miércoles, 30 de marzo de 2011

Ser agente de viajes también ayuda a la conservación en Tahití y sus islas


Recientemente publiqué un post sobre la experiencia FlyOver y el buceo con tortugas verdes en la microreserva marina El Puertito de Adeje, en Tenerife, como novedosa medida de conservación.
Hoy quiero mostraros, a colación de los fondos marinos y de la conservación y recuperación de las tortugas -fundamentalmente las verdes-, otra buena idea pero en el otro extremo del Globo, en la Polinesia francesa. Se trata de una interesante iniciativa que ha puesto en marcha la oficina de turismo de Tahiti y sus islas con los agentes de viaje españoles. Ser agente de viaje puede ser desde ahora una profesión conservacionista. Os explico.

La loable iniciativa consiste en que todos los agentes de viaje apuntados al curso 2011 del programa de formación de la Oficina de Turismo de Tahití y sus islas, formarán parte de una iniciativa ecológica que destinará fondos a una asociación tahitiana de protección y salvamento de tortugas marinas. 
Los agentes, al inscribirse en este curso de formación Agente Tiare, demostrarán su apoyo y se unirán a este proyecto solidario en el que la oficina de turismo destinará fondos a Te Mana O Te Moana- que se traduce El Espíritu del Océano-, una ong tahitiana dedicada a la protección y salvamento de las tortugas marinas, animal emblemático de las islas.



Te Mana o Te Moana forma parte de Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Realiza proyectos de ecoturismo, programas educativos, cambio climático, ecosistemas marinos, etc. y también gestiona una Clínica para Tortugas marinas. En las aguas de Tahití y sus islas viven diferentes especies de quelónidos como las tortugas verdes (igual que en el caso de Tenerife), tortugas carey y tortugas golfina.

Como veis otra forma de “viajar” que también es solidaria con la naturaleza. Que cunda el ejemplo.
Fotos: Te Mana o Te Moana

domingo, 27 de marzo de 2011

Caño Negro, mi paraíso

Cigüeñuelas americanas

Seguramente si tenéis pensado ir a Costa Rica y os interesáis por un programa de viaje y qué lugares visitar, en pocos itinerarios encontraréis Caño Negro. Es un Refugio Nacional de Vida Silvestre que no suele aparecer en la lista de parques nacionales y reservas naturales. Yo lo descubrí a mediados de los noventa, el mismo año que acabé la carrera de Biología, y allí pasé los tres años de trabajos científicos más apasionantes de mi vida. Los recuerdo con añoranza. Tremenda añoranza de un tiempo pasado pero con la alegría de saber que fueron y son inolvidables. Allí estaba don Máximo, que tenía un par de sencillas cabañas –única opción de alojamiento hasta un par de años después- que fueron mi casa durante muchos meses y que desde luego me parecían el mejor hotel del mundo. Las arepas y el gallopinto que preparaba su mujer un día si y otro también. Para desayunar, comer y cenar. A mi me sabían a gloria cuando después de toda la mañana en el campo regresaba un rato a la cabaña a comer y preparar la salida de la tarde. Ha pasado tiempo y no recuerdo los nombres del resto de compañeros, pero sí el de Girlany –una indígena de Talamanca- y Gustavo responsable de Amigos de la Tierra en Costa Rica, con quienes trabajé codo con codo, entre otras muchas personas. Y por supuesto al que fuera mi gran amigo Humberto Da Cruz -que fuera director del antigua ICONA y muy vinculado a UICN-, que siempre estaré agradecido de aquellos comienzos.

Jabirús y grandes garzas blancas


Fueron días como digo inolvidables en un lugar al que tengo la firme promesa de regresar dentro de no mucho.
El segundo y tercer año vinieron conmigo desde España José –magnífico ilustrador de fauna y flora- y Carmen. Lástima haberles perdido la pista.
Espátulas rosadas, cigüeñones y varias especies de garzas


Algún día os contaré cosas sobre el día a día en Caño Negro, rodeado de miles de aves, mariposas, caimanes y un sinfín de especies de flora y fauna. Hoy de momento quiero presentaros el lugar e invitaros a que lo conozcáis personalmente. Si tenéis pensado ir Costa Rica, guardaos un par de días para conocer (preferentemente entre enero y abril) este refugio natural que linda con el Río San Juan (lago Nicaragua). El río Frío es el que permite llegar navegando hasta el lado Nicaragüense en uno de los muchos brazos fluviales y canales que conforman este Humedal Internacional Ramsar de casi 10.000 hectáreas. Está formado por una laguna principal de agua dulce, la laguna de Caño Negro, y decenas de nerviaciones de agua y zonas encharcadas, aparte del bosque tropical de tierras bajas que sirve de morada a jaguares, ocelotes, perezosos, monos congos, monos cara blanca, osos hormigueros, etc.
Pero el principal atractivo de Caño Negro son sus aves. Más de doscientas especies. Es un enclave fundamental en la ruta migratoria de muchas especies y por tanto un paraíso ornitológico de primer orden en Costa Rica y el continente americano. Después de unos cuantos viajes por otros enclaves de birdwatching, en pocos sitios he visto tal concentración de pájaros.


