Un nombre tan amedrentador no esconde sino belleza. La Garganta del Diablo es el topónimo con el que se conoce la cascada de mayor caudal de las existentes en las Cataratas de Iguazú. No se si fueron los conquistadores bajo el mando del español Alvar Núñez Cabeza de Vaca cuando las contemplaron por primera vez para los ojos de un europeo en 1542 quienes decidieron bautizarla de forma tan categórica, pero lo que si está claro es que a quien fuese el autor, como al millón de visitantes que cada año se acercan a este parque nacional, mucho respeto le impuso.
La garganta del Diablo es en realidad el principal brazo de la falla de Iguazú por la que se desploman las cataratas. Se trata de un profundo cañón que de forma incesante va labrando la erosión fluvial originada por la tremenda fuerza de los saltos situados en su cabecera. Por este lugar se desploma buena parte del caudal del río Iguazú formando una serie de saltos espectaculares como el Salto Unión, Mitre y el Salto Floriano, a los que se unen otros saltos importantes en los flancos de la garganta (Santa María, Tres Mosqueteros, Dos Mosqueteros, etc.). Existe un sendero que mediante pasarelas permite acercarse desde el lado argentino hasta el mirador situado en el Salto Unión. La excursión (2 h.) es en realidad más completa, pues incluye un Tren Ecológico o Tren de la Selva que durante unos 20 minutos se adentra en el tupido bosque subtropical húmedo de las orillas del Iguazú para comunicar la estación Cataratas –de donde parte- con la Estación Garganta del Diablo –de donde arranca el sendero-. El paseo en tren -aunque cargado de visitantes- ya vale la pena.
El sendero de 2,2 km . está perfectamente acondicionado y permite “levitar” sobre las aguas gracias a su diseño a modo de pasarela sobre el río. De la fuerza del río en época de lluvias dan buena cuenta los restos de pasarelas anteriores arrastradas por las crecidas -como la del 92- en otros puntos del río. Este sendero-pasarela permite caminar enlazando pequeños islotes cubiertos de vegetación. En la cubierta forestal de estas islas es posible disfrutar con la presencia de infinidad de aves, mariposas y si estamos atentos seguro veremos algún caimán o yacaré negro (foto abajo) descansando o tomando el sol en las orillas.
Al final del sendero hallamos el premio buscado, una impresionante pano
rámica de los saltos en forma de herradura y la garganta del Diablo. La llovizna originada por el vapor de agua es una constante, así que no es raro observar a los visitantes directamente en bañador, despojados de la habitual capa de agua, que con el viento que forma el remolino del Salto Unión estorba más que tapa cuando uno se sitúa al borde del mirador. Veremos volar pequeños pájaros de forma incesante. Son los simpáticos vencejos pardos o vencejos de cascada así llamados porque sitúan sus nidos detrás de la cortina de agua.
Excelente cobertura de ese paseo! Muy buenas las fotos y las explicaciones. Es un lugar realmente asombroso y magnífico, a pura naturaleza!
ResponderEliminarSaludos
Gracias por tus comentarios Patricia. Pura naturaleza, como buen dices.
ResponderEliminarsaludos