miércoles, 22 de junio de 2011

Los egipcios ¿primeros ecoturistas?


Siempre me he preguntado quien sería el primer ecoturista entre la infinidad de personajes que ha dado la historia ¿Humboldt, Darwin, Linneo, etc.?
A nivel etimológico habría que buscar un personaje contemporáneo a la definición de turismo, es decir, moderno. Si nos abstraemos al momento en el que la propia definición de turista y mucho más tarde, ecoturista, quedaron plasmadas y vamos a la esencia de la actividad que el ecoturismo representa: dedicar el tiempo de ocio a observar el medio natural, sus paisajes, su geología, su flora, su fauna, etc. es muy probable que nos remontemos muchos siglos atrás en busca de los primeros ecoturistas.

Todas las civilizaciones antiguas dedicaron a observar la naturaleza, y en ocasiones basaron casi exclusivamente su filosofía o razón de ser en la vida en torno a cuanto les rodeaba. Adoraron al sol, a la luna, a los animales, a las plantas. Aprendieron de ellos sus comportamientos, sus utilidades, sus aplicaciones. Los observaron activamente en definitiva.
Esto hicieron por ejemplo mayas, incas, chinos, etc. y la más antigua de todas: la civilización del antiguo Egipto.


Los antiguos egipcios observaron y plasmaron la naturaleza como nadie. Y quien se encargaba de ello de forma oficial fue la Escuela de Sacerdotes del Alto y el Bajo Egipto. De acuerdo en que no lo hacían ocupando su tiempo de ocio, o al menos no al final, pero quizá si antes de dedicarse a ello. Si fueron los primeros de quien se tiene constancia. Los escribas así lo plasmaron en las paredes y columnas de templos mediante inscripciones y jeroglíficos.
Los antiguos egipcios observaron a su entorno, el río Nilo, se fijaron en los seres vivos que les rodeaban: halcones, cobras, buitres, escarabajos, papiros, flores de loto, patos, leones, cocodrilos, juncos, cañas, palmeras datileras, antílopes órix, etc. Os cuento algunos casos concretos:
El escarabajo (Geber Ra) era el sol de mañana. Observaban que cuando salía el sol el escarabajo también lo hacía y desaparecía por la noche. Así cada día. Interpretaron que el escarabajo ayudaba al sol a subir a la bóveda celeste y se conviertió en animal sagrado. El escarabajo con alas se situaba junto al corazón del muerto y le ayuda así en su resurrección.
El dios Anubis era la deidad representada por un perro o coyote. Observaron que el coyote era un animal solitario que vivía en el desierto. El coyote miraba a los humanos a distancia, vigilante. Cuando una persona moría, el coyote se acercaba, lo desenterraba y era el único que se lo comía. Se le relacionó enseguida con la muerte, más concretamente como el guardián de la muertos pues consideraron que era el único capaz de vigilar y guiar al muerto en su viaje a través del desierto y presentar al muerto delante de los dioses el día del juicio final. Controlaba el peso del corazón del muerto en la “balanza del maat”.


 
El pato por ejemplo se relacionaba con el nacimiento de los faraones.
La flor de Loto (foto color) es una flor acuática que muestra un comportamiento que cautivó a los antiguos egipcios hasta el punto de convertirla en flor sagrada.
Cada noche con la puesta de sol la flor se cierra y se sumerge bajo las aguas del Nilo. Cuando amanece la flor emerge, se abre y va girando orientada al sol para, al llegar la noche, cerrarse y volverse a sumergir. Al día siguiente, con el sol, la flor de loto volvía a salir. Esto lo entendían como nacimiento y regeneración. Esencia misma de la vida egipcia.
La flor de loto es una planta originaria del Alto Egipto (sur de Egipto), era la flor primigenia, la flor sagrada empleada para representar al Alto Egipto.

La planta del Papiro es la planta primigenia del Bajo Egipto (norte o delta del Nilo). Al cortar la planta en sección vieron que el tallo tiene forma piramidal. Por otra parte al juntar tres pétalos de la misma planta y colocarlos de forma invertida de nuevo la figura representada era una pirámide. La pirámide, huelga decirlo, era la forma sagrada para el Antiguo Egipto.
En todos los templos egipcios hay siempre representados flores de loto en la parte sur (izquierda del templo) y plantas de papiro en la parte norte (derecha del templo).
El halcón (Horus) significaba el bien, animal protector de los cielos egipcios, y marido de la vaca (Hator) diosa del amor, la maternidad, la belleza…

Observaron que el buitre (Nejbed) era el animal que volaba más alto y que veía muy bien de lejos animales muertos, bajaba a comerlos y contribuía así a “limpiar” y purificar el ambiente, por lo que fue considerado el protector del cielo del Alto Egipto.
El animal sagrado del Bajo Egipto era por el contrario la cobra (waquet). En el delta del Nilo donde este animal encuentra su hábitat idóneo para vivir en sus zonas encharcadas, y juncales, producía muchas muertes por sus ataques. Los habitantes del Bajo Egipto pronto quisieron evitarlo adorándola. Decidieron venerarla y convertirla en el animal sagrado del Bajo Egipto. Pensaban que adorándola estaría contenta y se evitarían sus mordeduras.
Estos son sólo algunos ejemplos de la observación de la naturaleza hecha por esta fascinante civilización que no hicieron sino sustentar toda una filosofía de vida. Podemos decir que la naturaleza marcó definitivamente la noción y el objetivo de la vida en el Antiguo Egipto.
Observaron que el sol nace, muere al caer la noche y vuelve a nacer al día siguiente. La luna nace y muere cada noche.


El río Nilo presenta también cambios en el nivel de agua, con crecidas y bajadas en sus orillas que se traducían en la salud de sus cosechas. El río baja el nivel de agua y entre mayo y septiembre vuelve a crecer.
Las plantas que cultivaban nacían, crecían, daban cosechas y volvían a salir para dar una nueva cosecha.
Si todo lo que les rodeaba era cíclico, no es difícil pensar que ellos entendieran que con el hombre pasaba lo mismo. El hombre nacía, vivía, moría pero después volvería a nacer. Convencidos de ello tal y como les había mostrado la madre naturaleza, enfocaron pues su vida a preparar también el viaje a la otra vida una vez murieran. (embalsamientos, ofrendas, etc.). El viaje al Más Allá. Debían prepararse lo mejor posible para el viaje a la siguiente vida. Quizá no les falte razón.

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