lunes, 2 de abril de 2012

Con los gorilas en el Bosque Impenetrable de Bwindi

En Bwindi vive la mitad de la población de gorilas de montaña.

Es el gran momento. El gran día. Eso por lo que uno ha venido hasta Uganda: la observación de los gorilas de montaña. Los diez días de safari están tocando a su fin y cómo no, he dejado para el final la visita a los gorilas de montaña. ¡Cuanto tiempo esperando este momento y cuantas cosas pasan por la cabeza previas al gran encuentro! Después de un sabor de boca agridulce en la última experiencia con los chimpancés, parece como si todas las esperanzas de éxito del grupo en este safari fuera ver o no ver a los gorilas. He ahí la cuestión, que diría algún personaje Shakespeariano. En realidad sabemos que los días vividos en los parques de Uganda han sido fantásticos, inolvidables, pero queremos ganar el partido con un gol por la escuadra. Cuando preguntamos a los guías la tarde antes sobre la posibilidad de ver a los gorilas no dudan: hundred percent!! hundred percent!! Las orejas se nos abren más que las de cualquiera de los enormes elefantes que he hemos visto en Queen Elizabeth. Estamos escuchando justo lo que queríamos oír y los ánimos se van a la cama a tope.



No es época de lluvias pero no cesa de llover durante toda la noche. A las 6,30 h. estamos listos para desayunar. Los nervios no dejan mucho hueco al hambre ni a la comida pero hay que desayunar fuerte ya que los gorilas, si los encontramos, pueden estar a 30 minutos… o a 6 horas montañas arriba.

Las montañas en torno a los 2.000 metros del parque nacional del Bosque impenetrable de Bwindi amanecen envueltas por la niebla. El espíritu de Dian Fossey parece querer ambientar nuestro día para ver sus gorilas en la niebla. Aunque a ratos, no cesa de llover. A las 8 h. estamos en el centro de recepción, donde además del pertinente permiso (500 $ por persona y día) se ha de presentar el pasaporte. Después del registro (acreditación) de cada visitante se imparte un corto briefing sobre el parque nacional y la situación de los gorilas de montaña en el mundo. Las normas de comportamiento cuando los veamos se reservan para el guía del grupo antes del contacto visual con los gorilas.

Bosque Impenetrable de Bwindi envuelto en la niebla.

En Bwindi viven 340 gorilas de montaña, casi la mitad de los existentes en el mundo, que se distribuyen por los montes Virunga entre los parques nacionales Virunga (Congo), los Volcanes (Ruanda), Bwindi y Mgahinga (Uganda). 200 de ellos  están “dedicados” al turismo y viven repartidos en 8 familias o grupos de gorilas: Habinyanja, Rushegura, Mubare, Bitukura, Oruzogo, Shongi, Nkuringo, Mishaya y Kahungye. Nos ha tocado el grupo Mishaya, que vive en la selva más meridional de Bwindi.

El silverback es el macho dominante. Tranquilo pero siempre atento...

Después de quedarnos atrapados en el barro arcilloso de la pista con el coche varias veces en plena época seca (¡¡cómo será esto en época de lluvias!!), a las 9,30 h. estamos en el punto de inicio del sendero. Allí nos esperan chavales que se ofrecen como porteadores (15 $). Los grupos están formados por un máximo de 8 turistas/día para cada familia de gorilas. Hoy en el nuestro somos siete, un guía, un ranger armado (por los elefantes de bosque), y pronto se suman dos porteadores más. Delante del grupo salieron a las 7 de la mañana los dos rastreadores que se encargan de localizar, en base a la posición del día anterior, a la familia de gorilas. Llevan una radio que servirá para guiar más tarde en este mar verde a nuestro cabecilla hasta la posición exacta de los grandes simios. Sin la labor rastreadora de estos dos rangers sería imposible localizarlos.

Ya me faltaba poco para llegar hasta ellos...

Comenzamos a caminar y sigue lloviendo. Pronto nos envuelve la niebla. Tras una hora y media de marcha y varias comunicaciones por radio con los rastreadores, finalmente salta la noticia más esperada: ¡han encontrado a los gorilas! A medida que la noticia se comunica de la cabeza a la cola del grupo, las caras de felicidad van cambiando como cuando se realiza una “ola” en la grada entre el público de un partido de fútbol. Una hora más tarde, después de avanzar en fila india por la “Bwindi” (significa oscuridad) de este bosque impenetrable, llegamos por fin junto a los rastreadores y los gorilas. El guía nos indica que hay que dejar en el suelo mochilas, bastones, agua, etc. todo excepto la cámara y lo que vayamos a necesitar (batería de repuesto, tarjetas de memoria). No se puede comer ni beber delante de los gorilas. No aguantar la mirada del macho dominante. No realizar movimientos bruscos ni hablar alto. Si el macho se acercara a alguien del grupo (cosa muy muy poco probable), hay que agacharse sin mirarle a los ojos y coger hojas y ramas del suelo para fingir comer en actitud de sumisión. Respecto a las fotos, no se puede usar flash. A partir de este momento el contacto con los gorilas está limitado a 1 hora máximo y no podemos acercarnos a menos de 8 metros. Otra cosa es que ellos se aproximen…

Los gorilas pueden estar a 30 minutos... o 6 horas montaña arriba.

Justo cuando dejamos las últimas mochilas en el suelo, la niebla desaparece para dejar lucir un sol espléndido. Ni en el mejor de los sueños. Los gorilas necesitan como nosotros las vitaminas del sol, así que después de un par de días de lluvia, el macho dominante (espalda plateada o silver back), un macho joven y una hembra con un bebé -cuatro de los doce gorilas que forman la familia Mishaya-, salen a una zona abierta del bosque y no dudan en tumbarse a comer y tomar el sol. Lo que sigue os lo podéis imaginar. O quizá no. Hay que vivirlo.


Importante: la observación de gorilas requiere de una forma física normal y no se permite a menores de 14 años. No olvidéis en el equipo una capa de agua, unos guantes para agarraros a la vegetación (hay ortigas) y unas polainas de las que se colocan en las pantorrillas y se sujetan a las botas para tapar los tobillos. En realidad es para impedir que se metan por dentro del pantalón las molestas hormigas rojas, que propinan inofensivos pero dolorosos mordiscos. Al inicio del sendero os dejarán un palo a modo de bastón que sirve de gran ayuda en el resbaladizo terreno.

5 comentarios:

  1. pasada compay, de todas formas al ver el goila del chubasquero no me extraña que se pusieran a andar a dos patas los hominidos ese casi anda ya jajajajaj

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  2. Que va!!, fue precisamente cuando me vieron llegar que salieron a saludar a la familia y a posar para mis amigos...

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  3. Espectacular!!!! Nosotros tuvimos la suerte de encontrarnos con el grupo Susa en Rwanda. Sentirte rodeado de una familia de treinta y pico individuos es inolvidable... Despues de cuatro horas de caminata claro...jejeje. Acabo de descubrir tu blog. Me encanta, te mueven las mismas convicciones que a mí

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  4. Esta semana santa... Tiburon blanco, safari a pie con leones y safari a lomos de un elefante...que gran inspiracion!!! Gracias!!!

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  5. Hola, pues gracias por quedarte un rato a navegar en mi blog y me alegra saber que tenemos gustos comunes. Bienvenid@. No faltan ideas para Semana Santa como comentas: el Gran Blanco, caminar con leones o el safari en elefante serán experiencias que nunca olvidarás. Espero darte más ideas para más viajes. Gracias por tu comentario y un saludo.

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