Caño Negro cuenta con una de las mayores concentraciones de aves


Cada mañana salíamos a censar la laguna con la esperanza de encontrar al escaso y enorme jabirú. No solía faltar a la cita y en ocasiones en pequeños grupos. Una vez contamos once. Espátulas rosadas, ibis, cigüeñones y la más vasta lista de ardeidas que jamás haya visto eran fieles en cada visita. Al final de la mañana y antes del censo de la tarde navegábamos por los canales en busca de martinetes, picos zapato, aningas, cormoranes, diferentes especies de martín pescador, etc. En las orillas y aguas someras de la laguna los patos piches americanos se agrupaban por miles. A veces, muchas, había tantas aves en la laguna que no daba tiempo para otra cosa que no fuera contar, sexar, leer anillas… al caer la noche, de regreso a las cabañas los ojos rojos de los caimanes se zambullían en el agua a nuestro paso. Un paraíso para un biólogo… Con permiso he querido incluir en el post las fotos originales y, si me permitís, prometo contaros más cosas, curiosidades y vivencias en Caño Negro, Los Guatusos y el lago Nicaragua (Nicaragua) y, por supuesto, en los parques nacionales de Costa Rica.
Patos Piches americanos

jueves, 24 de marzo de 2011

La Corona Forestal, el mayor parque natural de Canarias

El parque natural alberga el 90% de los pinares endémicos de Tenerife.

Cuando el visitante mira hacia arriba en Tenerife, hacia las laderas del Teide, ve un anillo verde. Especialmente cuando levantamos la vista desde el sur por el contraste con el yermo terreno volcánico de color marrón. Ese fondo verde no es, ni más ni menos, que el cinturón vegetal conformado sobre todo por pino canario (Pinus canariensis), y que rodea toda la isla entre los 300-2.200 metros de altitud (según zonas) tapizando la estructura volcánica de las Cañadas y el estratovolcán Teide-Pico Viejo.


El manto de pinos y el mar de nubes con el Teide.



Se trata del Parque Natural de la Corona Forestal (1987), el mayor espacio protegido del archipiélago canario, con casi 50.000 hectáreas. Es un mundo verde de paisajes verticales, de barrancos, de mares de nubes, de olor intenso a pino… un pino, el canario, que es un árbol muy particular. A diferencia de otros pinos sus acículas (hojas) crecen en grupos de 3 por vaina, pero lo que le convierte en excepcional es que es la única especie de pino capaz de rebrotar tras un incendio, pues el corazón del tronco, en el que alberga el parenquima transversal -propio de las frondosas, no de las coníferas- que permite que la salvia de crecimiento del árbol quede protegida y no llegue a quemarse. No está mal como adaptación de la especie a un ambiente volcánico de fuego y erupciones…

Acículas en grupos de tres.

El parque natural contiene el 90% de los pinares endémicos de Tenerife. Pero esta conífera no es la única especie forestal existente. Crece también laurisilva en algunos puntos, brezales, cedros y sabinas, y por encima de 2.000 metros, una interesante comunidad vegetal de matorral de montaña. También comunidades colonizadoras de coladas y cráteres volcánicos.
La fauna no le va a la zaga y proporciona un buen número de endemismos. Son especialmente relevantes los murciélagos que habitan en los tubos volcánicos y los invertebrados. Entre las aves destaca el pinzón azul (Fringilla teydea teydea) y el Pico Picapinos (Dendrocopos major canariensis), entre otras. En la zona es frecuente también la presencia de lagarto tizón (Gallotia galloti galloti).
Pino Gordo de Vilaflor

Entre los ejemplares de pino canario, algunos llaman la atención poderosamente por su extraordinario porte. Uno de esos ejemplos se encuentra en Vilaflor. Es el conocido popularmente como “Pino Gordo”. Su apelativo no puede ser más acertado dado el grosor del tronco (11 metros) y su altura de 60 metros. Está considerado como el pino más grande del archipiélago.

Al parque natural se accede por las cuatro carreteras que suben al parque nacional del Teide desde los cuatro puntos cardinales de la isla.

lunes, 21 de marzo de 2011

Cetáceos en el Sur de Tenerife


El brazo de mar que separa el sur de Tenerife y La Gomera, en las islas Canarias, es un paraíso mundial para el whalewatching. Se trata, por número de personas y número de días aptos para la navegación, uno de los mejores destinos mundiales para whalewatching. Algo muy relacionado con el porcentaje de éxito de avistamiento. Casi 600.000 visitantes se dejan seducir cada año por el avistamiento de cetáceos. No es extraño. En estas aguas nadan 21 de las 26 especies de cetáceos existentes en Canarias y la probabilidad de ver alguna de ellas es casi 100%. Es casi la tercera parte de las especies existentes en el mundo.

Calderones tropicales



Las especies estrella son los calderones tropicales (Globicephala macrorhynchus) y los delfines mulares (Tursiops truncatus), siempre fieles a la cita por ser residentes, pero por aquí pasan otras muchas especies de cetáceos odontocetos (con dientes) como la presencia esporádica de delfín moteado atlántico, delfín de dientes rugosos, delfín listado, calderón gris, falsa orca y cachalote, el paso migratorio de delfín común y las raras apariciones de orcas, zifios de Brainville, zifio común, zifio de Gervais, el cachalote pigmeo y delfín de Fraser. Entre los cetáceos misticetos (con barbas) o verdaderas ballenas: el avistamiento se centra en la observación esporádica de rorcual tropical, los rorcuales norteño y común en migración, y más raramente grandes ballenas la yubarta, el rorcual aliblanco, el rorcual azul o incluso la ballena azul.


