miércoles, 3 de noviembre de 2010

El Auyán –Tepui, la montaña Sagrada de la Gran Sabana


El parque nacional Canaima se encuentra dividido en dos grandes sectores: oriental y occidental, separados por los ríos Akanán al norte y Keruai al sur. Cada sector es a su vez inmenso dentro de un parque en el que todo es grande. Paisajes similares de praderas, selva y tepuyes en ambos lados. La joya de la corona en el sector oriental, donde hay más tepuyes pero más “pequeños”, es el monte Roraima, el más alto de este espacio natural (2.763 metros).



Hoy quiero mostraros la joya occidental e icono del parque por lo que representa: el Auyán tepui. Es una montaña grande, muy grande. Sólo la cima tiene ¡¡más de 700 kilómetros cuadrados!! El aspecto es como el del resto de tepuyes, una montaña con farallón rocoso precámbrico (areniscas polícromas, cuarcitas y aglomerados) que emerge sobre la selva y presenta cima plana. Las dimensiones, en cambio, son únicas.
El Auyán-tepui, la montaña sagrada de los indígenas pemones que habitan la zona, está flanqueada por los ríos Akanán y Caroní al este y oeste respectivamente. Al norte linda con el Kuravaina tepui, el cerro Venado y el Kurún tepui, junto a la laguna de Canaima. Al sur el enorme Aprada Tepui.



El Auyán está escalonado en dos terrazas naturales, bien marcadas. El desnivel entre la primera y la segunda es muy fuerte mientras que entre la segunda y la cima se vuelve vertical. Sólo existe un sendero (si sólo uno) en un perímetro que rodea los 700 kilómetros de cima. La senda que permitió a Jimmy Angel poder descender tras su accidentado aterrizaje en la cumbre y que me permitió a mí emplearla como subida para coronar en noviembre de 2002 los 2.500 metros de altitud del punto más alto del tepui (cerro Libertador). Se necesita buena forma física y un duro trekking de 5-6 días para poder subir y bajar el Auyán tepui. Si podéis os recomiendo pasar al menos un par de días en la cima para poder apreciar y disfrutar la infinidad de plantas y animales endémicos que aquí viven. Plantas carnívoras, líquenes de formas inusitadas, ranas de tamaño diminuto y camuflaje perfecto… También los ríos y arroyos que recorren esa vasta cima con aguas negras, naranjas, rojas… selvas, barrancos (infinidad de barrancos), formaciones geológicas curiosísimas, etc. Si la cima del Auyán es un mundo.


Precisamente dos de los ríos que serpentean por la cima se desploman al vacío en el enorme, profundo y estrecho tajo del Cañón del Diablo. El río Churun se descuelga en la cabecera de esta garganta dando lugar a la cuarta cascada más alta del planeta (Churun meru). Más al norte se desploma el Salto Angel (Kerepakupai meru), que lleva el apellido del célebre piloto americano, desde los 979 metros de altitud que en 1949 midió una expedición del National Geographic. La verticalidad del Auyán hace que las cascadas no toquen suelo hasta encontrarse con el dosel selvático que coincide con la altitud de la base primera terraza. En otros tepuis también hay saltos de agua pero éstos se topan con la ladera de la montaña mucho más arriba.


En las faldas del Auyán se localizan las grutas de Kavac, otro tesoro bien guardado por la naturaleza hasta hace poco y uno de los puntos más visitados del parque nacional. Se llega en avión hasta Kavac.


Una experiencia única es volar hasta Uruyén o Kavac, al sur del tepui, y navegar después durante un par de días en curiara hasta la laguna de Canaima. Lo podéis contratar en cualquier agencia local y viviréis la selva en estado puro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario