miércoles, 21 de noviembre de 2012

Pantanos de Centla, la salida fluvial de México

 

La existencia de diecinueve sitios arqueológicos pone de manifiesto la presencia prehispánica de olmecas y mayas. Suponen de hecho los vestigios mayas más occidentales. Actualmente todavía viven algunos mayas chontales. Sus antepasados utilizaban los cursos fluviales que llegan a Centla como vías comerciales y de comunicación incluso con Guatemala.

 

Los Pantanos de Centla, en la llanura costera del Golfo de México, forman el Delta más grande de Mesoamérica. Hasta esta zona del sur del pequeño estado mexicano de Tabasco llegan los grandes ríos Grijalva y Usumacinta. De la unión de ambos ríos, cada uno ya de por si con descomunales dimensiones, resulta un buen número de canales, casi del tamaño de un brazo de mar, y zonas encharcadas en este gran humedal norteamericano. También se encuentran otros ríos menores como el Bitzal, el San Pedro y el San Pablo, aunque por todos es conocido como el Delta del Usumacinta y del Grijalva. Por aquí se vierte al mar dentro del ciclo natural del agua, el 30% del agua superficial de México.

 

Son nada menos que casi 305.000 hectáreas de extensión en las que se ha formado un ecosistema que da cobijo a casi 40 especies de peces, medio centenar de anfibios y reptiles, 60 de mamíferos y 195 especies de aves. En total 365 especies de vertebrados. Entre sus embajadores se encuentra el manatí, la nutria, el cocodrilo, la tortuga blanca y el curioso pez pejelagarto. En las orillas y zonas someras proliferan las anátidas, ardeidas y otras zancudas mientras el águila pescadora es la dueña del cielo en Centla.

En sus orillas fluviales, lagunas, islas e islotes crecen 400 especies de plantas formando principalmente las asociaciones vegetales características de la selva baja, -con muchas orquídeas y bromelias-, mucalería, espadañal (tular), popal y el manglar de mangle rojo, negro y blanco.

 

La importancia del ecosistema radica en que funciona como amortiguador de las crecidas en épocas de inundaciones gracias a una especie de efecto “vasos comunicantes” entre los diferentes ríos, lagunas y cuerpos de agua. Forma parte de la región Biótica Campechana, y su importancia ecológica es tal que fue declarado Reserva de la Biosfera en el año 92.

Desde el punto de vista floral destaca la profusión de plantas acuáticas e hidrófilas, y también las subacuáticas y las flotantes como los nenúfares.
 
 

La reserva está bien comunicada con Villahermosa, la capital tabasqueña, y es posible navegar el delta en excursiones de media jornada para conocer la riqueza biológica de los Pantanos de Centla. La referencia para ello es el centro de interpretación Uyotot-Ja o Centro del Agua. En el lugar, también conocido como Tres Brazos por la unión del Usumacinta, Grijalva y San Pedro, existe también una torre de observación ornitológica que supone una excelente toma de contacto para lo que seguro será una jornada ecoturística inolvidable en este sobresaliente humedal mexicano.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Zorro volador en los bosques de Nepal



De todos es sabido que en Nepal, como en la vecina India las vacas son sagradas. Tanto que incluso alguien pudiera afirmarte que las vacas vuelan. No le hagas caso. Si te dice que los zorros vuelan, ahí si, préstale atención y a ser posible que te diga donde. Bueno el dónde ya os lo digo yo, en las selvas de las tierras bajas del país de las montañas, al sur del Himalaya.

 

Este lo encontré en el parque nacional Royal Chitwan. No estaba sólo, había otros muchos colgados en las ramas del mismo árbol y árboles cercanos. Se trata de una de las especies de murciélago más grandes del mundo pues el zorro volador indio llega a tener una envergadura alar de 120 cm. Pasan el día colgados boca abajo en las ramas, durmiendo.

 

Al caer la tarde empiezan a volar por la zona y llegan a desplazarse incluso a los poblados tharu cercanos, donde se alimentan de los cultivos. Su dieta es frugívora. El espectáculo de observarles volar con las últimas luces del día, me recordó a un momento similar vivido a orillas del lago Pichola en Udaipur. Os aseguro que verles venir volando impresiona… ¡suerte que comen fruta!