Grupo delfines mulares

Hay muchas empresas que realizan salidas para el whalewatching, desde pequeñas embarcaciones hasta barcos de gran tamaño, en excursiones que van desde un par de horas centradas sólo en los cetáceos, hasta casi día completo (unas 5 horas) con una buena navegación, comida, baño en calas y playas (como el caso de Masca), etc.
Las salidas se realizan desde Los Gigantes, Puerto Colón y el Puerto de los Cristianos, al sur de Tenerife.


Es complejo describir lo que siente a bordo de uno de estos barcos durante un avistamiento de cetáceos. La emoción que se siente al localizar las primeras aletas dorsales… Los treinta minutos que la reglamentación de avistamiento permite permanecer junto a los cetáceos parecen pasarse en un suspiro, el mismo resoplar con el que ponen la adrenalina a flor de piel cada vez que emergen para mostrar su belleza o realizan alguno de sus movimientos cotidianos. Entre los delfines es frecuente que ser acerquen a la proa para navegar junto al casco y no es raro ver cómo saltan o surfean en la estela del barco. Los calderones tropicales (conocidos popularmente como ballenas piloto a pesar de no ser ballenas) presentan un comportamiento más familiar, en pequeños grupos formados por unos pocos machos que comparten manada con las hembras y las crías. La población estable de calderones se estima en cerca de 600 individuos. Estos calderones alcanzan de promedio los 5 metros y son excepcionales buceadores. Se sumergen hasta 1.000 metros de profundidad en busca de los calamares que suponen su dieta. Una vez en superficie su etología puede depararnos momentos tan simpáticos como el salto espía en el que sacan la cabeza verticalmente del agua para hacer una observación circular del entorno, o coleteos en los que incluso llegan a mostrar su aleta caudal en algunas ocasiones.



Además de cetáceos es frecuente ver el vuelo de pardelas cenicientas, gaviotas patiamarillas o charranes árticos. Cerca del Acantilado de los Gigantes, en Teno también águila pescadora. En al agua tortugas y fragatas portuguesas pueden sorprendernos con su presencia en superficie. Y como telón de fondo en este intenso azul, el omnipresente cono del Teide recordando dónde estamos.

Gaviota patiamarilla.

martes, 15 de marzo de 2011

Buceando con tortugas en el sur de Tenerife

Flyover, un ejemplo de ecoturismo y conservación
Microreserva marina El Puertito de Adeje.


De vez en cuando uno se topa por la vida con personas admirables. Por cómo son y por su labor. Es el caso de David Novillo (Ocean Dreams Factory). Nos conocimos en un evento en la isla de Tenerife. Estuvimos charlando un buen rato y me explicó con detalles su proyecto. He de reconocer que me fascinó desde el primer minuto. La idea, la filosofía, el concepto, cómo se puso en marcha y cómo evoluciona. Una idea que David, lejos de guardarla en su intimidad está deseoso que otros copien en otras partes del mundo; empezando por las islas Canarias, su mundo más cercano, y que se multipliquen así las microreservas a lo largo y ancho de los mares…. Os cuento.



Estamos en el sur de Tenerife. Más concretamente en El Puertito de Adeje. Allí se encuentra la microreserva marina en la que nadan libres tortugas verdes y otras especies marinas raras en el resto de las islas como angelotes, cangrejos arlequín, caballitos de mar, mantelinas, etc. La microreserva está gestionada por la citada empresa tinerfeña, que viene desarrollando desde 2005 un proyecto de conservación, investigación y educación ambiental fabuloso. Tan importante que pronto National Geographic lo incluyó en su programa Global Action Atlas. La iniciativa lucha por recuperar un fondo marino degradado por el erizo de Lima. Para ello consigue fondos mediante la actividad, entre otras, de buceo sostenible y que van destinados íntegramente a la gestión de la microreserva en pos de la recuperación de biodiversidad local.
David y su empresa realizan también atenciones y seguimiento a los animales heridos, como es el caso de alguna tortuga arponeada o con daños en el caparazón.



Un buen día llegó una tortuga verde a las aguas del Puertito. A ésta siguió otra y luego otra. Hasta siete tortugas marinas han elegido la pequeña bahía del Puertito de Adeje como su hogar y aquí viven en libertad. Hace poco se ha avistado una octava tortuga. Con ellas podemos bucear dentro del programa FlyOver que desarrolla la empresa Ocean Dreams Factory que permite al visitante observar en primera persona el proceso de recuperación de una microreserva marina. Los costes (40-60 euros por persona máximo 10 personas) van destinados a la gestión de este espacio natural. ¿En qué consiste el FlyOver? En sumergirse a una profundidad máxima de 10 metros acompañados por un monitor (si no se tiene experiencia en el buceo) o bien de forma autónoma (buceadores con título). Recientemente La Sexta emitió un reportaje del flyover que aquí os dejo.



Durante los 25 minutos que dura la vivencia, el visitante tiene oportunidad de disfrutar del fondo marino de Adeje y de conocer y colaborar con un buen trabajo en pos de un Océano Sostenible.
Un trabajo que no cesa de cosechar aplausos, reconocimientos y galardones. Los dos últimos desde el Centro de Iniciativas Turísticas del Sur de Tenerife que otorgó el premio Gánigo 2010 ocio y turismo, y desde Londres a través del British Guild of Travel Writers, que les nominó al premio Best Overseas Tourism Project 2010. Como desea David, esperemos que esta microreserva sea sólo la primera de muchas.

