jueves, 27 de noviembre de 2014

Por la costa del País Vasco francés



En el suroeste francés, lindando con el País Vasco, se pueden hacer muchas cosas en contacto con la naturaleza. Aquí confluyen Cantábrico y Pirineos. Mar y montaña. Una de las opciones más sugerentes si el día está soleado es disfrutar en la cubierta del Nivelle V, de una navegación en aguas del Golfo de Vizcaya, en paralelo a la costa que une Saint-Jean-De-Luz y Hondarribia (Guipúcoa). No es un ferry, pero casi.


Entre abril y octubre la costa vasca o la Côte Basque se puede contemplar de una manera diferente, entre este pequeño barco de excursiones marítimas que une varias veces al día el puerto de Saint-Jean-de-Luz con el puerto de Hondarribia. La excursión cuesta 17 € adultos y 10 € niños y realiza un recorrido de 1 h. 45 minutos (ida y vuelta).


Desde el mar, y con el telón de fondo de los Pirineos más suaves, se contemplan toda suerte de faros –modernos, antiguos, de diseño, etc.- castillos, puertos y poblaciones marineras ilustres pero, sobre todo, se disfruta de un paisaje natural bello. Auténtico. Playas y enormes arenales como el de Saint-Jean-de-Luz y especialmente la playa de Hendaya, en la orilla derecha hidrográfica del Bidasoa, que separa ambas naciones. Quizá el mayor atractivo natural sean los tramos acantilados, como la curiosa cueva “con varias puertas” cerca de Socoa, Les Falaises o la Bahía de Loia, cerrada por un pequeño cabo –coronado por un castillo de cuento-, y el promontorio rocoso –con piscina natural de lecho pétreo- llamada Rocher des 2 Jumeaux.





Tras el promontorio rocoso se abre la infinita playa de Hendaya con las casas de Hondarribia (Fuenterrabía) armoniosamente asentadas en la ladera que se observan ya nítidas en la otra orilla del Bidasoa, al pie del cabo Híger –comienzo o fin, según se mire- de la Gran Ruta Traspirenaica (el mítico GR-11). Si vais a la zona reservaos un par de horitas para la travesía.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Los bisontes indios de Kanha

 
Gaur o bisonte indio.
Kanha es un parque nacional indio que fascina desde el primer momento. Con sus fríos amaneceres entre la niebla, es un lugar en el que mientras realizas safaris fotográficos sientes la presencia del tigre de Bengala siempre acechante, te mueves con la sensación de que te vas a encontrar al precioso felino en cualquier recodo del camino, de su camino, de esos senderos que él emplea para moverse en su territorio de caza, de los llamados “Senderos del Tigre”. El tigre es sin duda la estrella de los safaris en India y Kanha, con la mayor población del felino (cerca de un centenar de individuos, 95 en el censo 2013) es sin duda uno de los mejores lugares para observarlo. El único inconveniente es el gran tamaño de este parque nacional de Madhya Pradesh, en el centro de la India, por eso no es fácil encontrarlos. Aún así lo habitual en un par de días de safari es toparse con alguno.


Su vasta extensión de casi 2.000 kilómetros cuadrados, dominada por bosques de árboles de sal y bambú, alberga un buen número de hábitats y permite la existencia una larga lista de mamíferos que acompañan al tigre y que suponen otro aliciente más a la hora de realizar safaris en Kanha: leopardos, perros salvajes indios, chacales, hienas, osos bezudos, etc. Y una gran cantidad de herbívoros para sustentar a tanto depredador: Chitales, sambares, antílopes nilgai, muntjaks (muntiacos), etc. Sus zonas húmedas son por ejemplo el hogar de unos enormes ciervos endémicos del parque que se llaman barasinghas o ciervos de los pantanos. Pero el mayor atractivo herbívoro de Kanha, aunque se puede ver en otros parques, es la buena población de gaur o bisonte indio (Bos gaurus). Unos 1.700 individuos.


Los gaures se mueven en pequeños grupos y son relativamente fáciles de ver. Sólo hay que saber donde buscarlos. A pesar de su descomunal tamaño (es el mayor bisonte del planeta), mucho mayor que sus parientes el bisonte americano o el bisonte europeo, es muy difícil de observar cuando se mueve por el interior del bosque, especialmente después del monzón indio, cuando la vegetación es más tupida. Sabiendo que sienten predilección por los brotes tiernos de bambú (al igual que los osos panda) que crecen en los lindes del bosque, es ahí donde buscarlos y poder verlos con mayor facilidad. Les gusta salir a terrenos más abiertos para alimentarse en la periferia del bosque, regresando al interior forestal en busca de la seguridad que éste ofrece.
 
