domingo, 27 de noviembre de 2011

Más que playas en Zanzíbar



Cuando uno llega a Zanzíbar, en la costa de Tanzania, lo hace generalmente atraído por sus playas. Un altísimo porcentaje de visitantes sin mayor pretensión que un buen hotel y una buena playa –esto último abunda en la isla- en la que tomar el sol y descansar.

Zanzíbar tiene muchos más alicientes que los que esbozo en el primer párrafo. Por ejemplo Stone Town, la capital, está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Tiene un pasado histórico tristemente vinculado a la esclavitud pero también está vinculado al comercio de especias y es la cuna del kiswahili, la lengua que hoy se habla en Kenia y Tanzania. De Zanzíbar partían la mayoría de las expediciones que los grandes exploradores europeos emprendían en el continente africano. Mi querido Livingstone entre ellos, claro está. Aquí se formaban, se aprovisionaban, y de aquí salían las caravanas que se internaban en el hostil territorio maasai.



Desde el punto de vista natural, la isla cuenta con un patrimonio interesante protegido en diferentes parques y reservas marítimas y terrestres en el Archipiélago. Sólo aquí es posible contemplar por ejemplo los colobos rojos.

No me resistí a coger un kayak de mar para conocer el arrecife de coral y practicar snorkeling entre los corales del que está considerado uno de los arrecifes coralinos mejor conservados del mundo. Barracudas, sérioles, wahoos, peces arrecifales de todos los tamaños y colores entre gorgonias y madreporitos espectaculares. Los anillos de coral que rodean las islas de Pemba y Unguja, son impresionantes. Es aconsejable contratar una excursión de las muchas que se ofrecen para bucear, hacer snorkeling, etc. También flysurf… pero eso ya es otra cosa.

No dudéis en guardaros un día para ir a la Reserva natural del Bosque de Jozani, donde podréis observar los endémicos colobos rojos en este pequeño reducto selvático. Por cierto aunque se cree ya extinguido, se piensa todavía habita en la isla una especie autóctona de pequeño leopardo. Cruzad los dedos en vuestro paseo a ver si dais con él…

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