Fotos: David Novillo

lunes, 14 de marzo de 2011

La Gran Barrera mesoamericana, corales caribeños


Muy lejos de Oceanía, las aguas caribeñas esconden la Gran Barrera mesoamericana. Dicho así puede dejar indiferente, pero si tenemos en cuenta que se trata de la segunda barrera coralina más grande del mundo después de la australiana, quizá la consideración cambie.
He decidido además centrar este post no sólo en mostrar uno de los lugares del planeta de mayor interés desde el punto de vista natural, sino en compartir un par de datos que espero sirvan para remover conciencias y girar los ojos también hacia la conservación del fondo marino. El primero dato es consistente: el arrecife de coral es el ecosistema con mayor biodiversidad del planeta, muy por encima de la biodiversidad existente en la selva amazónica, que sería el equivalente en cuanto a importancia medioambiental en tierra. El segundo de los datos, demoledor: El 70% del oxígeno que respiramos procede del fitoplacton y las algas marinas.



Las dimensiones de la Gran Barrera mesoamericana son de 700 kilómetros de longitud (un tercio de su homónima australiana) a lo largo de toda la costa caribeña de México, Belice, Guatemala y Honduras.
Abarca desde el sur de isla Contoy en el extremo de la mexicana península de Yucatán hasta las islas hondureñas de la Bahía.
Sólo en lo que a corales se refiere cuenta con 60 especies de todos los colores, en los que viven 500 especies de peces.

A lo largo de la Gran Barrera caribeña se suceden los bancos de coral. Quizá el atolón más importante sea el mexicano Banco Chinchorro, si bien el más famoso seguramente sea el arrecife de Belice (en la foto) -que cuenta con el conocido Blue Hole como punto culminante-. El Agujero Azul, también llamado El Ojo, es un inmenso agujero de más de 300 metros de diámetro y 123 metros de profundidad en medio del azul turquesa del arrecife. El lugar es referencia mundial entre los submarinistas y es sencillo organizar una visita a éste o cualquier otro de los muchos bancos e islas de la Gran Barrera.
Se podría escribir no un post sino un libro sobre la belleza e importancia de la Gran Barrera Mesoamericana, pero me conformo con haber esbozado en estas líneas unos apuntes sobre su extraordinaria importancia que ayuden a conservar este ecosistema de vital importancia, Si es así, objetivo conseguido.

sábado, 12 de marzo de 2011

Roatán, descanso entre colibríes


Llegué a Roatán de vacaciones. Era el final de un recorrido apasionante por parte del Mundo Maya. Un viaje que me llevó por el lago Atitlán, Tikal, Antigua y Chichicastenango, en Guatemala, y Copán en Honduras. Era el fin de fiesta de un periplo largo pero inolvidable, como siempre que vengo a Centroamérica en busca de la naturaleza Maya. Habíamos reservado una cabaña en la playa con un objetivo claro: descansar. Disfrutar de las playas de este archipiélago caribeño y descansar. Desde que tengo uso de razón soy culo de mal asiento. Entre el famoso dilema de playa o montaña lo tengo claro: la montaña. Aún así el lugar invitaba al relax así que devoré “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano y el “Popol Vuh” o libro sagrado de los Mayas. Cada uno se relaja o descansa a su manera y la mía es con una cámara de fotos, unos prismáticos y caminando (lo dicho culo de mal asiento).



Pronto me entero de la existencia de un manglar cercano así que mientras mis compañeros de vacaciones se tostaban al sol hondureño, un servidor se dejaba caer por las raíces de esos mangles rojos en busca de vida animal. Cangrejos, otros moluscos, garzas y diferentes limícolas ocuparon esa mañana. Pero el mejor momento tenía lugar cada tarde, en el frondoso jardín natural del pequeño complejo de cabañas. Abundaban las palmeras en cuyos troncos anidaban algunas parejas de carpinteros, pero también las orquídeas e infinidad de plantas con flores irresistibles para los colibríes. Allí pasaba las últimas horas del día, cuando el calor era más suave. No por los colibríes, pues a diferencia de la mayoría de las aves, al pájaro más pequeño del mundo poco le importa para su actividad el fuerte calor, pero si para mi que aguantaba inmóvil apostado de planta en planta aguardando la llegada de los colibríes. Colibríes de tamaño medio, pequeños y muy pequeños. De todos los colores. Comenzaron a pasar delante de mí en las tardes de Roatán decenas de especies de colibríes.



A pesar de su pequeño tamaño son aves que cuentan con algunas especies migratorias de modo que son frecuentes sus desplazamientos entre las islas y el continente. De hecho varias de las 41 especies de colibrí censadas en Honduras proceden de Estados Unidos para pasar el invierno. Otros, como el colibrí esmeralda son endémicos de Honduras. Y así pasé las horas, disfrutando como un enano con cada nueva especie “descubierta”. Como no podía ser menos, en estas condiciones (mis condiciones), descansando. Feliz. Volví como nuevo.