 

lunes, 12 de noviembre de 2012

Isla Saona, la playa "desierta"


 
Jamás hubiera pensado que algún día recomendaría un lugar que se promociona fundamentalmente como bachata y vitamina R (ron). Me refiero a las excursiones que los tour operadores venden para ir a Isla Saona, en la República Dominicana. Esta excursión es una de las más demandadas en el país y se promociona también en los folletos turísticos como excursión a una “isla desierta”. Y en efecto casi lo es hasta que desembarcan los cientos de turistas que abordo de catamaranes y monocascos llegan desde Bayahibe tras una hora aproximadamente de navegación. Además isla Saona cuenta con dos poblados permanentes Mano Juan y Catuano. A las playas de este último, en el extremo noroccidental de la isla, es donde llegan la mayoría de excursiones.

 

En lo de paradisiaco no se equivocan los folletos. Algunas de sus playas son absolutamente espectaculares y, no en vano, la isla pertenece al parque nacional del Este. He aquí el verdadero motivo de mi recomendación. Bueno éste y que las excursiones a ritmo de bachata suponen el mejor “transporte regular” a la isla. El regreso en unas lanchas rápidas o en la misma embarcación realiza el camino de regreso pegados a la costa de peninsular del parque, entre manglares y cocoteros, así que supone también una gran ocasión de conocer esa vertiente del espacio natural protegido.

 


Si vais a isla Saona no olvidéis que antes que esa misma arena la pisó Cristóbal Colón en su segundo viaje el 14 de septiembre de 1494, quien la bautizó como Bella Savonesa. Pero sobre todo tened en cuenta el paraíso natural en el que os encontráis, una isla de 110 kilómetros cuadrados con un espectacular arrecife coralino, lagunas interiores y la mayoría de la biodiversidad específica censada en el parque nacional. Variedad también ecosistémica con bosques de manglar en los que nada el manatí (4 especies de mangle) y 4 especies de tortugas marinas, además de otros reptiles terrestres. Mucha naturaleza detrás de la “vitamina R”, con R de Reserva natural.
 
 

lunes, 5 de noviembre de 2012

Parque nacional del Este

El parque alberga algunas de las mejores playas de Dominicana.

Playa paradisíaca y Republica Dominicana van ineludiblemente unidos. En efecto, a menudo el principal reclamo turístico para llegar a la isla La Española, donde comparte territorio con Haití, son las playas de arena blanca y aguas turquesas. Sin duda, las playas de Dominicana se encuentran entre las mejores del Caribe y del mundo, pero este país esconde muchas más cosas. De entrada una serie de parques nacionales de sumo interés.

 

Y puestos a unificar conceptos de playa paradisíaca y espacio protegido de primer nivel, hay que centrar la vista en el parque nacional del Este. Pocas veces ofrecido como una excursión en si mismo, la visita al parque nacional se realiza dentro del tirón turístico de isla Saona, que se encuentra dentro del parque.

 

El parque nacional ocupa una península trapezoidal de 420 kilómetros cuadrados (superficie marítimo-terrestre) e incluye una serie de ecosistemas de gran interés ubicados geográficamente entre Bayahibe y Boca de Yuma. También incluye algunas islas como la mencionada isla Saona. Alberga una magnífica representación de manglar –donde nadan los manatíes-, bosque húmedo subtropical y bosque seco subtropical, con la correspondiente zona de ecotono. Cuenta con el 50% de las especies mamíferas y el 50% de las especies (112) de aves del país. Sus aguas han sido catalogadas por la UNESCO como “paraíso tropical”. Ya os podéis imaginar lo que os vais a encontrar en este lugar…

Manglares en el parque nacional del Este.

 

Existe un centro de visitantes en Guaraguao, cerca de Bayahibe, donde poder informarse y contratar visitas guiadas al parque. Los puntos principales de visita son el Guaraguao, las cavernas –con arte rupestre taino-, el Bosque Enano y punta Catuano.


 

Pero como digo la forma habitual de conocer este espacio natural protegido dominicano es bajo el reclamo comercial de excursión a isla Saona. Las empresas que ofrecen esta actividad suelen aprovechar el camino de regreso desde la isla para realzar una parada en “la piscina” (enclave marítimo de poca profundidad y aguas transparentes frente a la costa del parque), y navegar hasta Bayahibe junto a la línea de costa del parque. En ocasiones también se adentran ligeramente en el bosque de mangle. Con suerte, también encontraréis la compañía de los delfines. Es una visita fugaz, pero visita al fin y al cabo.


Una paradita en las increibles aguas de la Piscina...