viernes, 11 de abril de 2014

Parque nacional Bontebok

 
Bontebok (Damaliscus pygargus).
Al sur del continente africano habitan especies de antílopes singulares. Algunos son auténticas rarezas; otros son tan esquivos que su observación durante los safaris es todo un reto, casi más que los propios Big Five. Uno de estos ejemplos es el bontebok (Damaliscus pygargus), un precioso animal marrón y blanco de pelo brillante que vive en la región de El Cabo sudafricano.

Fynbos, la joya botánica sudafricana.


Algunos ejemplares de este antílope se pueden observar en parques como el Parque nacional de la montaña de la Mesa (en el Cabo de Buena Esperanza) o en la Reserva natural De Hope pero el mejor enclave para observarlo es el parque nacional que lleva su nombre. De hecho se creó específicamente para asegurar su supervivencia aunque con los años se han incluido también otras especies autóctonas como la cebra del Cabo.


Las espectaculares montañas Langeberg y pista de acceso al parque desde la N2.


El parque nacional Bontebok es muy pequeño, el más pequeño de los 20 parques nacionales sudafricanos. Menos de 28 kilómetros cuadrados. Está situado a 6 kilómetros al sur de la población de Swellendam, muy bien comunicada con Ciudad del Cabo y Port Elizabeth. En esencia se trata de terrenos horizontales dominados por praderas y vegetación fynbos (una joyita botánica del planeta que ha convertido a la región Floral del Cabo en algo único) en las que pasta este antílope sudafricano y situadas a orillas del río Breede. Como telón de fondo, las verticales montañas de la cordillera Langeberg.
Una serie de pistas repartidas en un par de circuitos, permiten a los visitantes realizan safaris fotográficos en sus propios vehículos.

El parque nacional alberga una población de ocho Cebras del Cabo.
El escaso Bontebook en su hábitat natural.


Pero además de bonteboks, cebras del Cabo o red Hartebest, se pueden observar 205 especies de aves (Os dejo Bird list). Entre ellas algunas tan vistosas como la grulla azul, la avutarda de Stanley o el elanio azul. En mi último safari en el parque pude observar una veintena de bonteboks, que se acercan sin miedo a las cabañas a orillas del río (son muy populares para alquilar en fines de semana o en vacaciones) y seis de las ocho cebras de montaña que viven en el parque. En estos momentos están construyendo otros bungalows familiares en el parque. Os dejo el enlace por si queréis reservarlas.

Aloes a orillas del río Breede, en el límite sur del parque.
Safari por el circuito Este.


Al ser un parque tan pequeño un safari en coche de unas dos horas es suficiente y suele ser una parada breve en la Ruta Jardín, pero la paz que impregna el lugar invita a quedarse más tiempo a orillas del Breede (también hay senderos).

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