jueves, 10 de marzo de 2011

Peneda-Gerês, plasmando el momento

Parque nacional Peneda-Gerês


El post de hoy quiero dedicarlo a la captura de un instante. Un momento portugués que simboliza lo que es este espacio natural protegido. El parque nacional Peneda-Gerês es el único parque nacional de Portugal. Está emplazado en el noroeste del país lindando con Ourense. Se trata de conjunto de montañas de no demasiada altitud (Peneda, Gerês y Amarela), con su cotas máximas en torno a los 1.500 metros (1.545 metros el Nevosa), que separan las mesetas orientales de las costas portuguesas.
Fue terreno de osos y de cabras montesas, ambos extinguidos, pero es bastión importante para el lobo y otros animales como el corzo (emblema del parque), el gato montés -que se refugian en los densos bosques de roble, abedules y acebos de los valles-, o la nutria, -reina de los abundantes cursos fluviales-. Peneda-Gerês es montaña y agua –con cascadas y abundantes ríos- y eso es precisamente lo que me encontré bajando por las laderas de la sierra de Gerés en un bonito atardecer. No había más remedio que detenerse, contagiarme de la paz del lugar y plasmar el momento…

martes, 8 de marzo de 2011

Acantilado de los Gigantes

Parque rural de Teno

El acantilado se encuentra en el noroeste de Tenerife, Canarias

El acantilado de Los Gigantes es un inmenso farallón rocoso que se levanta más de 700 metros en vertical desde el océano Atlántico en el noroeste de Tenerife. Es la cara litoral de un macizo montañoso, el de Teno, que por su biodiversidad, está declarado parque rural, una de las figuras de protección de la Red Canaria de espacios naturales protegidos. El macizo de Teno tiene su máxima altitud en algo más de 1.300 metros y encierra un mosaico vegetal sumamente interesante con bosques de laurisilva, bosques termófilos, cardonal-tabaibal y vegetación xerófila y halófila. Desde las alturas de Teno descienden hacia el mar una serie de espectaculares barrancos de curso muy estrecho y vertical. En el interior de estos barrancos crece además una flora rupícola muy representativa. Los barrancos más importantes y espectaculares son Los Carrizales, Masca y Seco, entre otros, algunos de ellos sólo accesibles por mar.
Es precisamente desde el mar desde donde se aprecia en toda su magnitud la espectacularidad de estos acantilados tinerfeños, los mayores de la Unión Europea meridional.

En algunos puntos alcanza los 700 m. altura

Desde tierra se pueden contemplar si nos situamos en dos puntos: la localidad de Los Gigantes y la punta de Teno. A la primera se llega sin problemas desde el sur de la isla. Para acceder a la punta de Teno y su emblemático faro, desde el que se disfrutan las mejores puestas de sol de la isla, es preciso tomar una carretera que se abre paso en la roca desde Buenavista del Norte, en la vertiente septentrional del macizo.

Delfines mulares y pardela

En torno a los acantilados se organizan diferentes actividades y excursiones que van desde recorrerlos en kayak de mar o las excursiones en velero, hasta el avistamiento de cetáceos. Propuestas por tierra y mar. Entre Los Carrizales y Los Gigantes habita una interesante población de delfín mular, frecuente compañero de viaje en la navegación por la zona.
También es posible ver en este rincón del cielo canario el vuelo del águila pescadora o guincho, que anida en estos paredones. En las partes altas del interior habita también la paloma rabiche y la paloma turqué –endémicas de la laurisilva-. El macizo de Teno es también Zona de Especial Protección para las Aves.

Barranco de Masca

En tierra la oferta de posibilidades no descansa. Entre las más espectaculares y activas destaca el descenso de cañones del barranco de Los Carrizales y la ruta senderista por el barranco de Masca (el parque es un paraíso para el senderismo).
Teno encierra una muestra de paisajes con todo el encanto del Tenerife rural; pequeños pueblos y caseríos se dispersan por un terreno incómodo, agreste y absolutamente espectacular. Un puñado de alojamientos rurales permite además prolongar el éxtasis paisajístico y mental el tiempo que haga falta. La carretera TF-436 recorre el espinazo de estas montañas canarias para ofrecer en apenas 20 kilómetros, uno de los racimos de paisajes más impresionantes del mundo.
Masca

domingo, 6 de marzo de 2011

Cascada del Limón, en Samaná

El salto del Limón tiene 60 metros de altura

Últimamente las cadenas hoteleras han puesto los ojos en esta preciosidad del Caribe y han restado algo el encanto que a mi juicio tenía –y tiene- esta zona al noroeste de Santo Domingo. Todavía los hoteles grandes están presentes de forma comedida en la península de Samaná, en la República Dominicana, pero tampoco hay sitio para mucho más. Sólo para naturaleza exuberante y paisajes sublimes. Es territorio propicio para los pequeños alojamientos ecoturísticos. Que se lo pregunten a Cayo Levantado.
No será el último post que le dedique, pues todavía no he hablado de las ballenas jorobadas, su principal atractivo junto a las playas salvajes como El Rincón o Las Terrenas y el parque nacional de Los Haitises.

El acceso puede hacerse a pie o a caballo


Hoy quiero detenerme en el Salto del Limón. Este salto es una cascada de gran belleza plástica a modo de cola de caballo de unos 60 metros de altura que vierte las aguas del arroyo Chico al río Limón. El Limón es el municipio y principal responsable de la toponimia del lugar. Más bien entre El Limón y El Café está la cosa.
La cascada está inmersa en la vegetación selvática combinada en tierras más bajas con las palmeras y que pinta de verde intenso las montañas de la sierra de Samaná. Al salto del Limón se accede bien caminando por el sendero “El Café” o bien a caballo. Con el caballo se ha de vadear el río aguas debajo de la cascada en una excursión de unas dos horas. La ruta se contrata en cualquier agencia de viajes local –muy conocida en todo el país- pues todas las empresas que la ofrecen pertenecen a la Asociación de Empresas Ecoturísticas del Salto del Limón. La ruta ecuestre va por un recorrido más panorámico, con miradores naturales abiertos al ondulado horizonte de colinas. Se ha de echar pie a tierra para llegar a la meta caminando y disfrutar de un merecido baño en su gran poza natural. El enclave recuerda al viejo anuncio de un desodorante que invitaba a respirar los limones del Caribe…

sábado, 5 de marzo de 2011

Livingstone y las cataratas de la Reina

Caminando por Edimburgo, en tierras escocesas, me topo de bruces con una estatua cuya silueta me es familiar. Tentado de probar su condición inanimada me tienta preguntarle: ¿el doctor Livingstone, supongo? Mejor dicho: Dr. David Livingstone I presume! Que es como se dirigió a él el periodista Stanley después de su ardua tarea de búsqueda. Pero eso fue en otro continente, en el mismo en el que todas las mentes, incluida la mía of course, sitúan a David Livingstone.

