miércoles, 7 de enero de 2015

Punta de Sao Lourenço, la otra Madeira

 
Bahía de Abra, en la Península de Sao Lourenzo
En el extremo noreste de la isla de Madeira, una pequeña y fina península rompe con los tópicos madeirenses. Allí no reina el verde de la exuberante vegetación que tapiza el resto de la isla y, apartada del corazón montañoso de Madeira donde las nubes quedan atrapadas, el sol suele lucir gran parte del año. Es la península o punta de Sao Lourenço y se trata sin duda de una de las visitas indispensables en cualquier recorrido por la isla. A la punta de Sao Lourenço se llega fácilmente en vehículo pero para conocerla bien es preciso caminarla. Una ruta senderista conocida como la vereda de Sao Lourenço y señalizada como PR-8 permite disfrutar al máximo de la península en un recorrido de unas tres horas. Aunque de trazado ondulante, el sendero está bien acondicionado y no es difícil. Es una de las rutas senderistas clásicas en la isla.
 
Al fondo, Pico do Furado.
La península, como el resto de la isla, es de origen volcánico, pero quizá aquí, debido a la rala cobertura vegetal se aprecia mejor que en ningún otro lado el suelo volcánico, formado por coladas basálticas y, en menor medida, formaciones sedimentarias calcáreas. La península en su conjunto está declarada Reserva Natural y se engloba dentro del Parque natural de Madeira. Cuenta con un interesante patrimonio natural, diferente al resto de la isla, formado por 138 especies de plantas (31 endémicas) y una lista de especies de fauna integrada por el único reptil de la isla: la lagartija de Madeira, la presencia ocasional de la foca monje, y una importantísima representación ornitológica, siendo un lugar de nidificación para la gaviota patiamarilla, la pardela cenicienta, el paíño de Madeira y el charrán común.
 
PR.8, Vereda de Sao Lourenzo
El paisaje de la península es soberbio, presidido por los imponentes acantilados que se divisan desde el sendero y también desde un par de miradores estratégicos. El primero es el cercano al aparcamiento emplazado donde finaliza la carretera que lleva hasta la punta. Desde aquí se obtiene una amplia  panorámica sobre la bahía de Abra (Baía d’Abra), el Pico do Furado y su arco natural, la isla del faro (Ilhéu do Farol) y el resto de islotes. También en lontananza las islas Desiertas.
Desde el aparcamiento se accede a pie hasta el mirador de Pedra Furada, colgado sobre los acantilados septentrionales de la península. Otros miradores a lo largo de la senda son Estreito y Morro do Furado.



El segundo mirador, conocido como mirador Punta de Rosto, es aún más imponente. En el próximo post lo podréis comprobar…

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