lunes, 10 de enero de 2011

Cabo de Buena Esperanza y Parque Nacional Table Mountain


Aparte de temido por la navegación durante muchos siglos, El Cabo de Buena Esperanza y el parque nacional de la Montaña de la Mesa (Table Mountain), al cual pertenece, es único desde el punto de vista de su vegetación. Intentaré explicarlo brevemente y de forma sencilla. La Tierra está dividida en los llamados Reinos Florales, que son seis, por presentar un mismo tipo de vegetación. La extensión es vastísima de cada uno de ellos, incluyendo continentes completos: Holártico (el más extenso. La mitad norte de la Tierra si trazamos una línea más o menos paralela al Ecuador a la altura de México, y el norte de África, de la península Arábica, India e Indochina, es decir incluye América del norte, Europa, Asia y el Ártico), Paleotrópico (África, Índico, Indonesia y casi al completo la península Arábica, India e Indochina), Neotrópico (América central y América del Sur), Australiano (Australia), Antártico (el continente helado) y Capense (provincia del Cabo, en Sudáfrica). Ahí está la sorpresa. Es como la pequeña aldea gala de Astérix dentro del extenso imperio romano si de dimensiones hablamos.
El Reino Capense tiene apenas 7.700 kilómetros cuadrados de extensión, el 0,5% de África, pero encierra sin embargo el 20% de la vegetación del continente negro. Otro dato sorprendente. La ausencia casi total de árboles. La enorme riqueza y biodiversidad radica en las plantas herbáceas y arbustos, que forman una formación vegetal exclusiva de esta zona denominada fynbos. Esto es debido, entre otras cosas, al alto porcentaje de incendios en verano y a que sólo llueve en invierno. Una exclusividad de los fynbos es que muchas de las especies sólo germinan si la semilla se ha sometido al calor intenso de un incendio como una muestra más de la sabia adaptación de los seres vivos a la madre naturaleza.

Existen a su vez tres tipos de fynbos en El Cabo: matorral de proteáceas, matorral de brezos y el matorral litoral, que crecen en un rango altitudinal que va desde el nivel del mar hasta los 2.000 metros de altura.
El cabo de Buena Esperanza no tiene parangón desde el punto de vista floral.
Con los datos en la mano el Reino Capense presenta 7.000 especies de plantas y de ellas 5.000 son endémicas, es decir sólo existen en este lugar. Sólo de brezos existen 600 especies diferentes (todas del género Erica).
Además la riqueza y exclusividad del Cabo se complementa con una fauna muy interesante y de nuevo llena de exclusividades con una de las tres especies de cebra que viven en el continente (cebra del Cabo o de montaña), avestruces que habitan la playa o antílopes y gacelas únicas. El mayor antílope de África es el Eland del Cabo.



Casi todos los turistas que se acercan al Cabo de Buena Esperanza (una excursión muy común a 1 hora de Ciudad del Cabo), vienen buscando hacerse una foto en el emblemático faro o con el cartel que indica que estamos en el punto más meridional del continente africano (aunque realmente es un cabo cercano, no éste), algunos vienen interesándose por la ballenas francas y muy pocos por las plantas, cuando como hemos visto éstas son su mayor atractivo. Sólo en la subida al faro moderno (el viejo es inaccesible para el turismo), ya es un deleite para los sentidos florales… una opción muy interesante para conocer el fynbos litoral es caminar por el sendero que sube desde la playa al faro.

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