Claro, ¡cómo no había caído! Sir David Livingstone nació en Blantyre, entre Glasgow y Edimburgo el 19 de marzo de 1813. Mirando después el mapa con detalle veo también la localidad Livingston (está vez sin la “e”) a la misma distancia de Edimburgo que Blantyre de Glasgow, pero puede que eso sea ya cosa de Iker Jiménez…


Efectivamente el célebre médico, misionero y explorador escocés tuvo ligada su persona al continente negro de por vida. También después de muerto (1 mayo 1873), pues sus restos se reparten entre la Abadía de Westminster (Londres), donde yacen los británicos más ilustres, y la tierra africana en la que forjó su leyenda y a la que tanto amó. Allí se enterró su corazón.

Livinsgtone estuvo ocho años explorando África del Sur hasta llegar al río Zambeze en 1851. Allí realizó la primera de sus expediciones africanas, navegar el río hasta el Índico, la que a la postre le llevó a descubrir el 16 noviembre 1855, guiado por las indicaciones de los nativos: la “humareda que ruge” (mosi oa tunya), el mayor salto de agua del continente africano. También del mundo.
Como hijo de la Inglaterra victoriana no dudó en honrar a su reina bautizando su descubrimiento para el mundo occidental como Cataratas Victoria, igual que hiciera Speke -y tantos otros con sus hallazgos- con el enorme lago centroafricano (1855) en cuyas orillas tuvo lugar en noviembre de 1871 el famoso encuentro con Henry Stanley.



Pero como bien imagináis la vida de Livingstone no cabe en un post y a duras penas en un libro. Así que, dejando de lado otras cuestiones viajeras y exploradoras, trataré desde responder a la pregunta ¿qué queda de Livingstone hoy día en sus cataratas?

Las Cataratas Victoria se localizan en el curso del Zambeze a caballo entre dos países: Zimbabwe en la orilla derecha orográfica del río y Zambia en la orilla natural izquierda. Ambas rinden pleitesía a su descubridor y principal imán turístico. En el lado de Zimbabwe, una enorme estatua recibe al visitante que se acerca a observar las cataratas desde el primer mirador, pero es en Zambia en donde el misionero tiene más presencia. De entrada, la ciudad más importante del sur del país y puerta de entrada a las cataratas lleva su nombre. En la ciudad de Livingstone está además su museo. Descubrí por primera vez este museo en 2004. Conocía de su existencia a través de “El Sueño de África”. Fue Javier Reverte quien me puso en la pista de este pequeño pero interesante museo desde su magnífica novela. A falta de un edificio más sobresaliente el museo Livingstone de Livingstone pone mucho amor y dedicación. En sus pequeñas salas y escasas vitrinas guarda pocas pero más que interesantes cosas y artículos personales del explorador y de sus exploraciones. Incluso sus cartas manuscritas… una joya.

Livingstone también tiene su isla en el medio de su amado río Zambeze. En la parte central del río, accesible desde el lado de Zambia, se localiza Devil’s pool (la piscina del Diablo). Se ha convertido en una de las atracciones de las cataratas pues esta piscina natural que se forma junto a la isla Livingstone, permite asomarse a los 108 metros de caída de esta brecha fluvial de casi 1,8 kilómetros de longitud. Convenientemente sujeto por los tobillos (osea, un paisano que te sujeta mientras ríe) uno puede asomarse al abismo como quien mira por encima de una barandilla… pero sin barandilla.



Otras formas más tranquilas de disfrutar las cataratas son desde la red de senderos y miradores existentes en ambos países o desde el vuelo de los Ángeles (vuelos panorámicos en helicóptero, avioneta de época y para los más valientes, en ultraligero). También los donantes de adrenalina pueden liberarla haciendo puenting y bungee jump en el puente de hierro que une ambos países, aunque no creo que de tiempo a disfrutar de ellas durante la caída... Sea cual sea la forma de contemplar las cataratas más caudalosas del mundo, gracias Livingstone por haberlas puesto en el mapa.

viernes, 4 de marzo de 2011

Laguna Jökulsárlón

Parque nacional Vatnatjökull



Para muchas personas que han visitado Islandia, la laguna Jökulsárlón es el paisaje más impresionante de un país en el que, de entrada, tengo que decirlo, todo es impresionante. No sabría decir si en mi caso se trata también del paisaje más bello de Islandia, pero está entre los favoritos seguro.
Islandia es un país pequeño pero generoso en cuanto a naturaleza. Aquí se encuentra entre otros, el glaciar más grande de Europa (Vatnatjökull; 8.100 kilómetros cuadrados) englobado dentro del parque nacional Vatnatjökull, al que pertenece también la laguna. Esta laguna de origen glaciar es la más grande de este tipo en el país. La naturaleza islandesa ostenta otros récord que plasman su magnificencia, pero tendrán su merecido post en el futuro.