Un enorme gaur macho cruza una pista en Kanha.
Lo primero que llamará tu atención es el enorme tamaño, especialmente de los machos, que llegan a alcanzar más de 2 metros de altura de cruz y 3 metros de longitud. Lo siguiente, esos calcetines blancos que les llega hasta la “pantorrilla”. Son inconfundibles. Recuerdo la última vez que vi un gran macho, precisamente unos instantes antes disfrutar con la presencia de un enorme tigre no lejos de donde, de pronto, nos apareció el bisonte. Estábamos parados en el camino después de escuchar a los monos langures chillar, uno de los signos inequívocos de que el gran señor de Kanha, el tigre, andaba cerca. Mientras esperábamos, a nuestra espalda salió repentinamente del bosque un enorme gaur que cruzó la pista para ganar la otra parte del bosque. Parece mentira que semejante animal casi pasara inadvertido ante nuestros oídos hasta que salió al camino. Y de su tamaño, qué os voy a contar, sólo basta comparar en la foto su tamaño y el del todo terreno que está tras él, un vehículo de 8 plazas que parece un pequeño turismo…


Este Fin de Año, regresaré de nuevo a Kanha, en busca de tigres, de leopardos, de osos… pero también a disfrutar de baransinghas y gaures. Y si me quieres acompañar, aquí te dejo más información.

martes, 11 de noviembre de 2014

Sian Ka'an, un trocito del paraíso en la Riviera Maya

La Alberca, en la Reserva de la Biosfera de Sian Ka'an

En lengua maya Sian Ka’an significa “origen del cielo” o “puerta del cielo”. Desde luego esta antigua civilización sabía escoger bien los nombres… Sian Ka’an es un Bien natural declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1987 y Reserva de la Biosfera (20 enero 1986) de 528 hectáreas de superficie. Se trata del enclave natural de Quintana Roo (estado mexicano al que pertenece) más espectacular y probablemente también más bello de toda la península de Yucatán.
 
Colonia de fragatas en Cayo Culebras
Llegué a este pedacito de paraíso hace ahora una década, por una entonces bacheada y polvorienta pista desde Tulum que poco a poco me metía de lleno en una porción hasta entonces desconocida de la Riviera Maya. Lejos de masificaciones y de la presencia de cadenas hoteleras, 100% natural, sin condimentos. Me cautivó la sucesión de paisajes y ecosistemas que se abrían a derecha e izquierda del camino, y rompían la monotonía de un horizonte llano cubierto de verde. Una cortina verde de selva mediana sólo rota de vez en cuando por un jirón en la vegetación que dejaba ver alguna playa de esta delgadísima península caribeña. Un hilo de tierra que rasga de norte a sur el azul indescriptible del mar Caribe. En el apartado marino pocos lugares he visto en mi vida como “La Alberca” una piscina natural de aguas tan someras como turquesas.
 
Punta Allen
Sian Ka’an es sobre todo un humedal costero en el que existen lagunas interiores, pequeñas bahías, cenotes sobre suelo calizo, playas, dunas y selva mediana subperennifolia y subcaducifolia, selva baja inundable, y tasistal pero en el apartado botánico en esta Reserva de la Biosfera destacan sobre todo los bosquetes de petenes unos gigantescos y escasos árboles relictos de los humedales –ligados al agua dulce y al agua salada- y los manglares, formados por cuatro especies de mangle: rojo, negro, gris y blanco. Que forman los manglares chaparros y los manglares de franja. En total 859 especies vegetales.
 
Entre los mangles de Cayo Culebras
El final de ese camino que viene de Tulum lleva hasta Punta Allen, un pequeño poblado de palapas de madera con techo de palma dispersas sobre una playa con cocoteros frente al arrecife coralino de la Gran Barrera mesoamericana ¿suena paradisiaco verdad? Pues no sabéis lo que me costó simplemente hacerme a la idea de tener que marchar de allí.
 
Sian ka'an alberga el mayor hábitat para cocodrilos en México.

Como guinda a la visita, la embarcación que me llevó a ese enclave surrealista que es “La Alberca”, me acercó también hasta Cayo Culebras. Se trata de un cayo ubicado al sur de Punta Allen, un reducto natural donde se conservan magníficamente bien los manglares. En su parte sumergida se mueve a su antojo el manatí mientras que la porción emergida está copada por diferentes especies de aves marinas que han establecido en este cayo su hogar de cría. En la reserva se han censado 326 especies de aves. Un buen número de pelícanos y fragatas, sobrevolaban nuestras cabezas a medida que lentamente recorríamos el manglar. El sol comenzaba a despedir el día; era hora de pensar en el regreso, pero sin duda no podía existir un mejor final.