Los safaris a pie siempre me han parecido una actividad excitante. Caminar en un medio en el que el bicho extraño eres tu, siempre tiene su cosa. Es esa mezcla equilibrada entre riesgo y expectación por encontrar lo que uno anhela fotografiar. En esta ocasión se trata de realizar un safari a pie en el Parque Nacional Royal Chitwan, concretamente entre el centro de cría de Gaviales y el Narayani Safari Lodge. Una hora y media de caminata por territorio de tigres de Bengala, osos perezosos, leopardos, rinocerontes asiáticos, cocodrilos, gaviales, etc. Toparse con un tigre o un leopardo es altamente improbable dado el carácter nocturno de estos animales pero nunca se sabe….
Entre los lugareños el más temido de todos es el oso perezoso. Para entendernos este oso, de pequeño tamaño y pelaje negro, es el famoso Baloo de El Libro de la Selva, el inseparable amigo de Mowgli, el niño protagonista de la novela del premio nobel Kipling, quien ambientó aquí su historia. Se trata de una especie de oso bastante agresiva y el ataque más frecuente entre los habitantes de Chitwan. Mejor no encontrarnos con él.
El segundo animal más temido dado que es fácil avistarlo durante la caminata es el rinoceronte asiático. Su mala visión se compensa con su agresividad y velocidad -40 kilómetros/hora-. Mejor tampoco toparse con uno frente a frente. La ventaja es que caminamos en grupo grande, y eso siempre es mejor y más seguro que hacerlo pocas personas. Esa es la teoría, ya que al poco de comenzar la caminata, los que cuatro de cola acabamos descolgados del grupo…
El recorrido se realiza por una pista abierta en la selva. Finalmente disfrutamos del safari sin sobresaltos y disfrutando de la exuberante naturaleza nepalí, bordeando zonas pantanosas en las que pudimos observar el cocodrilo asiático –aquí no vimos gavial-, jabalí y algunos chitales, aparte de infinidad de aves y sobretodo mariposas, muchas mariposas. Chitwan es un paraíso para los entomólogos. Hay censadas más de un centenar de especies diferentes de mariposas. Algunas del tamaño de la palma de la mano y todas de colores espectaculares.
Salimos del bosque finalmente a la orilla del Rapti, frente al lodge, exactamente una hora y media después de comenzar a caminar. Sólo resta cruzar el río en las canoas que ya nos son familiares para regresar al lodge y disfrutar de la panorámica sobre el río desde la terraza. La época de lluvias ya ha pasado y el río, aunque con buena anchura, no tiene en algunas zonas mucha profundidad. Me aposto en la barandilla prismático en mano con la esperanza de ver la aleta de algún delfín del Ganges, pero en esta parte del río es complicado.
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