La laguna Jökulsárlón se alimenta de la enorme lengua de hielo Breidamerkurjökull, la misma que nutre a la vecina, menos frecuentada y también impresionante laguna Breidarlón. A ambas se accede desde la ruta 1, la principal carretera islandesa.
En lo que si estamos de acuerdo es en la fuerza del paisaje de Jökulsárlón y el telón de fondo de montañas nevadas y glaciares que lo escoltan y flanquean, especialmente por su parte izquierda en la que emerge el techo del país (Hvannadalshúkur; 2.110 metros de altitud).

La enorme lengua glaciar Breidamerkurjökull


Otra de las cuestiones que la hacen única es el abanico de posibilidades para disfrutarla que ofrece. Su excelente acceso hace que pasear por su orilla meridional sea muy sencillo, al pie del aparcamiento, y que también desde allí, podamos embarcarnos para navegar entre icebergs ¿embarcarnos en un aparcamiento? Así es. Una empresa local organiza excursiones en barcas terrestres o coches anfibios (según se mire) de una hora por la laguna (unos 30 euros). Primero recorren la orilla por tierra para luego zambullirse en el agua al más puro estilo James Bond. No en vano alguna película de este agente secreto y otros filmes se han rodado entre los témpanos de hielo de Jökulsárlón. La laguna tiene una profundidad de 200 metros y desagüe natural al mar, del que sólo dista 1,5 kilómetros.
Pero en este mundo de hielos existe una vida sorprendente. Especialmente aves: charranes árticos, skúas y gaviotas. Truchas, salmones, arenques y krill, entre otros, nadan en las aguas de la laguna y con suerte podremos ver también alguna de las focas que llegan hasta estas gélidas aguas para pescar y alimentarse.
Lo que si recuerdo como un momento único es sentarme en la orilla y disfrutar del panorama al igual que se muestra en una de las fotos. Una relajación de lujo.

Al fondo, sobresaliendo de las nubes y las lenguas de hielo, el pico más alto de Islandia

miércoles, 2 de marzo de 2011

Schaller, gran naturalista del siglo XX


Del clero a la ciencia. O lo que es lo mismo de Fray Tomás en el primer post de la sección a George B. Schaller. Pretendo de esta forma saltar de la vida de un personaje histórico, conocido, a la de otro que ha hecho y está haciendo historia, pero contemporáneo y a priori menos conocido. Es el caso del biólogo alemán George B. Schaller. ¿y quien este tipo, os preguntaréis muchos? Pues el gran naturalista del siglo XX. Nació en Berlín en 1933 y se formó en las universidades de Alaska y Wisconsin. Fue precisamente en Alaska donde comenzó con sus trabajos de biólogo de campo estudiando la migración del caribú y consiguiendo finalmente la protección de principal área de cría en el mayor de los estados americanos.

A este trabajo siguieron muchos otros y fue pionero en el estudio de especies animales que gracias a él, hoy son casi como de la familia. El león, el tigre, el oso panda, el jaguar, el guepardo, y un largo etcétera de fauna a lo largo y ancho del planeta. También de los gorilas de montaña, a quienes dedicaré un post en el futuro, cuando saque a la palestra la apasionante y entregada vida de Dian Fossey y sus “Gorilas en la Niebla”, que continuó con los trabajos que inició Schaller con estos primates en los montes Virunga.



A este alemán, vicepresidente de la Wildlife Conservation Society de Nueva York, se debe la creación de varios parques nacionales y áreas protegidas en diferentes rincones del planeta; principalmente en Nepal, la selva amazónica y China, entre otros. También ha dedicado buena parte de su vida a la conservación en Laos, Myanmar, Mongolia, Irán o Tayikistán. Como no podía ser menos la National Geographic Society le dedicó el reportaje Nature’s Greatest Defender. Acaba de publica (Altair) su libroUn naturalista y otras bestias”, que por cierto os recomiendo.

Así que como veis, Schaller se ha ganado por méritos propios el amplio reconocimiento de la sociedad naturalista del siglo XX. No podía faltar tampoco un hueco en este rincón de personas que han vinculado su vida a la Naturaleza…

martes, 1 de marzo de 2011

La laurisilva del Macizo de Anaga

Parque Rural Macizo de Anaga, Tenerife
Hubo una época, en la Era Terciaria, en la que los bosques de laurisilva ocupaban buena parte de la cuenca Mediterránea y que hoy están relegados a la región Macaronésica -a la que pertenecen las islas Canarias junto a los archipiélagos de Madeira, Azores, Cabo Verde y las Salvajes-. En la actualidad está presente en las islas de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, pues su orografía permite que se den las condiciones ambientales. Los más famosos son los bosques de laurisilva que crecen en el parque nacional de Garajonay (La Gomera) y en el norte de la isla de La Palma (Los Tiles, Cubo de la Galga, etc.) pero hay un lugar en Tenerife en el que la laurisilva crece majestuosa y en excelente estado de conservación: el macizo de Anaga.

