El autor en pleno safari |
No resulta fácil describir lo que se siente caminando junto a cuatro leones en plena sabana africana. O si: mucha emoción, adrenalina y un cúmulo de sensaciones únicas. En la lista de no pocas experiencias que he tenido ocasión de vivir en plena naturaleza (afortunado sin duda) puedo confesaros que esta es la más excitante que he vivido nunca. Podría catalogarlo como un safari… bestial.
Alguna vez he comentado en alguno de mis blogs la emoción que siempre ha despertado en mi y que lo continúa haciendo ver una fotografía y pensar o soñar que algún día yo estaría allí para verlo en directo. Normalmente me ha pasado con paisajes, monumentos; incluso he organizado mis vacaciones o viajes a un país a partir de un lugar que he visto en una foto ¿no os ha pasado nunca? En esta ocasión viví algo de eso aunque “de rebote”…
El comportamiento y las medidas de seguridad son fundamentales |
Al aterrizar en el pequeño aeropuerto de Victoria Falls, en Zimbabwe, mientras espero la cola de migración, varias fotos decoran la rústica sala de llegadas. En una de ellas se aprecia una persona tocando un león como si fueran amigos de toda la vida. African Encounter, rezaba abajo. Desde luego era el encuentro africano que siempre había soñado. Sin pensarlo dos veces le dije al guía que yo quería ser “el de la foto” así que esa misma tarde pude vivir sin duda la experiencia en la naturaleza más increíble que he tenido ocasión de realizar hasta ahora. Si había estado con las orcas en pleno Ártico noruego ¿por qué no darse un paseo con leones? Dicho y hecho.
Pasaron a recogerme al hotel a primera hora de la tarde y me llevaron a la reserva donde se realiza la actividad de encuentro con leones, a unos veinte minutos de la población de Victoria Falls. En primer lugar, como no podía ser menos, una exhaustiva explicación de las normas de seguridad, de la filosofía de la empresa (ong) que gestiona la experiencia y de cómo hemos de comportarnos cuando estemos frente a frente con los leones. Por no extenderme mucho, básicamente se centra en no mirarles a los ojos fijamente ni “aguantarles la mirada” para no “retar” su dominancia, no interrumpirles el paso y no soltar el palito que nos dieron (la fina vara que llevo en la mano y que se aprecia en la foto que abre el post). Os cuento.
Tres de los cuatro leones de la manada y el ranger que nos acompañó. |
Al tratarse de un safari a pie iremos caminando junto a los leones en su habitual paseo por la sabana. Los que dicen por dónde ir son ellos, no nosotros, así que como líderes de la particular mandada de leones y humanos, ellos marcan el paso y ellos van primero. No podemos caminar delante de ellos, ni entorpecerles el camino para no molestarles. Desde luego, mejor no probar…
¿Y lo del palito? Pues según el guía al llevar el pequeño palo -que más sirve de mondadientes al león después de devorarme, pensé, que de cualquier otra cosa- el animal lo reconoce como una extensión del brazo y se detiene en caso de encararse conmigo. Una vez más, y esta vez si que no me cabe duda, mejor no probarlo… El safari a pie con leones se realiza en las inmediaciones de Victoria Falls, en el parque nacional (también en el lado de Zambia). Se realiza a diario en dos grupos de 10 personas máximo y acompañados por rangers armados. Se establecen dos turnos: mañana y tarde para respetar el comportamiento de los animales. El importe está en torno a 125 dólares/pax, pero existen diferentes opciones de vivencias con cachorros, etc. que son algo más económicas. También la posibilidad de combinarlos.
Un momento de la interacción con los leones. |
En mi grupo éramos ocho y supongo que gracias a que una vez tengo decidido realizar la experiencia (como en casos parecidos) el temor desaparece (o quizá la emoción lo neutraliza), allí estaba yo el primero en la fila, al frente de la “manada de humanos”.
Después de la charla previa, el paseo como tal dura aproximadamente una hora. He de confesar que me pareció un minuto. Primero hemos de ir al encuentro de los leones que normalmente descansan bajo la sombra de algún árbol o metidos en algún arbusto. Una vez encontrados (alguno de ellos costó algo más), es tiempo de familiarizarse. Más bien de que ellos se familiaricen con nosotros. Un breve contacto visual y comenzamos el paseo. Durante el safari a pie pudimos observar alguna gacela, algún jabalí verrugoso e incluso un pequeño grupo de cebras, pero la verdad que la fauna a avistar es lo de menos en este caso. La atención, nunca mejor dicho, se centra en los cuatro leones que me acompañan.
!!Absolutamente inolvidable¡¡.
Qué emocionante!
ResponderEliminar... y bestial!!!. besos
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