturalistas del parque nacional) el contacto con las aves es directo y muy cercano. Embelesador.

Punta Suárez y Bahía Gardner, tan diferentes y espectaculares son los dos enclaves de desembarco y visita en Española. Los visitantes que, como yo, a bordo de un crucero, llegan a Española a disfrutar de una jornada de campo inolvidable nunca salen defraudados. A buen seguro que así es, entre albatros, piqueros, gaviotas, etc. en los acantilados de Punta Suárez y lobos marinos, tortugas marinas y pinzones de Darwin en las blancas arenas de una de las bahías más hermosas del mundo.