Las auroras son
espectaculares fenómenos celestes que se producen en las regiones polares del
globo terrestre.
¿Dónde observarlas?
En el Hemisferio Norte,
las zonas donde se producen auroras
boreales son Alaska, norte de Canadá, sur de Groenlandia, Islandia, norte de
Noruega, norte de Finlandia, norte de Suecia y norte de Rusia. Hacia dentro de
este óvalo imaginario (es decir hacia el polo) y hacia afuera (hacia latitudes
más meridionales), la frecuencia de formación y posibilidad de observación
disminuyen. Lo mismo ocurre en el Polo Sur cuando nos alejamos de la Antártida
y el sur del Océano Pacífico.
¿Cuándo observarlas?
En contra de lo que se
piensa, las auroras se producen durante todo el año, lo que ocurre es que
durante la mitad del año éstas no pueden verse debido a que las regiones en la
que se originan carecen de oscuridad por otro interesantísimo fenómeno llamado
"Sol de medianoche". Al no anochecer nunca durante estos meses de
verano, el ojo no puede apreciar las auroras. De esta misma forma, durante el
invierno, cuando si es posible observarlas con claridad, sólo se puede
disfrutar de su espectacular presencia durante las noches oscuras y despejadas,
si bien están presentes durante las 24 horas. Las auroras se pueden observar amanece
de forma ininterrumpida desde el momento en que se hace de noche y hasta que,
pudiendo contemplar sin problema varias auroras o "Luces del Norte" en una sola noche.
¿Cómo se forman?
Tanto las auroras boreales
(en torno al Polo Norte) como las auroras australes (en torno al Polo Sur)
deben su formación a fenómenos eléctricos y no relacionados con partículas de
hielo o el reflejo del sol sobre el hielo de los Polos. La formación de las
auroras se debe a la interacción del viento solar con el campo geomagnético -la
magnetosfera-, que envuelve a la Tierra, y con la ionosfera -en la atmósfera-.
El viento solar es un flujo de partículas cargadas (electrones -con carga
eléctrica negativa- y protones -con carga positiva-), al que se llama plasma y
que viaja desde el campo magnético del Sol a través del espacio a unos 400
km/s, llegando a la Tierra en 4 ó 5 días. El campo terrestre magnético
(concentrado en los Polos) repele este viento solar pero una minoría del plasma
logra penetrar en la Tierra atraído también por la carga magnética de los
Polos. La capa más externa de la atmósfera, la ionosfera (llamada así por la
gran cantidad de iones: átomos de oxígeno y nitrógeno con carga eléctrica,
originados por los rayos ultravioleta procedentes del Sol) está situada a unos 60 kilómetros de
altura y es aquí donde se producen las auroras por interacción eléctrica con el
viento solar. Las auroras boreales están por el borde exterior de la ionosfera
a unos 90-100
kilómetros de altura. Se observan como un efecto
luminoso por la reacción de excitación-desexcitación de las moléculas. Los
electrones del viento solar chocan con las moléculas de oxígeno y nitrógeno de
la ionosfera terrestre excitándolas, y éstas luego se desexcitan mediante una
reacción química que emite luz: verde las de oxígeno y roja las de nitrógeno.
Los colores de las auroras.
¿Qué se ve?
El espectáculo comienza
con una primera fase tenue en la que pueden confundirse con nubes. Pronto esta
"mancha nubosa" va adquiriendo fuerza en su luminosidad y
describiendo una especie de arco luminoso que se desplaza por el cielo destellando
con intensidad variable y generalmente de oeste a este. Suelen aparecen trazos
rectilíneos en la dirección del norte magnético terrestre por lo que se han
relacionado con el campo magnético terrestre. Fácilmente, el tamaño de la
aurora puede cubrir la mitad de la bóveda celeste repartida en diferentes
trazos que avanzan describiendo un elegante baile sobre nuestros ojos
alucinados. Las auroras poseen una magia especial que hace que siempre causen
admiración, sea cual sea su tamaño, cuando aparecen en las noches despejadas de
Finnmark.
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