lunes, 25 de octubre de 2010

Angkor, la selva que devora templos


En el corazón de la selva camboyana se erigen majestuosos los templos de Angkor. Aunque a los ojos del profano parece que sólo haya un único templo (el famoso de las fotos, es decir, Angkor Wat), lo cierto es que este verde pulmón encierra un conjunto formado por casi 300 templos diseminados en nada más y nada menos que 200 kilómetros cuadrados.

Su origen hay que buscarlo en el deseo arquitectónico de Suryavarmán II, uno de los reyes del imperio Jemer, hasta que en 1177 el vecino reino de Cham los saqueó y Angkor cayó en el olvido hasta que se convirtió en capital del imperio Jemer y posteriormente pasó a manos de los monjes budistas. El único que permaneció sin abandonar fue el de Angkor Wat. La selva cubrió durante siglos los templos hasta que el explorador francés Muhout los sacó a la luz pública en 1860. Poco a poco se fueron liberando de la selva que los envolvía hasta recuperarlos para el turismo. Bueno, hay especialmente uno que se resiste a quitarse el traje verde. Es Ta Prohm (s. XII), más conocido como el templo de las raíces.


Mientras el resto de los templos principales han sido recuperados a la selva y reconstruidos gracias a la colaboración de diferentes gobiernos eliminando la vegetación para facilitar la visita turística, el templo de Ta Prohm ha marcado su sello de identidad particular gracias a las enormes raíces que literalmente se han fusionado con la piedra sirviendo de andamios vegetales a las paredes hasta el punto de formar una unidad. Antaño hubo la polémica de si eliminar la vegetación y seguir la misma senda que con los templos vecinos, pero finalmente se optó por dejar los gigantescos árboles –generalmente ceibas-, y recuperar así este templo de una forma diferente.


Esta “gestión” lo convierte, a mi juicio, en el templo más espectacular de Angkor. Ta Prohm está invadido por un halo de romanticismo y aventura. Al pisarlo uno se siente un poco Indiana Jones, o mejor Lara Croft (pues aquí se rodó la famosa Tomb Raider con Angelina Jolie). Pasear por su interior es una auténtica gozada si huimos de las riadas de turistas. En cada sala, en cada recodo, nos sorprende de nuevo un rincón invadido por la vegetación que sustenta como el mejor cimiento un muro a punto de desplomarse.
Esperemos sigan pensando así los responsables y nos permitan disfrutar de esta particular muestra de fusión ecoarquitectónica que, lejos de ser un estorbo, convierte a la selva en atractivo.



2 comentarios:

  1. Sin duda, Angkor es lo más impresionante que hemos visto en nuestra vida.
    Nosotros también le dedicamos un post.
    Saludos y nos seguimos por twitter si quieres!
    http://milviatges.com/es/2013/angkor-els-increibles-temples-de-la-selva-cambotjana

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    1. Saludos Jordi, me ha gustado tu post. Nos "vemos" en Twitter.

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