Para conocer el Parque Rural de Anaga hay que abrirse paso en un paisaje imponente. El acceso más cómodo desde el aeropuerto Tenerife Norte es por La Laguna (vale mucho la pena dar un paseo por el casco histórico de esta ciudad que sirve de sede a la UNESCO para Patrimonios de la Humanidad) y Las Mercedes. La carretera de referencia es la TF-12 que recorre la dorsal del macizo montañoso ofreciendo infinidad de miradores (Lomo Alto, Cruz del Carmen, Pico del Inglés, Montaña Chamuscada, Roque de los Pasos, El Bailadero, etc.). Os recomiendo una parada en la Cruz del Carmen, pues aparte del mirador se encuentra el Centro de Visitantes del Parque Rural de Anaga, indispensable para conocer este espacio natural protegido.
Sólo con lazadas del asfalto se puede salvar la orografía abrupta del macizo de Anaga y sus barrancos. Una sinuosidad que ha permitido conservar Anaga como ese terreno auténtico, rural, cultural y de naturaleza magnífica, a un paso de dos importantes ciudades como la capital, Santa Cruz, y La Laguna.

Sendero de las Vueltas de Taganana

Como mejor se conoce Anaga es sin duda a pie, y ahí es donde se presenta una buena red de senderos que ponen difícil la elección. Lo bueno es que con cualquiera se acierta. En mi caso, para conocer la laurisilva, me inclino por uno de los clásicos, las Vueltas de Taganana. Se trata de un sendero sencillo, siempre en descenso, que comienza en la parte alta del macizo, en El Bailadero (en la casa forestal) y finaliza casi al borde del mar, en el pueblo de Taganana. Muy cerca de la Reserva Natural de los Roques de Anaga.
La ruta está bien señalizada pero como siempre recomiendo ir acompañados de un guía local, buen conocedor de la zona. De esta forma además de guiarnos por el corazón de esta maraña vegetal, caminaremos aprendiendo y no pasando por alto detalle alguno en este mundo verde de la laurisilva y sus aves. El Parque Rural de Anaga es además Zona de Especial Protección para las Aves debido en parte a la presencia de las palomas rabiche y turqué –endémicas de la laurisilva. Contar con una empresa de actividades en la naturaleza nos resuelve también el problema de logística con el vehículo en las rutas de un solo sentido y que además salvan desniveles importantes, como es este caso.

¿Qué es la laurisilva?
La humedad oceánica es desplazada por las corrientes del viento Alisio (NE). Al chocar con las montañas en una franja altitudinal en torno a los 500-1.300 metros, la humedad se condensa y se forma la niebla (mar de nubes) causante de la “lluvia horizontal” que alimenta esta selva de laureles. 
El bosque de niebla funciona como una gran esponja que atrapa la humedad del alisio y la precipita empapando el suelo en el que crecen fayas, brezos, laureles, palos blancos, acebiños, viñátigos, tiles, etc. en función de si se trata de laurisilva de valle o de ladera. También de fayal-brezal, un tipo de bosque de niebla que tolera algo mejor cierta ausencia de humedad ambiental.
En esta franja altitudinal crecen, en esas condiciones de temperaturas cálidas constantes, el importante ecosistema forestal de bosque de niebla formado por laurisilva y el fayal-brezal. El sendero de las vueltas de Taganana (PR-TF 4) se adentra en uno de las manchas de laurisilva mejor conservadas de la isla.


Roques de Anaga
Tras un par de horas apasionantes en las que el sendero se retuerce por la ladera una y otra vez hasta llegar a Taganana, es momento para conocer una de las formaciones típicas canarias, los roques. ¿Dónde? desde Taganana por la carretera TF-134 hasta Benijo pasando por Roque de las Bodegas encontrareis una sucesión de roques. Desde el Roque de las Ánimas a los Roques de Anaga, formados estos últimos por un conjunto de pitones rocosos de origen volcánico que emergen del mar  confiriendo al paisaje litoral un sello único. Los Roques de Anaga son dos: el de Dentro o roque de Tierra y el roque de Fuera (aunque por su forma con dos puntas pueda parecer que se trata de dos). Forman una Reserva Natural Integral de 10 hectáreas. Son monumentos naturales y ZEPAs. Tienen notable importancia desde el punto de vista botánico por su vegetación halófila, termófila y xerófila, y por su avifauna marina. Sobresaliente es su importancia para el lagarto tizón (Gallotia galloti insulanagae).
Otro roque notable en Anaga es el roque Bermejo, visible desde Chamorga en el extremo norte del macizo montañoso. Si disponéis de tiempo un sendero de Pequeño Recorrido muy recomendable es el PR-TF 6 (circular desde Chamorga y que permite ver los Roques de Anaga y el roque Bermejo). También excepcional toma de contacto con la laurisilva. Desde Chamorga una variante del anterior y más corta (el PR-TF-6.1), ofrece una aérea visión del Roque Bermejo desde la zona de Tafada y la parte alta del barranco de Roque Bermejo.
Como veis Anaga da para mucho y para varios días. Una buena opción para dormir en pleno parque rural es el Albergue Montes de Anaga.
Os dejo también enlace a los alojamientos rurales de la isla.
Desde Taganana es preciso subir de nuevo a El Bailadero para salir de Anaga. Para no repetir ruta, la carretera TF-12 desciende por la vertiente suroriental del macizo -de paisaje más seco en el que domina el cardonal-tabaibal-, hasta la arena blanca de la playa de las Teresitas, muy cerca de Santa Cruz.
No quiero cerrar este post sin comentaros que también dentro del Parque Rural, en el extremo nororiental de Anaga, crece la mejor representación de cardonal-tabaibal de Tenerife (Reserva Natural Integral de Ijuana), y la Reserva Natural Integral del Pijaral, una de los bosques de laurisilva mejor conservados (cerca de Chamorga. PR-TF 6), otros espacios naturales protegidos de suma importancia.

Roques de Anaga desde el PR-TF6